Capítulo 45

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*Camila pov*

—¿Estás bien?—Sonreí contra la piel de su cuello y le di un beso allí. Siempre  me preguntaba si estaba bien cada vez que terminábamos de hacer el amor.

—Sí. Estoy mejor.—Me levanté un poco para darle otro beso en la mejilla. Comenzó a pasear una de sus manos por mi espalda lentamente, en caricias.

No sé cuánto tiempo llevábamos en la cama, yo con medio cuerpo sobre el suyo y ella abrazándome por la cintura con ambos brazos. No nos habíamos levantado de la cama en todo el día, excepto para preparar el almuerzo y pronto para cenar.
No voy a negar que me encantaba que ambas tengamos tiempo para estas cosas, para simplemente estar juntas sin hacer nada más que no sea amarnos y hablar de lo que sea.

Lo mejor de todo es que no importaba el momento en el que la necesitara porque ella iba a estar. Como el día anterior. Yo había salido de la universidad bastante cansada y estresada luego de tener una semana agotadora y además, tenía un examen oral que dar y no me había ido tan bien. Por eso salí un poco mal del edificio y como siempre ella estaba ahí, esperándome al final de las escaleras de la entrada para abrazarme sin que le dijera nada.

Yo sabía que Lauren con solo mirarme sabía cómo me había ido, si estaba bien o mal. Y obviamente el día anterior sabía que por fin había terminado una semana intensa para mí, y que la había terminado no muy bien. Sin contar que había estado teniendo ansiedad varias veces por los nervios, el cansancio y además, todo el tiempo estaba pensando en Emma y en lo poco que faltaba para que la tengamos. Mi mente estaba a mil todo el tiempo y llegué a un momento en el que no pude más. Que suerte para mí que siempre estaba mi esposa y sabía cómo calmarme, cómo ayudarme.

—¿Segura? No me mientas. Hace rato no te ponías así.—Pasé mi brazo por encima de su cuerpo y dejé mi mano sobre su mejilla, apoyándome en mi mano que estaba sobre su pecho.—Y encima estabas enojada.

—No era contigo. Era conmigo… Porque a veces siento que no puedo con todo y me preocupa porque… porque Emma va a estar pronto con nosotras y quizás yo no pueda…

—Sí vas a poder.—Me interrumpió apretándome un poco con sus brazos.—Y vas a hacerlo bien porque ni siquiera tienes que esforzarte tanto, ya te sale normal ser perfecta en todo.—Rodé los ojos.

—Te hablo de verdad, Lauren.

—Y yo también, Camila.—Frunció las cejas y me dio un beso fuerte en los labios.

—Bueno, lo que digas, Lauren.—Le corrí la cara cuando fue a darme otro beso. En un segundo estaba boca arriba sobre el colchón y con ella encima de mí.

El pelo le caía por un lado sobre su hombro, tenía su cuerpo entre mis piernas y sus brazos por debajo de los míos que en cuanto pude los enganché alrededor de su cuello mientras soltaba una risa.

Me mordió el cuello varias veces haciendo que me retorciera debajo de ella, había aprovechado el tomar mis manos y ponerlas sobre mi cabeza para que no pudiera apartarla de mí mientras me mordía, me besaba y a propósito se movía sobre mí haciendo que nuestros cuerpos rosaran.

—¡Basta! ¡Basta, Lauren!—Me calló basándome mientras sonreía a la vez y yo logré que soltara mis manos. Las llevé a cada lado de sus mejillas y le aparté el pelo sin dejar de besarla.

Había metido su lengua muy lentamente en mi boca. Lo hacía porque sabía que aquello me ponía y mucho, me volvía loca, tanto que en ese momento como cada vez que lo hacía podía sentir un cosquilleo en mi vientre.

—Amor, para.—Jadeé.

—No quieres que pare.—Dijo entre besos.—Lo estoy sintiendo.—Sentí las caricias que comenzó a darme en mi centro con la punta de sus dedos.—No me sorprende, Camilita.

—Basta.—Me reí mordiéndome el labio. Cerré los ojos y los volví a abrir encontrándome con esos orbes verdes que eran mi debilidad.—Tus ojos… parecen casi celestes.—Le dije mientras llevaba mi mano para tomar la suya.—Imagínate un mini tú con ojos verdes corriendo por todas partes.

—O una mini Camila de ojos marrones. Aunque eso sería peor para mí, dos pares de ojos marrones logrando lo que quieren con solo mirarme.—Rodó los ojos.—Ahora déjame terminar con…

—No.—Le tomé la mano para que no  hiciera nada más.—Vamos a preparar algo para la cena y podemos ver una película.—Sonrió rozando su pulgar en mi mejilla y bajó hasta mis labios donde me dio un suave beso.—¿Por qué me ves así?

—Porque eres linda.—Se rió mientras se acomodaba el pelo a un solo lado.—Gracias por pasar el día conmigo.—Dejó un beso en mi mejilla.—Sé que tenías que estudiar todavía, pero gracias por dejar todo a un lado por mí.—Ésta vez fui yo quien le dio un beso en los labios y sonreír moviendo mis manos para que me soltara y así poder abrazarla.

—Tú también dejaste el trabajo y todo por mí hoy. Creo que deberíamos tomarnos más días así.—Asintió.

—Estaba pensando en que cuando Emma esté con nosotras podíamos irnos lejos de todo por unos días. Podemos ir a la casa que tengo en el pueblo, hace bastante no la visito y además vamos a pasarla bien.

—Primero tenemos que ocuparnos de Emma aquí, luego podemos ir donde quieras y no me parece mala idea.—Le di dos beso en la mejilla antes de morderle levemente, se alejó mirándole con el ceño fruncido y me reí.

—Mañana tenemos que hacer la mayoría de las cosas en la mañana, tenemos que ir al colegio, tenemos que pedir una cita con un pediatra, comprar algunas cosas y… creo que nada más.

—Tenemos que ir al supermercado.—Asintió.—Y ahora tenemos que preparar la cena. ¿Me dejas levantarme?

—Sí, claro solo porque quiero verte mientras caminas hasta el baño.—Se dejó caer a su lado de la cama y metió sus brazos debajo de su cabeza para verme.—Cada día estás más buena.

—¿Y?—Me bajé de la cama y busqué algo de ropa en el armario. No había hecho nada para cubrir mi desnudez y cada vez que caminaba, intentaba mover mis caderas lo más que podía para provocarla porque sabía que me estaba viendo.

—Y que estás buena.—Estaba sonriendo y me giré para verla sobre mi hombre mientras caminaba hasta el baño.

—Ya sé.—Cerré la puerta.

**

*Lauren pov*

Solté el humo del cigarrillo y luego lo apagué en el cenicero que tenía cerca. Me quedé cruzada de brazos viendo a Junior que estaba en el jardín hasta que escuché a Camila desde la cocina, me estaba gritando que dejara de fumar.

Odiaba que yo fume, no lo hacía seguido, lo hacía cuando estaba nerviosa o pasando por un mal rato. Y sé que le molestaba que lo haga porque se preocupaba por mí, porque era algo malo para mi salud y yo lo sabía, pero a veces lo necesitaba. Camila me cuidaba demasiado, incluso más que yo y eso era muchísimo porque para mí que ella esté bien era lo primero en mi vida y entonces me la pasaba atendiéndola y cuidándola.

Después de tantos años no me imaginaba mi vida sin Camila, sin cuidar de ella, sin estar obedeciendo cada cosa que me decía y cumpliendo lo que quería, estaba atada a ella y no me importaba nada.

Sentí sus brazos pasando por debajo de los míos y se cerraron alrededor de mi cintura, sus labios me dieron unos besos en mi nuca sobre mi tatuaje y le tomé las manos sonriendo. Ni siquiera había sentido que se acercaba porque andaba en medias, cómo siempre.

—¿Qué te pasa?—Me conocía tanto.

Aflojó su abrazo y pasó a estar delante de mí abrazándome del cuello. Llevé mis manos a sus caderas y le di una última mirada a Junior antes de fijarme en ella.

—¿Qué te tiene así después del día que pasamos juntas?—Me mordió la barbilla levemente. Me molestaba que me mordiera y ella lo hacía todo el tiempo, a cada rato porque le gustaba enojarme.

—Nada. Pensaba en Emma.—Le corrí la cara cuando iba a morderme otra vez.—¿Puedes parar de hacer eso?

—No y ¿Qué pensabas?

Reprimí una sonrisa. Ella era tan linda, tan tierna sin siquiera querer serlo. Le salía normal, era normal en ella ser así tan tonta, tan molesta todo el tiempo y conmigo lo era más, siempre y a cada rato estaba haciéndome algo, si no eran besos, eran mordidas, caricias, me hacía reír y se comportaba como una niña pequeña y lo hacía porque le gustaba sentirse así cuando me estaba conmigo, le gustaba sentirse cuidada y mimada cuando estábamos juntas. Por eso amaba tanto que me buscara, que quisiera tenerme cerca porque ahí era ella, ahí se mostraba tal cual era, una chica alegre, tonta, que le gustaba molestar, reírse a carcajadas por cualquier cosa y a mí me hacía feliz saber que solo conmigo era todo el tiempo así.

—Antes estaba pensando en que no puedo creer que falten solo días para tener a Emma con nosotras y ahora estoy pensando en que te amo y eres muy bonita.—Sonrió bajando sus brazos de mi cuello para abrazarme de la cintura y escondió su rostro en mi cuello donde dejó un beso.

—¿Sientes miedo?—Murmuró y la abracé contra mi cuerpo, todo lo que podía para sentirla cerca. No me cansaba, no me cansaba nunca de ella y su cercanía.

—No, estoy nerviosa, pero segura y feliz porque voy a hacer esto contigo.—Estaba sonriendo contra la piel de mi cuello y bajé mi cabeza para darle un beso en la mejilla.—Ya te dije antes, ¿recuerdas? Me haces sentir segura y confiada.

—No me necesitas para hacerlo bien, con o sin mí lo harías perfecto, Lauren.—Se alejó para verme a los ojos.—Eres una mujer maravillosa y siempre puedes con todo.

—Pero estamos hablado de que… que voy a ser su mamá en algún momento, ni siquiera sé como serlo. Digo, voy a intentarlo, voy a hacer lo que sea para ser perfecta para ella, pero sé que no va a ser fácil.—Sonrió negando.

—Se aprende. Nadie tiene un manual de cómo ser madre, nadie nace sabiendo y todo se aprende, mi amor. ¿Qué crees que hubiese pasado si todo salía bien y yo quedaba embarazada? ¿Crees que hubiésemos sabido cómo hacer todo?—Me reí.

—Hubiésemos sido un desastre.—Rodé los ojos porque ambas éramos como dos niñas todo el tiempo, hacíamos pavadas, nos pasábamos el tiempo riéndonos de todo y molestando.—Pero supongo que lo hubiésemos intentado igual, nos hubiésemos esforzado por hacerlo bien, por cuidarlo mucho y protegerlo de todo.

—A eso lo hubiésemos logrado sea como sea porque habríamos aprendido. ¿Ves? Todo es cuestión de dejar que suceda y actuar, intentarlo, aprender de lo que vaya pasando y lo mejor de todo es que siempre estamos para la otra y eso facilita más las cosas, ¿entiendes? Lo mismo va a pasar con Emma, nos vamos a tener mutuamente, vamos a intentarlo juntas y cuando algo vaya mal… vamos a solucionarlo juntas, vamos a seguir juntas.

Asentí mirándola detenidamente. A veces era increíble para mí que ella sea mi esposa, que alguien tan maravilloso como lo era Camila, había elegido estar a mi lado, me había elegido y estábamos construyendo nuestra vida juntas.

—Te amo.—Dije luego de un rato en el que me sostuvo la mirada mientras me veía también. Soltó una risa y me dio un beso fuerte en la boca, se quedó sonriendo contra mis labios y luego me dio muchos besos, tantos que se me hacía  difícil responderle a todos.

Y así estuvo un rato basándome tanto como quiso, mordiéndome hasta que me tenía que alejar y al final terminamos desnudas en la cama otra vez hasta que se durmió entre mis brazos como cada noche.
Cada noche cuando dormía me quedaba velando su sueño mientras le rascaba la cabeza, le daba besos porque sabía que aunque dormía disfrutaba aquello, lo notaba cada vez que sonreía en sueños o suspiraba abrazándome más fuerte.

Una vez decidí que quería eso cada noche y no me arrepentía. No me arrepentía de nada de lo que había hecho si la implicaba a ella.

**

—Emma está muy feliz.—Dijo Justin mientras se removía en el sillón apretando rápidamente los botones del mando de la consola de video juegos.

—Sí. Gracias por jugar con ella y hacerla sentir bien.—Le di una mirada antes de volver mi vista a la pantalla.

—De nada.—Lo vi encogerse de hombros.—Es lo que necesita. Aunque ya está bastante bien contigo y la tía Mila.

El partido de fútbol había terminado con él ganándome otra vez y rodé los ojos.

—Es una mierda esto.—Me miró riéndose.—Lo siento, no repitas eso.—Me lamenté riéndome.—¿Ella te dijo algo?—Me giré para mirarlo.

Ya tenía once años, era todo un pequeño hombrecito, educado e inteligente. Me sentía orgullosa de él y de todo lo que había hecho mi hermano para darle una buena vida, que nada le faltara y él había aprovechado cada cosa y oportunidad.
Él y Sofía estaban grandes, era increíble como pasaba el tiempo y cada día me sentía más orgullosa de ellos dos, de cómo habían salido adelante y habían aprendido a llevar todo en su nueva vida con mi hermano y su esposa, habían sido agradecidos siempre y a pesar de su edad tan corta eran maduros, aún lo eran y cada vez más. Eran dos niños maravillosos.

—No me dijo nada, pero… pero sé lo que se siente, tía.—Suspiró.—Es muy lindo sentir tantas cosas cuando sabes que hay personas que te quieren y que eligieron hacerte parte de su vida.—Mis ojos se llenaron de lágrimas rápidamente y me obligué a no llorar. Pero sonreí asintiendo.—Además es muy buena.

—Igual que tú.—Me pasé una mano por el pelo.—Estoy muy orgullosa de ti, campeón. Dame un abrazo.

Se arrodilló sobre el sillón y pasó sus brazos por mi cuello dejando que yo también lo abrace por algunos segundos.

—¿Qué hacen?—La voz de Chris hizo que nos alejemos y le sonreí antes de mirar a mi hermano.—¿Otra vez perdiendo, Lauren?—Se rió burlándose.

—Itri viz pirdindi, Lirin.—Le pegué en el brazo.—A ver, juega tú y después te burlas.—Se rió otra vez y tomó el mando que le dio Justin que ahora estaba parado entre las piernas de Chris.

—¿Puedo… jugar?—Me giré y rápidamente sonreí cuando vi Emma acercándose a mí. Tenía la cara llena de harina y la remera manchada con un poco de chocolate.

—Eres un pequeño desastre, ¿Qué estabas haciendo?—Se apoyó con los codos sobre mi rodilla y me miró sonriendo.

—Estaba ayudando a la abuela Clara.—Solté una risita quitándole unos mechones de su pelo negro que le caían por el rostro.

Mi madre le había dicho mil veces y le seguía insistiendo con que la llamara abuela y en apenas una semana de estar con nosotros ya se había acostumbrado.

—Primero vamos a limpiarte un poco.—Miré a Chris.—Y tú me debes un partido. Prepara tu culo, hermanito.

—¡Lauren!—Me gritó mi madre.—¡Deja de decir groserías que están los niños!—Mi hermano se rió con Justin y Emma se cubrió la boca con una mano ocultando su risita.

—Lo siento.—Le dije en voz alta y cargué a Emma.—Vamos a limpiarte y cambiarte la remera.

—Apúrate antes de que venga Camila.—Me dijo pasando un brazo por mi cuello mientras yo caminaba hasta su habitación.

La ayudé a lavarse la cara y las manos y le busqué una remera limpia. Podía bañarse antes de dormir, sería mejor puesto a que iba a seguir jugando y corriendo con Sofi y Junior por todo el jardín como había hecho toda la tarde.

Le puse la remera limpia y le volví a recoger el pelo en una coleta bien hecha. Estaba sentada sobre la tapa del inodoro dejándome arreglarla un poco.

—¿Te estás divirtiendo?—Pregunté comenzando a atar su pelo.

—Sí, siempre me divierto con ellos.—Me dijo mientras jugaba con mi pelo.—Me siento feliz porque es un buen día.—Sonreí terminado de peinarla.

—A mí me pone feliz que tú estés feliz. Así quiero que te sientas siempre, princesa.—Le besé la punta de la nariz y le acomodé mejor la ropa.

—Sofi me dijo que su mamá la ayuda con la tarea del colegio, ¿tú vas a ayudarme?—Asentí alcanzando el perfume de ella.

—Sí, claro que sí. En la tarde cuando llegue del trabajo o puedes hacerlo con Camila. Recuerda que solo mañana por ser tu primer día de clases puedo llevarte, buscarte y estar contigo, pero luego la abuela Clara irá por ti cada día hasta que Camila salga de la universidad para ir por ti, luego yo llego a casa del trabajo y entonces si no hiciste la tarea, la hacemos juntas.—Asintió viendo como le ponía su perfume sobre la ropa y un poquito en su cuello.

—Sí, la abuela Clara va a cocinar pizza, luego pastas y nos faltan los otros días, pero después vemos.—Me contó.

—Entonces está bien para ti como haremos las cosas, ¿verdad? ¿Estás de acuerdo con que la abuela te busque?

—Sí porque el trabajo es importante.

—Muy bien entonces.—Le di un beso en la mejilla.—Estás limpita, aunque luego de cenar te bañas y vas a dormir porque mañana es tu primer día de clases y no puedes ir cansada.

—No, tengo que ver una película.—Me picó la mejilla con un dedo.

—Emma, no puedes, tienes que dormir temprano. Ya hablamos de esto, puedes terminar de ver las películas que compramos luego, o el fin de semana que no tienes horarios.

—Foooo, Lauren.—Frunció las cejas cuando la cargué.—Solo es una.

—¿Cómo que “Foooo”? tienes que dormir temprano.—Solté una risita mientras metía su remera sucia al sesto de ropa para lavar.

—Pero me dijiste que sí podía.—Se quejó pasando un brazo por mi cuello y al otro lo dejó sobre ella, con su manito me tomaba de la mejilla para que la mire, me estaba haciendo puchero y me reí otra vez.

—No hagas esa cara, luego vemos ¿Sí? Seguro que terminas cansada y no quieres ver nada.—Apagué la luz del baño y salí de allí cerrando la puerta detrás de mí.

—¿Qué hacían?—Camila se acercó a nosotras con una sonrisa.

—Estaba cambiando su remera.—Emma se abrazó con un brazo del cuello de Camila, al otro lo mantenía en el mío y de esa forma nos acercó a ambas.

—Dale un besito así me deja ver una película antes de dormir.—Camila me miró confundida, pero aún así me dio un beso en los labios.—¿Ya me dejas?

—Te dije que luego vemos como terminas el día.—Me reí dejándola de pie en el suelo.

—Te doy algo a cambio.—Me tomó de la mano y a Camila también que nos miraba sonriendo.

—¿Y qué tienes tú que pueda servirme a mí?—Levanté las cejas viendo hacia abajo.

—Te presto a Mel para que te acompañe al trabajo o te dejo manejar el volumen de la televisión.—Camila soltó una risa y yo rodé los ojos.

—Luego arreglamos, ¿te parece?—Me miró un momento, no muy convencida y asintió.

—Pero luego no me mandes a dormir.—Me dio un beso en la pierna, donde llegaba por su altura y se fue corriendo a la sala.

—¿Te diste cuenta que te intentaba sobornar?—Camila se rió pasando sus brazos por mi cintura.

—Es terrible.—Negué mojando mis labios.—Me dijo que está feliz.—Le conté y solté un suspiro. De verdad no había nada que me importase más que verla feliz, saber que lo estaba y porque ella misma me lo estaba diciendo.

—Todo el mundo nota lo feliz que está.—Me dijo Camila hablando sobre mi mejilla.—Supongo que estamos haciendo bien las cosas.—Sonreí alejándome un poco para que me viera.—En especial tú. Hasta tu madre y Sam me comentaron la forma en la que la cuidas, la atiendes y estás pendiente de ella todo el tiempo.

—Es que… no puedo dejarla ni un segundo. Necesito cuidarla y atenderla. No sé cómo dejar de hacerlo, simplemente me sale.—Sonrió y me dio un beso en los labios.

—Eres así con todo el mundo, pero con nosotras lo eres más y me encanta. Amo que nos cuides tanto.—Le tiré el pelo hacia atrás, sobre sus hombros y dejé mi mano sobre su mejilla para sostenerla apenas mientras la besaba.

—Nunca voy a dejar de cuidarlas.—Le di un último beso.—Vamos a ver si mi madre necesita ayuda.—Enlacé mis dedos con los suyos.—Aunque seguro no, siempre quiere hacer todo ella.

—Emma estaba ayudándola hace un rato.

—Ya vi, estaba llena de harina. No sé si ocupó más harina para la masa o para su ropa y su cara.—Negué.

—No te quejes, estaba haciendo una pizza pequeña para ti.—Sonreí como idiota. Así me tenían esas dos.

**

Camila dejó a Emma sobre la cama. La más  pequeña se dejó caer de espaldas y cerró los ojos mientras mi esposa buscaba su pijama. En dos segundos ya estaba durmiéndose y se quejó cuando Camila le pidió que la ayudara a vestirse. Todavía le faltaba peinarse ya que salía de bañarse.

—Solo falta peinarte. No te duermas.—Le pidió Camila mientras la dejaba sentada sobre el colchón para buscar rápidamente el peine y con cuidado le levantó el pelo para hacerle una coleta.

La trataba con tanto cuidado, con tanto cariño y estaba todo el tiempo sonriendo mientras la terminaba de preparar para que durmiera.

—¿Por qué no me peino mañana?—Se quejó.—Me tiras el pelo, me vas a dejar pelada.—Camila se rió.

—No seas dramática, ni siquiera te estoy apretando.—Le hizo rápidamente un moño.—¿Te está tirando el pelo? ¿Está ajustado?—Emma negó. Todo era simplemente para que la dejara dormir.

—¿Ya puedo dormir?—Dijo acomodándose sobre la almohada. Camila la cubrió con las mantas y le dio un beso en la mejilla.

—Descansa que mañana va a ser un día largo.

—No, no, ¿dónde está Lauren?—Miró hacia la puerta donde había estado observándolas y entonces me vio.—Ya te vi.—Se apoyó en un codo.

—¿Qué no ibas a ver una película?—Pregunté acercándome hasta la cama.

—No, mejor otro día.—Se arrodilló sobre el colchón para darme un abrazo y sonreí como idiota cuando me dio un beso en la mejilla.

—Estás cansada.—La acomodé otra vez para que estuviera debajo de las mantas y le di un pequeño beso en la mejilla.—Descansa. Cualquier cosa puedes ir a mi habitación.

—Sí. Te quiero, Camila. Te quiero, Lauren. Hasta mañana.

—Hasta mañana, bebé.

No pasó mucho tiempo para que se quedara dormida porque estaba completamente agotada después de un día entero con mi familia.
Camila fue la primera en entrar a nuestra cama y no fue hasta que me acosté con ella que cerró los ojos para dormirse. Ella también estaba agotada, llevaba despierta desde las cuatro de la mañana cuando se había despertado a estudiar y luego poder tener el día libre para nosotras y mi familia que habían decidido pasar el domingo en nuestra casa.

Después de todo casi siempre terminábamos cansadas, pero no importaba porque nada hacía que no disfrutemos el día juntas, en especial desde hace una semana cuando Emma por fin llegó a nuestra casa y esta vez para siempre.
Llevábamos una semana entera con más compromisos por Emma, pero valía la pena porque al final del día la veíamos dormir tranquilamente, la veíamos contenta y muy feliz. Ella estaba bien y nosotras también lo estábamos.
A veces para mí era increíble que tuviéramos a una niña tan preciosa y buena, me quedaba embobada viéndola hacer cualquier cosa hasta que notaba que la veía y se reía, iba hasta mí y se me tiraba encima para que la abrace y al final terminábamos riéndonos ambas por aquello. Era algo que se repetía seguido porque todo el tiempo me tenía embobada y ni hablar de Camila. Ella estaba más que feliz con Emma que la quería mucho, hasta creía que era su favorita de las dos y no me importaba porque Camila era un ser hermoso.

Remove the chains {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora