VI

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—Kee —Mi sonrisa no podía ser más grande. Ahora recordaba que las chicas lo habían mencionado como el que hacía las grandes fiestas aquí y yo no podía creer tampoco que estaba aquí.

— ¿Cómo está mi rusa favorita? —Extiendo sus brazos en la espera que le diera un abrazo, yo solo reí y alcé una ceja.

Bajó los brazos fingiendo estar decepcionado e hizo un puchero. Negué con la cabeza y me dirigí a darle el dichoso abrazo.

No había pensado lo mucho que lo extrañaba, a él y a todas las personas de las que me separé luego de lo ocurrido. Verlo ahí parado dando un abrazo con todas sus ganas solo hizo que quisiera llorar, no quería enfrentarme al pasado. Se supone que lo había dejado atrás.

Contuve las ganas de llorar, pero fue demasiado tarde porque en ese momento me vio y supo que me pasaba algo.

—Hey ¿estás bien? —Puso sus manos en mis mejillas mientras me inspeccionaba con cuidado. Sus ojos destilaban preocupación y eso me hizo soltar una risita.

Se puso serio y agregó: —No me importa la cara que quieras mostrarle al mundo, yo sé quién eres, Anya. No lo olvides.

Respiré profundamente y mi cara volvió  a ser la misma de siempre.

—Estoy bien —Rodeé los ojos e hice caso omiso a su comentario.

Observé como él también trataba de ignorar lo ocurrido y aspiró profundamente. Estaba cambiando, se veía más maduro que antes, pero eso es obvio aunado al hecho de que llevaba años sin verlo. Llevaba jersey negro manga larga y unos anillos adornaban sus dedos.

Estábamos en la mitad de un pasillo así que decidimos dirigirnos al campus. Por unos momentos ninguno de los dos habló, habían pasado años y se sentía el ambiente como si estuviera caminando junto a un desconocido.

Tragué saliva y tomé la primera palabra luego del dichoso silencio incómodo.

— ¿Cómo has estado, Kee?

—Sobreviviendo, ya sabes cómo es este mundo.

—Ah... —Eso fue lo único que pudo salir de mi boca. No sabía qué decir, qué responder o qué hacer. Simplemente mi mente estaba en blanco.

— ¿Cómo es que estás aquí? —En ese momento fue cuando me miró directamente a los ojos —Creí que no volverías.

Tragué saliva antes de responder.

—Mi padre, él simplemente no podía soportarme más allá así que me envío aquí —Le sonreí sin mostrar los dientes.

Es una versión corta de los hechos, de verdad no quería explicarle la razón de los hechos, las cosas estaban mejor así. Él forma parte de un pasado realmente doloroso y no quiero revivirlo, prefiero actuar como si nada hubiera ocurrido. Como dos personas que se estaban conociendo.

—Todavía vives ahí, es impresionante.

Parpadeé un poco confundida, alejándome de mis pensamientos.

— ¿Disculpa?

—Todavía vives en el pasado, Anya. Te convertiste en otra persona, pero ya han pasado cuatro años, tienes que superarlo. —Me miró mientras me lo decía, su cara estaba seria y se veía como si estuviera conteniéndose de decir algo más.

Yo estaba que lanzaba dagas por los ojos ¿Cómo se atrevía a decir eso? No tenía ningún derecho a reclamarme nada, estaba a punto de decirle algo cuando volvió a hablar.

—El chico que conociste el primer día de clases... —Hizo una pausa, no pasé por hecho el  énfasis en "conociste" —no creas que es una coincidencia que su apellido sea "Volkov"

Aeron © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora