Estaba sumergida en mis pensamientos diciéndome a mí misma qué coño iba a decir o qué me iba a inventar que no me di cuenta de la cara de culo —si se podría llamar así— que cargaba encima.La verdad no me gusta mucho tener que ocultar quién soy, pero teniendo un poco de sentido común no puedo llegar y decir: ¡hola! Soy Anya y soy asesina profesional, una de las mejores de la bratvá. Si no me creéis tengo un tatuaje que lo prueba —o bueno, más de uno—, pero eso no va al caso. En realidad es una real mierda tener que fingir ser otra persona prácticamente.
— ¿Por qué los rusos no sonríen?
Estaba tan absorta que no preste atención en qué los chicos seguían manteniendo una amena conversación hasta que la rubia llegó y preguntó aquello.
—La verdad no lo sé, creo que nacieron siendo unos amargados o qué se yo. —añadió Leonid encogiéndose de hombros y con gesto desinteresado.
Vanessa lo miró con cierta curiosidad y el ceño ligeramente fruncido.
—¿Tú no lo eres?
Leonid soltó una carcajada.
—Para nada, soy americano.
—¿Y por qué vivías allá? —preguntó con una pizca de curiosidad Maddie.
Es un capitán de la mafia rusa, pero vino ahora a hacerme la vida cuadrícula. Obviamente, no puedo mencionar ni un poquito aquello. Decidí optar por una explicación más fantasiosa.
—Se enamoró de mí por una fotografía que le mandó su madre. Fue amor a primera vista, pero se desilusionó al darse cuenta de que jamás estaría con él. Claro, ya era tarde porque se había integrado a la sociedad rusa.
Las chicas parpadearon un poco y me dedicaron una mirada de ¿estás hablado en serio? Rodeé los ojos.
—Solo es una broma.
Suspiraron aliviadas y quise carcajearme.
Sigo pensando que estas dos ocultan algo.
Horas más tardes me encontraban en el apartamento sosteniendo una bolsita con polvo blanco en mis manos esperando a ser abierta y consumida. La dejé en la mesa del living mientras me dirigía a prender los altavoces hasta casi un 100%.
Mi cabeza se movía al ritmo de la música mientras me dedicaba a tocar mi guitarra invisible. BYOB de System of Down sonaba a todo volumen en los altavoces.
Con una de las manos sostenía una botella de vodka que luego llevaba a mis labios.
Me senté en el sofá mientras traía un poco más la mesita hacia a mí, esparcí el polvo en la superficie mientras tapaba una de mis fosas nasales e inhalaba, al igual que con la otra. Sentí el alivio correr por mis venas y la sensación en mis entrañas.
Se sentía tan jodidamente bien, pensé.
Me eché más para atrás, disfrutando lo que sentía a través de todos mis sentidos. Me permití olvidarme por un momento de todas las noticias que habían caído como un balde de agua fría sobre mí, la sensación tan liberadora que sentía era impresionante y me di cuenta de cuanto lo extrañaba.
Mi mente viajaba de un lugar a otro, ya ni siquiera sabía dónde me encontraba. Mis músculos se fueron entumeciendo y lo único que escuchaba era la música, tarareé un poco la canción mientras una sonrisa se encontraba plasmada en mi cara.
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Aeron ©
ActionÉl era como la adicción que tienes a la cuchilla, la satisfacción que sientes al cortar alguna parte de tu cuerpo... las muñecas, el estómago, las piernas... Dándote tanto placer que por más daño que te haga no lo dejas de hacer, el sentimiento de l...