XX

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Nos encontrábamos sentados en el suelo, Leonid detrás de mí abrazándome y siendo mi soporte.

— ¿Estás bien? —la voz de Leonid empezó a escucharse cerca de mis oídos, los ojos me escocían pero no iba a llorar. La rabia y el odio eran mayores que el dolor y la pena.

—Estoy bien —dije, mi voz se escucha extraña. Sin sentimientos. Robótica. Estaba vacía, no sentía nada. Me había quedado en el limbo y mi mecanismo de defensa había actuado.

Tenía que dejar de dar lástima, por Dios, sentía pena por mí misma. Me dije que tenía que dejar la situación como estaba, no podía dejar que sentimientos estúpidos arrasara conmigo. Yo era fire, era fuego. Arrasaba con todo lo que me venía encima y no podían destruirme.

No hay nadie mejor que tú, nadie más fuerte, mentalízate Anya.

Me paré del suelo un poco tambaleante, todavía cargaba puesta la ropa de la fiesta anterior. Mi vestido se encontraba completamente arruinado y necesitaba una ducha desesperadamente.

Con los tacones sujetos en una de mis manos y mi cartera en la otra me dirigí hacia mi habitación. Antes de entrar mientras subía las escaleras miré a Leonid, que ya se encontraba parado en la mitad de la sala y le dije:

—Tenemos fiesta hoy, no me importa si mañana es lunes.

Volvería a ser la Anya de siempre y arrasaría con todo a mi alrededor, tenía el lugar perfecto a donde ir.

Antes de entrar al baño agarré mi celular rápidamente y mande un mensaje destinado a Vanessa. Ya sabes, es mejor tener a los enemigos cerca que lejos.

Para: Vanessa Maxwell

¡Felicidades! ¿Fiesta hoy? El luxer va a arder con nosotras. Anya xx

Sonreí hipócritamente.

Y solo unos segundos después me llegó la respuesta.

Graxxx. Xq no?? ¡M apunto! Te rcgo en mi limo a las 10. Maddie se apunta, dile a Leonid. Mi novio m spera allí. Bsss. Vanessa

Luego de eso entré al baño con gran satisfacción por lo que seguramente ocurriría esta noche.




Miré mi cuerpo en el espejo de cuerpo completo dentro de mi vestidor, decidí no ponerme un vestido y a la par me preparé conjunto. La mini falda negra de cuerina se pegaba a mi cuerpo como un guante, desde la cintura hasta más arriba de la mitad del muslo. La blusa blanca tenía un gran escote compuesto por unas tiras al inicio y unas tiras al final. El resto de mi espalda quedaba completamente desnuda haciendo el efecto deseado que quería: la visualización de mi tatuaje. Y para completar mis tacones rojo de tiras, que se amarraban a mis tobillos.

Parecía lista para matar. Todo en conjunto era un deleite para la vista. La blusa y la falda destacaban mi cintura resultando la figura de reloj de arena junto con los tacones en los que mis piernas se veían kilométricas.

Había dejado suelto mi cabello cayendo en ondas largas por mi espalda, lo único que hice que con mi mano echarlo todo hacia adelante. El delineado de gato hacía que resaltarán mis ojos verdes y lo complete con mi infaltable boca roja.

Escucho el timbre por lo que luego de un rato me dirigí a la mesita de noche al lado de mi cama y agarre la cartera que tenía la noche anterior junto con mi teléfono y la bolsita lo suficientemente grande llena del polvito blanco que no había usado aún y otra un poco más vacía. Apenas bajo mi teléfono suena alertándome la llega de un mensaje.

Aeron © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora