XXI

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Estábamos frente al club y como siempre el edificio se veía imponente, burlándose de aquellos que no podían costearse una entrada al lugar, sin embargo, siempre estaba ridículamente lleno. Hoy no era la excepción, pero estaba más abarrotado que antes por el simple hecho de que era día libre. Según Vanessa —y una Vanessa muy drogada— podía venir cualquier persona, pero solo los domingos. Era increíble, debían haber más de cien personas esperando entrar en el club. Al parecer, en todos los clubes de la cadena luxer pasa lo mismo.

Apenas entramos noto antes de que sea demasiado tarde el momento en el que Vanessa da un tropezón y la agarro antes de que haga el ridículo y alguien me arruine el plan. Madison está a un lado, pero increíblemente ella se ve mejor. Está un poco mareada, pero mucho mejor que cualquiera en su situación. Me sorprende ese hecho, es imposible que alguien que lo prueba por primera vez este con tan buen semblante. Su cara de niña inocente seguro no es más que una máscara.

Vamos directamente a una de las zonas VIP, la cual es probablemente del mismo tamaño que un bar común y entramos luego de que los vigilantes verifiquen la tarjeta exclusiva. Pude sentir el impacto de olores y sensaciones que invadieron mis sentidos de un momento a otro. Mis ojos están rojos, mis pupilas dilatas y estoy empezando a sentir mejor los efectos de la cocaína. Los maravillosos efectos de ella.

Me siento en uno de los grandes sillones del lugar y después de cerrar los ojos un segundo al abrirlos Madison y Vanessa habían salido del lugar. Mi misión ya estaba hecha, Vanessa se iba a volver mierda y disfrutaría de ello.

—Mira lo que conseguí —dijo Leonid acercándose y poniendo en mi regazo un porro de marihuana, en el otro tenía una botella de ron.

Sonreí.

Lo primero que hice fue tomar una calada del porro, mis sentidos estaban alerta así que necesitaba una dosis de relajamiento. El efecto llegó casi al instante y me encontraba en un estado de relajación extensa. Él se sentó a mi lado, fumo conmigo un rato más el porro y nos tomamos el ron directo de la botella

Pasaron unos minutos más y ya no soportaba más, quería bailar y disfrutar, y lo mejor de todo: quería sexo. El efecto de la cocaína con marihuana y el alcohol es estimulante, por lo general, nunca recuerdo lo que pasa y eso es una maldita lástima, pero no me arrepiento de nada y tampoco soy una mojigata.

— Vamos a bailar —le sonreí coqueta a Leonid y lo agarre de la mano. Él se rió y se levanto conmigo.

Estábamos en risas y risas mientras salimos del área, en la cual no había mucha gente y nos dirigíamos a la pista de baile. Mi vista se veía mucho mejor con los colores más nítidos y las voces se escuchaban lejanas. Me reía sin cesar tratando de no tropezar.

En la pista sonaba una canción conocida, pero que ahora no recuerdo el nombre. Agarré del cuello a Leonid y me pegué a su cuerpo mientras empecé a bailar sin pensar en nada más. Él tampoco era consciente de lo que hacíamos por lo que se dispuso a seguirme el juego. Tiempo después estábamos bailando como locos sin importar nada mientras teníamos cada uno un porro de marihuana en la mano. Vi a Vanessa bailando encima de una mesa y tratando de quitarse el vestido, pero antes de lo que lo hiciera un gigante vestido de negro la bajó evitando que hiciera el ridículo.

Me volví a voltear hacia Leonid y sentí su aliento en mi cara. Desde este ángulo podía verle completamente los aspectos de su cara, tenía los ojos iguales a los míos, rojos y dilatados. Extrañamente sus rasgos me parecieron más nítidos e increíbles y sentí unas ganas desesperadas de besarle los labios carnosos y jugosos de aspecto rosáceo.

Dios.

No me importa quién es.

Solo quiero besarlo.

Él adivinó mis intenciones y pude observar por su mirada que quería lo mismo. Su aliento se entrecruzó con el mío y poco después tenía su boca contra la mía en un delicioso vaivén en medio de una pista. Los cuerpos a nuestros alrededor ajenos a lo que hacíamos dentro de sus propios mundos hicieron que nos pegaron un poco más. El beso era intenso y voraz, como si en él hubieran unas ganas incontroladas y prohibidas. Nos quedamos en aliento, él continuó su camino por mi cuello y barbilla, tomando con su boca el lóbulo de mi oreja luego.

—Vamos a arriba —susurró, un estremecimiento de excitación hizo que me agradara la idea. Gemí.

De un momento a otro solo pude pensar que ojalá Aeron viera esto y me odie por ello. El vislumbre del sentido común hizo que me apartara de él como si lo repeliera. Y lo miré con ojos arrepentidos.

—No —le susurré— está mal.

Salí corriendo de la pista huyendo de ello y sentí que me faltaba aire y la cabeza me daba vueltas. Busqué mi bolso, que se había quedado en la zona VIP y me dirigí a otro lugar. Otra zona un poco más alejada del resto.

Me senté en el sillón y frente a él había una mesa baja. Aparté las bebidas de él y me dispuse a echar lo poco que quedaba del polvito blanco en la mesa para hace una raya lo más rápido posible.

— ¡Anya! —escuché una voz de mujer chillona que me llamaba. Puse los ojos en blanco.

Antes de responder agarre la tarjeta que tenía en la mano, termine mi raya de cocaína y lo inhalé. Me pase el dorso de la mano de la nariz por la sensación de molestia que ocasionaba algunas veces y fue cuando la vi a la cara, los efectos de la droga seguían con ella y se tambaleaba un poco, se hubiera caído si no fuera por el brazo que sostenía un fuerte agarre en ella.

— ¿Qué? —respondí de mala gana y miré a sus lados. Fue cuando me sorprendí de encontrar a Aeron con una cara de pocos amigos, andaba su querido hermano y Keeland, que me miraba de forma divertida junto a otro hombre que no conocía, pero inmediatamente llamó mi atención. Su cabello castaño claro y unos ojos miel captaron mi interés de mi inmediato, junto con una elegancia y forma de vestir impecable. Su camisa que encontraba arremangada y unos tatuajes eran visibles en sus antebrazos. Todos andaban vestido con pantalones y camisas elegantes, de pinta muy cara, parecían los auténticos mafiosos que eran.

Él mantuvo su mirada en mi mientras lo escaneaba y sus ojos brillaron con interés así que le sonreí. No obstante, mi descaro no duró mucho. Vanessa estaba tan drogada que se desmayó en medio de la sala cayendo antes de que Aeron —que la tenía agarrada— pudiera hacer algo, debido a que mientras yo analizaba al hombre a su lado él mantenía su mirada de hielo y furiosa sobre mí. 

Todos nos quedamos viendo el momento en que Vanessa cayó al suelo, pero Alek actuó rápidamente y se la llevó afuera tomándola en brazos, probablemente a uno de los cuartos a recuperarse.  La mirada de Aeron se intensificó mucho más. 

  — Fuera — exclamó Aeron. Tragué saliva—  déjennos solos.  




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¡Lo siento mucho! Tuve que posponer el maratón por razones muy obvias, no tenia —y no tengo— Internet y se me imposibilita subir los episodios, además de que estoy full de tarea y no poder tener Internet me dificulta más las cosas :'(. Ahorita me encuentro en casa de un familiar con Internet, pero esto solo es por unos minutos. Me dio la oportunidad de subirles el capítulo —que iba a ser más largo, pero no quise dejarles esperando más y eso era lo que tenia escrito  — Voy a acumular capítulos ya hechos para subírselos apenas recupere el Internet

Gracias por leer, lamento las complicaciones.

Un beso. 



Aeron © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora