Fur Elise me despertó de mi sueño. Perezosamente impulsé un poco mi cuerpo hacia arriba para encontrar mi cartera y mi celular en una mesita. Tenía una llamada perdida de Misha. Rodeé los ojos. Lo llamaré luego.El dolor de cabeza me está martillando el cráneo, hace mucho tiempo que no tenía un dolor de cabeza de este tipo. Y supe lo que había ocurrido, tuve un ataque de pánico.
Haber entendido lo que tenía fue lo que hizo que me sobresaltara y me levantara de repente de la cama mirando todo a mi alrededor.
¿Dónde rayos estoy?
Estaba viendo una habitación muy bonita de color blanco con una cama king size y sabanas negras. Eso no me decía nada de donde me encontraba. Miré por una de los grandes ventanales de la habitación y lo único que supe es que estaba en un apartamento. Miré hacia abajo, para revisar mi cuerpo y lo siguiente que supe es que me habían desnudado y vestido. Tenía una gran camiseta negra que me quedaba gigante y me llegaba un poco más arriba de la mitad del muslo.
Mi mente empezó a ajustar cuentas, actuando de modo automático para encontrar el lugar donde estoy.
Fue en vano.
El dolor de cabeza todavía no me dejaba concentrarme, sentía que me iba a explotar el cerebro en cualquier momento. El dolor estaba en todas partes, cada vez aumentaba más y más.
Todavía no había registrado completamente cómo fue que llegue aquí, tenía algunas lagunas en mi memoria. Pero eso siempre pasa cuando me da un ataque de pánico, todo esto son secuelas del accidente.
Al decir eso, miles de imágenes empezaron a formarse y agrupar en mi mente. No me di cuenta de que el dolor de cabeza era tan insoportable que me encontraba en el suelo, de rodillas agarrando fuertemente mi cabeza.
Estaba recordando las escenas del club, yo bailando con un tipo, luego la escena cambia y me pregunto bailando con Aeron. Las miles de sensaciones y emociones pegándome de repente, la inestabilidad emocional que presenté. Y eso sólo hizo que me agarrara más la cabeza.
Por favor, para ya.
Mi mente se adentró al pasado, al momento del accidente. Luego hizo pausa y pasó lentamente por el hospital. Escenas de personas que en ese entonces eran desconocidas mostrando preocupación por mi, yo estando desorientada sin nada que decir y asustada sobre lo que estaba pasando. Las palabras del doctor: pérdida de memoria haciendo eco en mi mente en ese entonces. Los meses siguientes fueron una pesadilla, solo me llegaban retazos de mi vida, no tenía recuerdos sólidos. Pero el doctor dijo que ya pasaría, que solo era temporal. Me había dado un gran golpe en la cabeza y mi cerebro de había hinchado.
Casi muero. Tuve suerte. Esas palabras también hacen eco en mi mente, eran lo que repetían a cada rato y también se preguntan cómo me las arreglé para salir del automóvil antes de que este explotara. No lo sé, eran las palabras que repetía a cada rato y hasta el día de hoy sigo sin saber cómo salí de ahí.
De repente un día recordé todo, siguiendo de un gran dolor de cabeza. Probablemente el peor de mi vida y seguido de un gran desmayo.
¿Dónde está Aeron? Era lo que repetían mis labios a cada rato. Nadie quería decirme nada y temí lo peor, las miradas de preocupación y lástima estaban en las caras de las personas que preguntaban. Me di cuenta de que ya no estaba en Nueva York, sino en Moscú. Tenía tanto tiempo sin estar en Moscú, me fui porque quería alejarme de todo, pero regresar a Nueva York solo hace que un escalofrío me recorra. Me aterra volver ahí.
Luego de un tiempo de preguntar dónde estaba él, mi padre fue el único que me dijo. Con la actitud más fría de todas: está muerto. Eso hizo que me ahogara, no podía llorar. Solo me quede petrificada en el lugar, las emociones empezaron a arremolinarse, ese fue el momento de mi primer ataque de pánico. Recordé la razón que me hizo tener un accidente, el auto de Aeron se había volcado y seguido de esto estaba prendido en llamas.
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Aeron ©
AcciónÉl era como la adicción que tienes a la cuchilla, la satisfacción que sientes al cortar alguna parte de tu cuerpo... las muñecas, el estómago, las piernas... Dándote tanto placer que por más daño que te haga no lo dejas de hacer, el sentimiento de l...