La cosa estaba oscura, bueno el ambiente.
Ela comprobó que se trataba de su habitación, la del mundo de los sueños. No sentía ningún tipo de molestia, lo cual le pareció raro y se levantó, sus pies tocaron una textura pegajosa, los subió instintivamente y tanteo con su mano el velador de la mesa de luz. Al encenderlo pudo ver derramado una sustancia transparente que se esparcía por el suelo, como un camino. No encontró sus pantuflas que solía dejar debajo de la cama, por lo que tuvo que aceptar transportarse en patas, antes dio una mirada a la ventana que estaba cerrada, intento abrirla pero no podía.
El reloj de su muñeca no marcaba ninguna hora, como si su pila se hubiera acabado de repente. "Que extraño" pensó. Siguió las huellas, que terminaban frente a la puerta del baño, debajo de esta, se veia como salía agua. Abrió la puerta, noto una oleada de aire frio y el sonido del grifo abierto, presiono el interruptor de la luz, luego de segundos recién encendió esta, no olvidemos mencionar que nunca antes había titilado.
La bañera rebalsaba y estaba con las cortinas cerradas, el espejo estaba empañado y la tapa del inodoro abajo –algo no habitual, Ela nunca la cerraba-. Al hacer contacto con la alfombra mojada, esta cerro los ojos, era algo que le daba mucho desagrado tocar superficies de tela mojadas, como una rejilla o cosas así.
Corrió la cortina y cerro el grifo que había derrochado más de una bañera entera, noto que el agua en el fondo de esta se teñía de un gris oscuro –la bañera era blanca y el agua siempre era limpia-. Un patito de goma estaba abajo, Ela ingreso su mano pero al rozar el objeto, sintió como algo le toco. Saco rápidamente esta, con pato incluida, su corazón había comenzado a acelerarse.
Observo que el pato tenía sangre y se asustó al comprobar que esta venia de su mano, algo le había rajuñado. Fue hasta el lavado y dejo correr el grifo, mientras su cara se encontraba con el espejo, este de repente se rompió hacia ella y un trozo se le incrusto en su mano lastimada, con la que se había protegido cuando los vidrios estallaron. Ahora realmente sentía miedo y decidió llamar a Owen para no estar sola, pero en cuanto iba a salir de aquel lugar, la puerta se cierra delante de ella. Escucha un crujido proveniente de la bañera, su cabeza gira lentamente y se va acercando con cautela. En cuanto estuvo a unos diez metros, algo la empuja hacia esta, ella cae de espaldas, junto a la cortina de baño que le hacía sentir como un pescado dentro de una red.
Intentó darse vuelta, pero esta, cada vez se reducía más y más y comenzaba a asfixiarle. Sintió como una superficie filosa le atravesaba el vientre y se iba tiñendo la cortina, que era de un verde manzana a sangre. De repente todo desapareció.
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Owen despertó en la habitación de su casa, esta estaba oscura exceptuando por una luz roja que provenía del pasillo e ingresaba por la puerta entre abierta. Él sólo tenía ganas de saber de dónde provenía esta, ya se encontraba de pie y salió. Sentía calor, demasiado calor. Su cuerpo estaba sudando y pudo comprobar que el aire del pasillo era mucho más denso, no parecía importarle en lo más mínimo.
El lugar era angosto y muy largo, tenía luces de pared –estas eran las que proyectaban aquella luz roja que había visto- Contenía muchas puertas, él las intento abrir, pero todas estaban cerradas. Estas tenían números, comenzaban con la puerta número 47.
A medida que iba caminando, se oían gritos dentro de aquellas recámaras con acceso denegado, gritos agudos, de desesperación. En ese intervalo, en el que intentaba abrir una de las tantas puertas, un aire frío pasa a través de su cuerpo, como un escalofrió, había una última puerta que permaneció cerrada hasta ese momento. La número 53.
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No real
Science FictionEla comienza a sentir sucesos extraños. Todos los días ella cae desmayada en un profundo sueño exactamente a la una, nunca logra dormir como cualquier otra persona, porque ella viaja a otra dimención denominada "vida dos".