Capítulo 44: El tour

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Mágicamente surgieron de la habitación dos Efips, los cuales la tomaron fuertemente cada una de sus muñecas. Tironeaban de ellas en dos direcciones opuestas, como si su estúpido cerebro no calculaba la coordinación.

-¡Hey me hacen daño!- Ela parecía un pedazo de trapo que era el juguete de dos perros aburridos.

Pudo notar como "La Mente" extraía de su bolsillo un pequeño artefacto parecido a un control remoto, bueno se podría decir que era uno pero de Efips, apunto a uno de ellos y oprimió un botón. En ese momento, el que se encontraba tironeando hacia la derecha, dio una vuelta entera con su cabeza, abrió y cerró sus ojos, noto que fue apagado por unos segundos de sus funciones y seguido de esto, se escucharon unos cuantos sonidos "brips, prrrsss, tip tip" luego de tres secuencias, este jalo también hacia la izquierda.

"¿Un método de reseteo?" Pensó.

Ambos Efips la llevaron a aquella esquina de esa habitación prácticamente vacía de muebles, donde habían aparecido de la nada ¿También tendrían que irse por ahí?

-¿Dónde me llevas? ¿A dónde voy?

-Mejor cállate, si vas a saber algo, lo sabrás a tu tiempo y cuando se me dé la gana contártelo- Ese comentario le pareció a Ela tan arrogante e hipócrita que no lo tolero.

-¡¿Pero qué mierda te crees?!- Logro zafarse de las tenazas metálicas de los Efips, raro que lo hizo tan fácil, como si estos estuvieran de acuerdo con que ella se revelara ante esa persona que los tenía en esas condiciones de esclavos.

Se acercó hacia él, su rostro seguía tapado por aquella oscuridad que ya la estaba poniendo algo nerviosa, estaba harta de que todo sea una intriga y malditas incógnitas por resolver. Pretendían que haga un crucigrama sin ni siquiera darle las referencias.

-¡Estoy cansada! Cansada de tu maldita cara aunque ni tengo idea de cómo sea. Nunca pensé que podía odiar tanto a una persona sin conocerla que no fueran malditos personajes de libros, pero contigo me di cuenta que si es posible en más casos. Dices que me necesitas para una maldita causa pero me tratas así, me amenazas con matar a las personas que son importantes porque sabes que si no haces eso estas más solo que Hitler en el día del amigo. Tu jodida arrogancia, me provocas crear una nueva "paso de los toros" pero en vez de cortar con dulzura, para vos cortar con arrogancia, sabes lo hare y te regalare cajones enteros. Deja de rodeos, que no quiero saber cuál será mi habitación como en la bella y la bestia, que no pienso vivir aquí, muestra para que me quieres, hacemos esto rápido y punto. Yo no te veo tu cara de oscuridad con voz seguramente cambiada por algún tipo de programa de computadora y tú no me necesitas.

-Pues, si tanta prisa tienes, está bien, yo solo quería que te cambies de vestimenta, pero perfecto- Se levantó de su trono y lanzo un silbido, en seguida los Efips se fueron y los dejaron a solas. Su rostro dejo de estar en las tinieblas.

Parecía de unos 25 años aproximadamente, lo que le llamo demasiada la atención de que una persona tan joven sea el jefe de los cubos y realidades y tan pero tan detestable. Tenía ojos azul marino y un cabello negro que los resaltaban más. Sin embargo en estos lo único que se veia era cierta pisca de astucia y por supuesto maldad, a todo este combo lo completaba una sonrisa a medias que hacía, dejando ver apenas sus dientes.

Si le hubiesen dicho por la calle, esa es la persona que provoco todo esto, ella no se lo creía en ningún momento.

-Acompáñame, tengo mucho que contarte y... mostrarte por supuesto.

Bajo de su trono y se aproximó a ella, le ofreció su antebrazo para que ella entrelazara su brazo en este, pero se negó rotundamente a andar de eso manera con primero, una persona tan detestable como el, segundo, solo lo hacía si se trataba de su madre, abuela o Owen.

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