CAPÍTULO 14

40 7 9
                                    

—Bien —comienzo—. Lamento decirlo, pero me tengo que ir.

—Entiendo, gracias por venir —dice ella regalándome una leve sonrisa.

Beso su frente con delicadeza y me dispongo a salir del departamento, pero antes de salir completamente, miro atrás y de forma delicada digo:

—Sigue buscando nombres para los bebés.

—Lo haré, gracias.

—Adiós, Alexa.

—Aún no me acostumbro que me llames Alexa —me recuerda riendo levemente—. Adiós Runa.

Le vuelvo a sonreír a la pelirroja embarazada y salgo de allí.

—¿Dón-de estabas? —me pregunta Sage cuando entré a su hogar.

Está sentado en un sillón con un libro viejo entre sus manos y sus ojos.

—Te dije que iba a ir con ella —le dije.

—¿Con quién? —pregunta distraídamente bajando el libro y mirándome.

—Con Alexa —le aclaro.

Cuando su vista se enfoca en mí, parece como si sus ojos se quedaran sorprendidos de mi aspecto.

Me repaso con la vista pero no veo algo que quede fuera de lugar.

—¿Qué sucede? —pregunto removiéndome en mi lugar.

—¿Por qué estás vestida-a así?

Me vuelvo a repasar.

—¿Así como?

—Cómo si te fueras a casar.

—¿A casar?

—¿Me mentiste y te casaste con alguien y no me dijiste o siquiera me invitaste a la boda?

Su pregunta me causó gracia, haciendo que riera y que me ganara una mala mirada por parte de Sage.

—No me he casado —le aseguro encaminándome a mi habitación—. Además —me detengo y lo miro por sobre mi hombro—, aun no encuentro a un hombre lo suficientemente bueno como para que lo reemplace —diciendo esto vuelvo a retomar mi camino, pero su voz me interrumpe.

—Jamás habrá alguien que lo reemplace, aunque intentes buscar a alguien que tenga lo más mínimo y parecido, jamás, jamás encontraras a alguien que llegue a su ancho, ni aunque encuentres a su gemelo.

Doy media vuelta y lo encuentro mirándome con ojos dolidos.

—Creo que tienes razón —estoy por dar media vuelta pero lo vuelvo a encarar—. ¿Hubo alguien que ocupara tu corazón? ¿Alguien en el que no dejaras de pensar?

Él medita si decirme o no.

—La madre de Lian, es la única mujer a la que he amado de verdad.

—Pues habrá otra, quizá no la ames como amaste a la madre de Lian, pero alguien más ocupará tu corazón.

Estoy por retirarme por no sé cuántas veces intenté irme, pero Sage me detiene llamándome.

—Runa —levanto una ceja esperando a que hable—. Necesito que hablemos.

—Creí que estábamos hablando.

—Lo hacemos, pero es de algo más, un asunto más... serio.

Se hace a un lado en el sillón y espera a que me siente a su lado. Dudo unos minutos hasta que a paso lento me encamino hacía él, me siento a su lado, pero tomando distancia y espero a que hable él primero.

LOS ESPECIALES IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora