XIV

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Lee la nota del final ;)

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Anya

Creo que el día en el que yo quede varada en una isla desierta será uno de los mejores de vida, porque mis problemas no serán los que tengo en este momento, mi lucha interna no será sobre lo que está pasando. Todos mis pensamientos se gana centrar en una sola cosa: sobrevivir. Claro, eso es solo un pensamiento de varios que tengo en mi cabecita; el otro sería, matarlos a todos.

El campus está especialmente vacío el día de hoy, no veo a muchos estudiantes caminando alrededor. Todavía sigo sin creer que la muerte de Maxwell causará tanto impacto social, al parecer era el principal benefactor de la universidad y le guardan luto como es debido. Me he fijado que tampoco las chicas con las que suelo entretenerme un rato aquí se encuentran.

Es algo raro, a la vez sospechoso, pero decido no seguir dándole vueltas al asunto. Me dirigió hacia la facultad de artes, para luego dirigirme a mi clase de dibujo. Esta ya había iniciado, por lo que vi. En las mesas con sus block de dibujo se encontraban la mayoría de los estudiantes.

—Llegas tarde —escuché la voz de la profesor. Era nuevo, porque nunca lo había visto en estos meses. Era un hombre alto y delgado, pero se podía evidenciar que hacía ejercicio si lo mirabas bien. No era feo para su edad, en realidad era realmente atractivo, debía tener unos cuarenta y tantos años. Tenía una barba incipiente y utilizaba lentes.

Me di cuenta de que mi pensamiento sobre que el campus andaba vacío era erróneo, solo que me había retrasado sin darme cuenta. Así que le dedique una mirada de fastidio y hablé:

—No volverá a pasar.

Le dediqué una sonrisa perezosa y me senté.

Ni un lo siento ni una disculpa de cortesía. Iba al punto, dandole algo sencillo y concreto.

En estos días mi vida ha sido algo aburrida, no era persecución y no hay acción. Así que me aburro terriblemente, sin poder arriesgarme a hacer locuras.

Escucho atentamente lo que dice —o eso aparento—, me le quedo viendo fijamente durante un rato solo para comérmelo con la mirada. Y al parecer no soy la única, varias de las chicas que se encuentran en aula se lo comen con los ojos. Él aparenta no darse cuenta mientras sigue explicando la clase, pero llega un momento en el que me mira. Y aprovecho para tener un poco con de diversión. Me descruzo las piernas y luego vuelvo a poner una sobre la otra mientras me relamo el labio inferior. Un gesto de seducción. Funciona. Su mirada se oscurece un poco y un signo de sonrisa se posa en sus labios y una de medio lado en los míos.

Durante las próximas horas de clase el juego continúa, haciendo que se vuelva cada vez más divertida. Solo son coqueteos indefensos.

Me dedico a dibujar en mi block mientras va explicando técnicas que yo sé. Un dibujo de mi madre cada vez va tomando forma en la hoja, por cada trazado que doy éste se vuelve más parecido.

Suena el timbre que inicia la salida del aula, la salida de clases. Muchas horas dedicadas a una sola materia en el día, pero todavía no importa a la hora que llegue a mi casa.

Me siento en un banco que está cerca de la zona de estacionamiento y la zona donde recogen a las personas. Un paisaje un poco melancólico está frente a mí y tengo deseos de dibujarlo.

Aeron © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora