*Lauren pov*
Estaba de aquí para allá intentando terminar de preparar el desayuno para Emma. Yo era un desastre en la cocina a veces y más cuando estaba apurada justo como en ese momento.
Pero suspiré murmurando un “por fin” cuando el timbre sonó y al abrir la puerta estaba Sinu quien apenas me vio aún en pijama me pidió que vaya a vestirme y despierte a Emma mientras ella preparaba el desayuno.Le agradecí sintiéndome cansada mientras iba a mi habitación y me cambiaba la ropa de dormir por jeans y una remera de mangas largas con cuello. Luego de prepararme a mí misma para comenzar el día, fui por Emma que estaba más dormilona de lo normal y no quería despertar.
—Vamos, Emma, ayúdame.—Gruñí intentando subirle los pantalones y cuando lo hice, le acomodé la remera del uniforme por arriba.
Le puse las medias y las zapatillas con dificultad mientras seguía durmiendo como si yo no llevara un rato largo intentando vestirla y despertarla.
—La abuela Sinu está preparando el desayuno para ti.—Le di un beso en la mejilla mientras la acomodaba para que estuviera sentada, pero volvía a tirarse sobre el colchón.—Emma, despierta que vas a llegar tarde al colegio y yo a buscar a mamá.
—¿Mamá?—Murmuró abriendo los ojos y volví a sentarla, la dejé entre mis piernas y comencé a peinarla.
—Sí, tengo que ir a buscarla después de que el médico la vea, ¿sabes? Va a volver a casa y va a estar con nosotras otra vez.—Le conté con una sonrisa.
—¿Mi hermanito ya nació?
—No, aún no.—Le dije.—Cuando vuelvas del colegio mamá va a estar acá y me tienes que ayudar a cuidarla, ¿Entiendes?—Asintió. Le encantaba cuando le pedía esas cosas, cuando algo significaba ayudar y más si era con Camila y por el bebé.
—¿Podemos cenar helado para festejar?
—¿Apenas te estás despertando y ya piensas en cenar? Además no puedes cenar helado, no hace tanto calor.—Suspiró como si acabara de decirle lo peor del mundo.—Luego vemos.—Finalmente dije.—Ve a cepillarte los dientes.
Se bajó de la cama con mi ayuda y fue al baño. Se cepilló los dientes, se lavó la cara con toda la paciencia del mundo como cada mañana hasta que me dijo que estaba lista y entonces fuimos a la cocina donde Sinu ya tenía el desayuno para las tres.
—¡Abuela!—Gritó como si no la hubiese visto en semanas y apenas habían pasado horas porque en la noche, cuando regresamos de ver a Camila, ella había pasado a vernos.
—¿Cómo estás? ¿Tienes hambre? Hice panqueques y chocolate caliente.—Habló sentando a Emma en su silla.
Sinu me había ayudado tanto este tiempo, al igual que mi madre y muchas veces Chris que buscaba a mi hija del colegio. Ella había estado conmigo, con Camila y también seguía ocupándose de su trabajo y aún así cuando le dije que no era necesario que viniera a ayudarme a veces en el desayuno, el almuerzo o la cena para Emma, como el ir a ver a Camila y estar con ella cuando yo no podía, me decía que estaba bien, que no le importaba hacerlo y además lo necesitábamos, que debía relajarme un poco y dejarme ayudar y la verdad es que tenía razón, pero no lo hacía. No iba a pasar hasta que Camila esté bien y en casa.
—Sí, tengo hambre.—Asintió.
La vi comer con mucha emoción porque amaba los panqueques, además cuando logró despertarse del todo comenzó a hablar mucho como siempre, le contaba cosas a Sinu y me hablaba de otras a mí. Me quedé viéndola con media sonrisa, me sentía feliz porque ella había sido de mucha ayuda para mí en estas semanas, había sido quien me abrazaba por las noches, me ayudaba a limpiar la casa, había sido quien me aseguraba que todo iba a estar bien una y mil veces aunque no supiera la gravedad del asunto muchas veces, ella era positiva. Su alegría, su emoción y la inocencia que emanaba me llenaba el alma, me hacía bien.