CAPÍTULO 8

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Se que es muy poco, y lo lamento :S

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Pocos meses después de que Alec fuera liberado y que se ganara mi confianza, de que supiera que él no era el hombre que solía decir, que simplemente estaba aterrado, estar con personas que jamás escuchó, que ni siquiera viviera en el mismo lugar lo quiso, lo provocó a actuar de esa manera, pero después, esos meses en los que se convirtió en mi confidente, que se convirtió en un segundo padre para Jonah, que me ayudó a ser madre de un niño demasiado callado y apartado, que era diferente.

Cuando Alec llegó a nuestras vidas, extrañamente Jonah comenzó a apenarse de que yo lo bañara, quería que alguien parecido a él, un hombre le explicara que le sucedía, por qué no era normal, necesitaba que le explicaran algunos aspectos de su vida que yo no podía hacer, por ejemplo cuando me preguntaba que donde estaba su padre, no podía responderle, no sabía que responderle porque no tenía respuesta a esa pregunta. Recuerdo la respuesta de Alec: "La circunstancias de la vida separaron a tus padres, sé que ellos quieren estar juntos aún, sé que aún se quieren igual que como cuando estaban juntos, pero en estos momento no es posible. No lo entiendes ahora, pero cuando seas grande y conozcas más el mundo, las circunstancias en las que tu madre se encuentran ahora, sabrás porque lo hizo, porqué sucede esto ahora".

Después de eso, no recuerdo haber escuchado a Jonah haciendo la misma pregunta, solo preguntaba si tardaríamos mucho en volver a estar con él.

Alec hizo que uno de los traumas más grandes mi vida disminuyera de tamaño, y eso fue estar dentro de un contenedor grande en la que pudiera caber, que estuviera llena de agua y estar dentro.

Recuerdo a la perfección ese día.

Alec recogería a Jonah de la escuela, Alec aún no se había ganado la confianza de Sage, así que era un ciudadano más; llegué a la casa, apresurada porque tenía que hacer de comer y preparar el baño para mi hijo, mientras Alec le ayudaba con su tarea. Entre por la puerta como un torbellino, dejando los papeles que me habían pedido leer, hacer un resumen y entregarlo para el día siguiente. Fui a la cocina dejando los zapatos a un lado y buscando los ingredientes para la comida.

Grité mi llegada, pero nadie contestó, no le di importancia, saco lo que necesito y estoy a punto de empezar a cocinar cuando Alec entra a la estancia, con paso adormilado, su cabello negro alborotado, ojos y rostro hinchado por el sueño.

—Tardaste mucho —se queja mientras suelta un bostezo que acalla sus palabras.

—Lo siento —me disculpo mientras alboroto mi cabello que en ese momento estaba largo.

—¿Te encuentras bien? —pregunta despejando su sueño y acercándose a mí, algo preocupado.

Asiento con la cabeza y me fuerzo en sonreír.

En esos días estaba demasiado preocupada intentando tener algo de información de Jade, agregándole el tema de escases de alimentos, que ese tema era mi responsabilidad, tenía que repartir la comida a la cinco ciudades, sabes e investigar que a nadie le faltara comida y atender a lo que ellos pedían de comida. Era un momento de estrés.

Alec toma mi muñeca derecha mientras comienza a guiarme por la casa, llegando a la última puerta del pasillo, sabía lo que era esa puerta, sabía que había detrás, ambos lo sabíamos, conocíamos esta casa demasiado bien, lo que no sabía era que pretendía hacer. Abre la puerta con un chirrido que pone mis pelos de punta, prende la luz y el baño se ilumina, me adentra en silencio al lugar y cuando hemos entrado completamente al pequeño baño me detengo en seco, viendo la bañera llena.

LOS ESPECIALES IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora