Mi mente comienza a perderse en divagaciones que hago que no llegan a nada.
—Vamos a bailar —ordena Sage, sin siquiera preguntarme si quiero.
Se pone de pie y me levanta junto consigo.
—Iremos a bailar —le avisa a su familia, a lo que ellos asienten y siguen con sus cosas.
Las personas que estaban en la pista de baile bailando una bella balada (todos desconocidos para mí) nos dieron una repasada, o por lo menos los que estaban más cercas de nosotros, algunos se me quedaban viendo por mi cabello y otros le daban un saludo a Sage, a lo que él solo respondía con un asentimiento de cabeza.
La melodía cambia y parece el momento perfecto para bailar.
Sage me toma de la espalda baja con una mano mientras que con la otra junta nuestras manos en alto, pega nuestros cuerpos hasta que nuestros rostros quedan increíblemente cercas.
Nuestros ojos están al pendiente del otro, mirándonos como si quisiéramos saber algo más de otro, como si en verdad estuviéramos enamorados.
—Quizá te hagan alguna pregunta sobre esto, y no sepas responder ya que no sabes nada en sí de mi vida privada —dice, cortando el momento de nuestro pequeño baile.
—¿A qué te refieres?
—El anillo —me explica—. Yo estaba casado con la madre de Lian, pero ella murió al dar a luz a nuestra hija, yo le he criado solo, nunca eh estado con ninguna otra mujer.
—Entiendo —digo sinceramente.
El asiente, como si quisiera hacerse entender a si mismo que me ha contado o que intentara asimilar las palabras que ha dicho.
Nosotros seguimos bailando al son de la melodía, nadie dice nada, solo nos admiramos en silencio.
Su rostro se acerca, pero ya no hago el intento de alejarme, aunque quiera. Su aliento choca con mi rostro y lo fresco de su aliento me hace relajarme.
—No quiero hacerlo —me dice en un susurro, en su voz se escucha la desesperación de que no quiere hacerlo, y lo entiendo, yo tampoco lo quiero hacer.
Suelto mi mano que estaba entrelazada con la suya y la coloco en su mejilla izquierda.
—Sage, si no quieres hacerlo, no lo hagas —le digo de forma sutil, de la manera más tranquila que podía para no hacerlo sentir como si le estuviera suplicando.
—Pero si no lo hacemos creerán que no estamos juntos.
—Con nuestros actos hasta ahorita te aseguro que creerán que estamos juntos —le trato de tranquilizar, pero su ceño fruncido me confirmaba que no estaba de acuerdo con mis palabras. Gira su rostro buscando algo, pero mis dedos toman su barbilla tupida de bellos y hago que me mire, cuando sus ojos se topan con los míos su desesperación se desbordan por sus gestos y ojos—. Sé que sientes que la estás traicionando, pero no lo haces, no estás conmigo de verdad, además, lo estás haciendo porque quieres que Lian se quede contigo, para que no te la quiten —le recuerdo. El conflicto y batalla interna que tiene parece que lo está agotando mentalmente, sé que está sufriendo, porque yo también estoy sufriendo, yo también siento que estoy traicionando a Kim, siento que le estoy dando la espalda al amor que le tenía, pero si Lian, esa pobre niña está de por medio, bien, que me digan que lo estoy traicionando—. ¿Sage? —le llamo ya que si vista se perdió.
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LOS ESPECIALES II
Ficção AdolescenteSe recomienda que leas la primera parte de la trilogía llamada LOS ELEGIDOS, para que logres entender esta historia, y no haya confusiones después. GRACIAS POR LEER.