CAPÍTULO 13

65 7 6
                                    


Ha muerto. Alexa, muerta.

Mis ojos se llenan de lágrimas, me duele.

Un par de chicos entran en otra puerta y un par de balazos hacen eco en el lugar, a los pocos segundos sacan el cuerdo flácido, pálido y con labios morados entre abiertos al igual que los ojos, con la vista perdida y pupila dilatada.

El lugar se mantiene en silencio mientras pasan con ella en brazos, llevándosela.

—Reanímenla —ordena Sage. Pero todos sabiendo que eso sería un milagro, tendríamos que dar la vida de alguien por la de ella.

—Reanímenla —repite Kim de forma baja y devastada.

Ellos se la llevan y el lugar queda en silencio.

La cámara se mueve y muestra al chico pelirrojo llorando, mejor dicho sollozando al ver a su amiga muerta. El chico murmura algo inentendible mientras su rostro se pone igual que su cabello y sorbe su nariz constantemente.

Kim se acerca al joven lloroso, se quita su chaqueta y se la entrega.

—¿Qué van a hacer con él? —pregunto ya que no está en el plan.

—Busquen la puerta, y llévenlo ahí —ordena Sage.

Jon, rápidamente busca algo en su pantalla y luego le da órdenes a Kim que acata sin pensarlo dos veces.

(...)

Kim lo deja en la puerta y se dispone a volver a su trasporte. Cuando llega, una bala golpea su hombro haciéndolo resbalar y caer, un par de chicos que lo acompañaba responden de la misma forma.

—Mierda —se queja Kim tocándose la herida.

—Los encontraron —dice Day.

—No —murmuro al borde del llanto.

Los dos chicos que lo acompañaban siguen disparando y callan los gritos y maldiciones de Kim.

Cuando todo se vuelve silencio es porque Kim disparó a uno de los de Valget, todos menos Kim había muerto, estaba solo ahora.

Mi corazón late acelerado, como si no tuviera medida de latir con normalidad, mi pecho, mi corazón duelen, mi cabeza parece a punto de explotar, mis manos y mi cuerpo tiembla, jadeo sin control, como si me costara respirar.

—Mierda —repite. Un sollozo opacó el silencio del despacho. El llanto proviene de Kim.

Mi corazón se apretuja en mi interior y duele más.

—Mierda —la cámara que mostraba la imagen se vuelve negra.

—Kim —digo tomando aire y haciendo un sonido raro.

—Oh, Dios —vuelve a sollozar, ahora rompiendo mi alma.

—Kim —me acerco con el cuerpo temblando hacia un micrófono que estaba en medio de la mesa.

La imagen vuelve y ahora muestra pavimento, como si su cabeza estuviera recargada en el pavimento.

Tomo una silla que estaba cercas y me siento mientras observo a la imagen.

—Vuelve —suplico con la voz cortada y sumamente aguda—. Por favor vuelve —sollozo tapándome la boca con las manos.

Lágrimas salen sin control por mis ojos.

El sollozo de Kim se hace más potente, haciendo que yo le siguiera.

—Perdóname —me pide.

Niego con la cabeza, pero no me ve.

LOS ESPECIALES IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora