*Lauren pov*
Finalmente hicimos lo que habíamos dicho en la mañana. Camila se quedó el día entero conmigo. Luego de quedarnos un rato largo en la cama hablando sobre cosas, sobre cómo se sentía con lo de la noche anterior y me había asegurado que estaba bien gracias a mi, lo que me hizo feliz.
Más tarde nos preparé el desayuno para ambas y continuamos en la cama viendo películas. Para el almuerzo cociné y ella me ayudó. Terminamos en la sala hablando más tiempo sin problema alguno, como siempre, las conversaciones entre nosotras nunca se terminaban, siempre teníamos algo de qué hablar y nunca me aburría. Me gustaba que esté conmigo.
En la tarde Normani había pasado a dejar su ropa y luego de un momento en el cual hablaron—y logré escuchar—Normani se la pasó preguntándole a Camila de todo, en especial si entre la morena y yo había pasado algo, lo que me hizo sonreír desde la cocina cuando Camila le pidió que bajara la voz y no sea metiche.
Había sido un buen día y no tuvimos que salir para que así fuera, simplemente hablando, con la compañía de la otra y sacándonos sonrisas habíamos tenido un excelente día ambas. Camila se mostraba feliz y estaba más tranquila respecto a todo, en especial con eso de que no quería molestarme, pero luego de asegurarle y demostrarle que eso no iba a pasar ella pareció relajarse.
Las ganas de besarla habían sido demasiadas en varios momentos, pero simplemente me conformaba con abrazarla, hacerla reír y molestarla. Quería estar segura de lo que hacía, aunque con Camila siempre sentía seguridad, sentía que cuando estaba con ella podía con todo, que nada era más importante que nuestro momento y ese era otro motivo para darme cuenta de que estaba enamorándome fuertemente de ella.
La fiesta iba genial, todos nuestros amigos estaban aquí y se estaban divirtiendo demasiado. Desde la esquina de la piscina podía ver a Vero con Lucy, ella era su “amor platónico” y Vero era demasiado idiota a veces tanto que Lucy no le prestaba mucha atención, pero supongo que ésta noche estaba de suerte. Dinah estaba entre las personas bailando con Normani mientras tomaban un trago. La música sonaba fuerte y la noche había caído pronto y demasiado fría, pero nosotros no sentíamos nada porque estábamos cubiertos y protegidos por techo y paredes se vidrio, sumado a que teníamos calefacción también. Había sido bueno invertir tanto dinero en esto con mis amigas, siempre la pasábamos bien. Amaba éste lugar.
—Oh Dios. Ally lo está besando.—Me dijo Camila al oído.
Estábamos en la piscina y al tener a la morena cerca fue un impulso llevar mi mano a su cintura, lo que la hizo mirarme un momento, pero luego no pareció importarle, de todos modos la retiré luego de algunos segundos.
—A Adam le gusta.—Le conté con una sonrisa y ella me miró.
Camila estaba cerca de mi y se veía hermosa. Por dios. Ese bikini le quedaba perfecto. Sumando a que tenía un cuerpo completamente precioso. No entendía cuál era su vergüenza antes, ella no debía tenerla si tenía un cuerpo que cualquier mujer envidiaría.
—¿De verdad?—Sonrió mostrando sus dientes y asentí antes de beber un poco del vaso rojo que tenía en mi mano.—Ally está encantada por él. ¿Crees que es buen chico?
—Adam es el hombre que cualquier mujer quisiera, ¿Sabes? Es realmente el chico más bueno que he conocido.
—Espero que no la lastime.—Murmuró jugando con el agua que nos llevaba hasta por debajo del pecho.—Me estoy arrugando.—Se rió viendo sus dedos.
—¿Quieres que salgamos? Hay un lugar que quiero que veas.—Le dije y se mordió el labio viendo a su alrededor.
—Pero… pero me da vergüenza salir y que todos me miren Lauren.—Sonreí de lado negando.
—Te dije que no tengas vergüenza. Además, si ves bien, tu cuerpo es mejor que el de cualquier chica aquí.—Dije de una vez y sin rodeos.
Se había sonrojado cuando le dije aquello y suspiré porque se veía tan preciosa realmente. De las dos fui la primera en salir. Me envolví con una toalla y tomé la otra antes de ayudarla a que saliera, rápidamente la cubrí con la toalla y ella la sujetó contra su pecho para que no se cayera y en un intento de cubrirse más.
—Ven, vamos dentro.—Estiré mi brazo por detrás de mi espalda para que tomara mi mano y así lo hizo.
Entramos a la casa y subimos a la segunda planta para luego entrar a mi habitación. Nos vestimos porque ya no íbamos a meternos otra vez en la piscina y saqué una campera más grande para ella que sólo tenía puesto unos jeans celestes y una polera con una chaqueta de cuero encima.
Tenía algo de ropa allí, al igual que mi propio espacio así como también lo tenían mis amigas en la casa.
—Mejor ponte ésta.—La abrí para que pasara sus brazos y se la acomodé cuando había puesto ambos por las mangas.—Estaremos fuera, hay techo, pero es de madera y ahí si da el frío.—Le conté mientras le acomodaba el pelo hacia atrás.