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10 de junio del 2015

Moscú, Rusia

Anya

Mierda.

Seis letras.

Una palabra.

En eso se resumía mi vida. Era una total mierda.

Hace cuatro años mi vida cambió para bien, o tal vez para mal, quién sabe, a mí no me interesa una mierda. Tengo 20 años y puedo disfrutar de una vida libre de ataduras, el amor es para niños, un cuento de hadas que nos enseñan nuestros papis para poder desearme vivir y a lo mejor eso es bueno. Te enseñan lo qué es el amor para que desees conocerlo y luego descubras otro lado.

El tentador lado oscuro y dulce de la vida.

Me estiró sobre la cama y abro los ojos.

Frunzo el ceño.

Me encuentro en una habitación completamente extraña. Las paredes son blancas y los pocos muebles que hay son negros, justo delante se encuentra un televisor plasma.

De repente recuerdo lo que pasó ayer y sonrío.

Miro al chico que se encuentra dormido al otro lado de la cama. Un muy atractivo moreno.

Resumo la situación: fiesta + drogas = sexo con un desconocido.

Miro la mesita que se encuentra a mi izquierda, hay una bolsita con un polvo blanco.

Lo agarro y agito.

Sonrío.

Cocaína.

Si que fue una gran fiesta.

Me paro de la cama para rápidamente vestirme, recojo mi bolso y veo la hora. 11:23 a.m.

Joder. Es tarde.

Le doy una última mirada al moreno de la cama, frunzo el ceño al no recordar su nombre y salgo de la habitación.

Busco un papel y bolígrafo con la mirada y lo encuentro en el mesón de la cocina. Bingo. No es necesario ser tan mala.

Escribo algo sencillo y lo pego en la nevera con un imán.

«Oye bonito, estuviste genial anoche. Llámame y tal vez quedemos luego.
Un beso».

(...)

Llego a mi apartamento y suspiro. Dejo el bolso sobre la encimera y voy directo al baño. Al llegar al baño veo mi reflejo en el espejo, me desmaquillo dejando atrás el desastroso maquillaje corrido en mi cara.

Una cara bonita que no refleja nada.

El cabello pelirrojo cae en cascada por mis hombros hasta mi cintura y mis ojos verdes y grandes están vacíos.

No refleja nada.

Me meto en la ducha y dejó atrás todo pensamiento negativo y solo me dejo llevar por el sonido del agua al caer. Salgo de la ducha y termino de comer arreglarme. Me pongo lo primero que encuentro antes de hacer enfurecerme más a mi tío.

Aeron © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora