*Lauren pov*
Metí mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón y fui a abrir la puerta, sonreí cuando Camila entró y antes de que terminara de cerrar estaba abrazada a mí.
—Hola, mi amor.—Sonreí abrazándola también y sonrió un poco antes de juntas nuestros labios. Fue un beso torpe porque ella estaba haciendo fuerza para no llorar y me alejé cuando me di cuenta de aquello.—¿Qué pasa?
—Nada. Te necesito, Lauren.—Asentí llevando una mano a su mejilla mientras le daba un beso en los labios.
—Si estoy acá.—Dije en voz baja.
—No.—Suspiró dando un paso hacia atrás haciéndome fruncir el ceño.—Te necesito, necesito tu cuerpo. Hazme el amor, Lauren.
No me había mirado a los ojos en ningún momento y comenzó a desabrochar los botones de la camisa que llevaba. Iba a hablar otra vez pero me besó sin dejar de querer sacarme la prenda.
—Camila… Mamá viene en una hora.—dije entre besos.
—Tenemos tiempo.—Dijo en voz baja mientras me sacaba la camisa y la tiraba a alguna parte.—Lauren.—Me llamó un poco desesperada al ver que no hacía nada. Es que no entendía qué pasaba.—¿Puedes de una vez…?—Volvió a dar un paso hacia atrás soltando un suspiro y bajando la mirada haciendo que yo reaccionara.
—Vamos a la habitación.
Le quité la ropa entre besos y me ayudó con la mía. No decía nada y yo tampoco. Era raro porque cada vez que hacíamos el amor nos hablábamos, especialmente yo era quien lo hacía más porque estaba diciéndole todo el tiempo cosas lindas y tonterías para hacerla reír, pero ésta vez estaba en silencio y simplemente disfrutaba de lo que yo hacía, me pedía que no me detenga cuando quería preguntarle si estaba bien.
Subí por su cuerpo sin dejar se embestirla y cuando notó aquello cerró los ojos mientras jadeaba contra mis labios. Le dije que abriera los ojos y me mirara a la vez que sacaba mis dedos de su interior. Lo hizo unos segundos después mientras yo me acomodaba sobre ella, sus ojos se encontraron con los míos cuando hice el primer movimiento y jadeó levemente.
—No, no cierres los ojos. Mírame.—Le di un beso y me quedé cerca de sus labios recibiendo cada jadeo y gemido que dejaba escapar en voz baja.—Te amo.
Me abrazó del cuello tomando mi pelo entre sus dedos y levantando un poco su cuerpo hacia arriba recibiendo el principio del clímax mientras soltaba un sollozo que no supe si era de placer o estaba llorando.
Dejé que se calmara antes de buscar su mirada otra vez y fruncí las cejas cuando vi un par de lágrimas cayendo por el rabillo de sus ojos.—Tu no terminaste.—Negué acercando mi rostro al suyo y le di un beso suave en los labios mientras me acomodaba a su lado en la cama. Tire de su cuerpo sobre el mío dejándola entre mis brazos y se abrazó a mí escondiendo el rostro en mi cuello.—Perdóname.
—¿Por qué? ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás llorando?—Se quejó un poco mientras se acomodaba mejor y luego negó. Le limpié las lágrimas y me sentí contenta de que ya no estuviera llorando.
—Nada. Es que… No es nada. Te extrañé y te necesitaba. Es eso.—Me alejé quedando frente a ella con una mano en su cintura.
—No te creo.—Fruncí las cejas.—¿Sabes que me dolería mucho que me estés mintiendo? Yo confío todo de mí en ti.—Subió su mano a mi mejilla y juntó nuestras frentes.—Camila, habla conmigo.
—Me va a venir el periodo y estoy sensible.—Pegué su cuerpo al mío y me mordí el labio.—Y te amo. Seguro me vi como una estúpida llorando mientras lo hacíamos.