Retrocedo unos pasos intentando mantener un espacio adecuado entre nosotros.
-Lo siento -se disculpa-. No quiero asustarte...
Un silencio se instala en nosotros volviendo el momento incómodo, casi imposible de mantener.
-¿Cómo es que me conoce? -le pregunto luego de unos momentos.
El chico baja un segundo la vista y traga saliva con dificultad.
-Bueno -dice alargando las palabras un poco-. Digamos que...
Se escucha que alguien se acerca a paso lento haciendo que los dos nos pongamos en alerta.
-Nunca me has visto, no me conoces y no sabes ni siquiera mi nombre -dice con preocupación-. Me tengo que ir, prometo que regresaré.
-Pero yo no quiero que regreses -le digo mostrando molestia en mi voz.
-Tengo que regresar.
-¿Por qué?
-No hagas preguntas, después entenderás.
Kim se pone un gorro y baja la cabeza mientras camina acelerado, pasando a un costado de mí, y al hacerlo susurra antes de irse.
-Un placer haberte conocido Runa.
Camino a paso largo y rápido hacia mi casa, al llegar abro la puerta y entro cerrando la puerta a mis espaldas.
Mi corazón late acelerado, hasta el punto de dolerme. Me recargo en la puerta y cierro los ojos mientras levanto mi cabeza hacia al cielo intentando tomar el mayor aire que me es posible.
-¿Runa? -la voz de mi madre me hace volver a la realidad. Su voz se escucha lejos, así que me tranquilizo al saber que no me ha visto.
-¿Sí, madre? -respondo con el tono neutral de siempre.
-Ya ha llegado la cena -me avisa.
-En un momento.
Trago saliva volviendo a mi posición normal y tomo una bocanada de aire una vez más antes de disponerme a entrar en la cocina. Al entrar, mi familia me mira atenta, esperando a que me siente a cenar.
-Lo siento -me disculpo-. No tengo apetito, estoy demasiado agotada, solo quiero descansar.
Mi madre me sonríe levemente mientras asiente con la cabeza.
-Acepto tus disculpas, Runa. Comprendo que estés agotada, puedes retirarte -habla por todos.
-Gracias por aceptar mis disculpas, familia. Buena cena, buenas noches, hasta mañana -y con la disculpa obligatoria me dirijo a mi habitación, cerrando la puerta con seguro.
(...)
Los días pasaron y no volví a ver al chico de los ojos rasgados, el tiempo trascurrió con normalidad, despertar, bañarme, desayunar, tomar la pastilla obligatoria, ir a trabajar las horas obligatorias y volver a casa.
Todo parecía volver a la normalidad hasta que la vi, vi una chica con el cabello rojo. Está dándome la espalda y por la forma en la que sus hombros están tensos puedo asegurar que está perdida, pero... ¿Cómo es que está perdida si se puede ver que ella no es de aquí? No solo por su apariencia sino porque cuando vino Kim se podía apreciar la familiaridad con la que se movía y expresaba.
-¿Tú quién eres? -pregunto con seguridad en mi voz.
Ella de media vuelta y al verme, sus ojos se agrandan un poco y su cuerpo se contrae con fuerza, dándome a entender que le sorprende mi aspecto.
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LOS ESPECIALES II
Teen FictionSe recomienda que leas la primera parte de la trilogía llamada LOS ELEGIDOS, para que logres entender esta historia, y no haya confusiones después. GRACIAS POR LEER.