*Lauren pov*
Revolví los cereales en el tazón mientras escuchaba a mis padres hablar sobre el trabajo en la empresa. Había venido a visitarlos, estaban solos, ya que mi hermano estaba fuera de la ciudad con su novia y Taylor… no sé donde estaba.
Yo estaba demasiado ocupada pensando en que a Kristen le sucedía algo, la había vuelto a ver dos veces luego de que la besara en mi estudio, pero seguía rara, sentía que quería decirme algo y no lo hacía. En la mañana nos habíamos visto y estuvimos hablando un poco, pero estábamos… incómodas, el ambiente entre nosotras era bastante incómodo.
—¿Lauren?—Dejé de jugar con los cereales y miré a mi padre.—¿Me escuchaste?
—Lo siento. No estaba escuchándote.—Negué y mis padres se rieron mientras me miraban.—¿Qué es gracioso?
—Nada.—Mi padre negó.—¿Qué haces esta noche?
—Dormir.
—¿Te crees graciosa? ¿Eh?—Me revolvió el pelo despeinándome y lo aparté. Es tan molesto cuando me trata como a una niña.
—¡No hagas eso!
—Bueno, ya, entonces te quedas a cenar.—Asentí y mi madre le dio una mirada “divertida”.—Tenemos visitas esta noche y no puedes irte.
—¿Quién es la visita? Papá, no tengo ganas de aguantar a nadie.
—Qué raro tú tan odiosa, mi amor.—Me dijo mi madre mientras se giraba a buscar algo en el refrigerador.
—Vienen Camila y su madre.—Podía jurar que a mi padre la divertía esto.
¿Cómo que iban a venir? Por dios. Yo no estaba lista para volver a ver a Camila luego de aquella noche. Apenas la había enviado algunos mensajes estos días.
Tampoco entendía de dónde o cuándo habían comenzado a tener confianza o conocerse tanto con la madre de Camila como para invitarlos a casa. Mis padres son demasiado serios y estrictos en cuanto a dejar entrar a casa a otras personas fuera de la familia. Lo sé. Son aburridos. Cuando vivía aquí y quería traer a algún amigo me hacían un interrogatorio antes.
—¿Qué? ¿Y qué tanta confianza tienen con ellas como para invitarlas a cenar?—Levanté una ceja mientras dejaba la cuchara dentro del tazón.
—Ya te dije que tu madre conoce a Sinu. Además, Camila es tan agradable, ¿no?—Levantó una ceja y rodé los ojos.—¿Qué? ¡Vamos! ¿Acaso no estaban saliendo juntas y eso?—Lo malo de confiarle cosas a mi padre es que luego las utilizaba en mi contra para burlarse.
—¡Salíamos con nuestras amigas! No salíamos solas.—Solté un suspiro, estaba demasiado molesta, ni si quiera sé porqué me molestaba tanto que me hablaran de Camila.
—¿Así que… son amigas o qué?—Mi madre se giró a mi con una sonrisa y miré a mi padre. Aún no le decía a nadie que comenzaba a mirar a Camila de otra manera, tampoco es que estaba aceptando que me gustaba, porque no, no me gustaba, o eso creía. Seguía pensando en que capaz solo me agradaba. Demasiado.
—Somos amigas.—Respondí mirando de nuevo el tazón con cereales, luego me llevé un poco a la boca.
—Camila es una linda amiga. Me gusta que sea tu amiga.—Decía los “amiga” con énfasis en la palabra y con un tono divertido, además de que lo había repetido tres veces en sólo pocas palabras.—Además es bueno que la familia de tu amiga se relacione con la tuya, ¿no? Como pasó con Kristen.
—¿Ya la superaste, ma?—Pregunté burlándome y en un intento de desviar el tema de mi amistad con Camila.
—¡Claro que no, Lauren Michelle!—Me arrepentí al instante por haber preguntado aquello. La loca de mi madre iba a empezar con lo de siempre. Digamos que mi familia quiso demasiado a Kristen. Pero no superaban que ya no estábamos juntas. Pero ese era su jodido problema, no el mío.—Ella es buena chica, a veces la extraño aquí y sabes perfectamente que si alguna vez decides volver con ella yo estaría feliz.—Rodé lo ojos.
—Entonces nunca, porque no vamos a volver.—Mi padre nos miraba en silencio y simplemente se reía por lo bajo. Exactamente mi madre era quien más “afectada” se vio cuando Kristen y yo terminamos.
—Bueno, entonces me gusta Camila para ti.—Había sido un error llevarme una cucharada de cereal y leche a la boca durante ésta conversación, pues acababa de escupirlo todo. Y mi padre estaba sentado frente a mi.
—¡Lauren!—Se paró de un movimiento rápido y mi madre le alcanzó una servilleta para que se limpiarla la cara.
Solté una carcajada mientras tomaba la que me había pasado a mi para que me limpiarla la boca. Y cuando se me había pasado la risa al ver a mi padre un poco molesto y divertido a la vez, me puse seria y miré a mi madre.
—¡Y tú!—La señalé.—Es mi amiga y no comiences a molestar, ¿Bien?
—Bueno, tú amiga vendrá en dos horas, mejor ve a bañarte y ponerte linda.—Dijo entre una leve risita y luego se giró a seguir cortando las verduras que había sacado hace un rato del refrigerador.
—¡Papá, dile algo!—Me quejé. Tenía el ceño fruncido. Esto de verdad era molesto.
—Pero es que tiene razón.—Se encogió de hombros.—Camila es linda, buena, es agradable y además hace muy bien su trabajo, le voy a dar un aumento.
—No tiene nada que ver que haga bien su trabajo, ¿por qué sacas de contexto todo?
—Ve a ponerte linda, cariño.—Dijo haciendo un ademán con su mano.
—¡Son insoportables! ¡Es mi amiga y no me gusta!—Grité mientras salía de la cocina indignada.—¡Además, acaba de romper con su NOVIO, ilusos!—Subí las escaleras camino a mi antigua habitación.
**
Escuché el timbre justo cuando terminaba de ponerme la remera que había tomado del armario de mi hermana. No le iba a molestar ya que siempre compartíamos algo de ropa. Luego me puse mi chaqueta de cuero encima y decidí bajar. Sabía que Sinu y Camila habían llegado porque las había visto desde mi ventana.
Mi habitación seguía igual que antes, nada había cambiado, puesto a que nadie entraba aquí, nadie que no fuera yo. Me había ido a vivir sola, pero a veces venía a visitar a mis padres y algunas veces me quedaba a dormir, por supuesto, traía a Junior conmigo.
En la sala estaban mis padres, Camila y su madre hablando sobre algo a lo que no le presté atención. Me fijé más en la morena parada junto a su madre. Solo llevaba jeans, una remera mangas largas, el pelo suelto ¡Y se veía perfecta!
Que bueno que tenía la costumbre de pasar mi mano por el borde de madera cada vez que bajaba las escaleras, ya que por mirar a Camila no le atiné al último escalón por bajar y casi me caigo.
—¡Cariño!—Mi madre se acercó a mi y Camila soltó una carcajada.
—Lo siento.—Se cubrió la boca cuando Sinu la regañó con la mirada.
—¿Te parece gracioso, fea?—La empujé un poco cuando pasé por su lado para saludar a Sinu.—Hola Sinu.
—Hola Lauren. ¿Cómo estás?
—Bien, gracias. Es un placer cenar con usted.—Camila rodó los ojos burlándose y me reí.—Y contigo, por supuesto.—Le di un abrazo apretándola fuerte para molestarla.
Mis padres y Sinu de fueron a la cocina luego de un momento allí, dejándonos a Camila y a mi solas. Mi padre fue quien dijo de irse “los mayores”. Lo hizo a propósito.
—Bueno, Camila Pelo, ¿Quieres que te muestre mi habitación o vamos a jugar al jardín hasta que la cena esté lista?—Dije juntando mis manos delante de mi y fingiendo emoción.
—No es gracioso ese apodo, ¿Lo pensaste mucho?—Se cruzó de brazos.
—Toda la tarde.—Sonreí.
—No me agradas. Me voy con la gente madura, permiso.—Dijo pasando por mi lado, empujando mi hombro al pasar y me reí mientras la detenía del brazo.
—Las niñas aquí, los mayores allá, ¿no escuchaste a mi padre?—Sonrió quitando su brazo de mi agarre.
—Qué obediente eres.—Miró a su alrededor estudiando el lugar.—Linda y enorme casa.—Murmuró.
—Tú eres linda.—Quería decirle.—Gracias, supongo.—Dije soltando aire.
Me sentía incómoda. Camila no podía gustarme. Nadie podía. Me había prometido no volver a dejar entrar en mi vida a nadie más. No después de Kristen.
**
Durante la cena el tema del cual se habló más era sobre el hogar, al principio estaba demasiado atenta participando de la conversación y comentando sobre los niños. Mis padres sabían cuán importante se habían vuelto los jueves para mi, ya que eran los días que visitaba el hogar. Pero luego de cruzar un par de miradas con Camila, todo se convirtió en un juego de quién sostenía más tiempo la mirada. Camila se sonreía cada vez que perdía. Yo tengo una mirada intimidante, lo acepto, y me abusaba de ellos ahora para ganarle y verla sonreír discretamente. Aprovechaba de verla sonreír, de apreciar lo linda que es, porque… Dios. Ella es linda. Me gustan sus ojos marrones, la forma de su nariz, la forma de sus labios, la manera en la que sonreía cada vez, cuando lo hacía mostrando sus dientes y sus mejillas se inflaban un poco me dejaban idiota.
Basta, Lauren. Me repetí miles de veces.
Después de ganarle una vez más, de ver es sonrisa adorable y luego de asegurarme de que mis padres y Sinu siguieran metidos en la charla que estaban teniendo me fijé en Camila y tuve su atención de inmediato.
—Tienes algo en el diente, es comida.—Le dije para que sólo ella escuchara, mientras le señalaba el diente, y la vi ponerse colorada al instante. Me cubrí la boca para no reírme fuerte y rodó los ojos cuando se dio cuenta de que estaba molestándola.
—Tienes una cara de idiota en el rostro.—Me dijo y me reí.—Estúpida.
—Camila.—Mi padre le habló y ella se giró asustada. Quizás temía por que la hayan escuchando llamarme estúpida.—¿No tienes pensado seguir con la carrera de abogacía?—La miré, yo no sabía que alguna vez había estudiando aquello.
—Bueno… Ahora estoy trabajando para ayudar en el hogar, como le dije antes y… no sé si pueda…—Miró a su madre algo nerviosa.—Quiero decir… desde que papá murió las cosas han sido más difíciles y… No tengo los… los recursos suficientes.—Bajó la mirada a su plato.
Ella había dejado de estudiar porque decidió trabajar para ayudar a su madre con el hogar, sabía que a Sinu el estado le daba una ayuda, pero no era suficiente. Y no solo era eso lo que me dejó pensando. Acababa de enterarme que su padre falleció. Y luego de decir aquello, mi padre cambió de tema, probablemente sintiéndose un tonto por haber preguntado aquello, sin embargo, lo que logré escuchar le comentó a Sinu sobre darle ayuda con el hogar, pero no escuché más cuando vi a Camila levantarse de su silla y disculparse para ir al baño. Mi padre me dio una mirada que lo dijo todo y me levanté de la silla también.
Camila, como yo pensé, no había ido al baño, estaba en el jardín, había salido por la puerta de la sala que estaba abierta. Así que me acerqué a ella y cuando me notó se giró a mi. Sonrió de lado y se mordió el labio soltando aire por la nariz.
—Hey… ¿Estás bien?—Caminé hasta estar a su lado y me crucé de brazos.
—Sí, necesitaba tomar un poco de aire.—Asentí.—Además, no sé donde está el baño.—Me reí parándome casi frente a ella sobre el césped del jardín de mis padres.
—Es la primera puerta que está antes de subir las escaleras.—Me dio una mirada rápida para luego asentir levemente.—Ya que estamos. Lo siento por haberme emborrachado el sábado pasado.—Se rió y me alegré de escuchar su risa.
—Eres divertida estando ebria, de verdad. Me reí mucho, hasta te grabé con mi teléfono.—La miré con el ceño fruncido.—Nah, era broma, no tenía batería así que te salvaste.
—Estaba a punto de ahogarte en la piscina, lo juro.—Me pasé una mano por el pelo. Quería dejar de mirarla un momento, pero no podía quitar mis ojos de los suyos. Me paré exactamente a su lado para no mirarla más, quizás así sería mejor.
—Puedo aguantar mucho tiempo sin respirar debajo del agua, se te iba a hacer difícil.—Bufé empujando su cadera con la mía.
—Cállate. Ya van a servir el postre y no pienso perderme el brownie con helado de chocolate.
*Camila pov*
—Eres una cerda. Te comes todo.—Me miró abriendo la boca, fingiendo estar ofendida y solté una risa.
—Eso me ofendió.—Se llevó una mano sobre su corazón y fingió llorar.
Volví a reírme y luego me giré para irme mientras le avisaba que tampoco quería perderme el postre, pero me detuvo del brazo haciéndome volver a ella. Nos estábamos invadiendo el espacio personal y mi corazón estaba a punto de sufrir un infarto, probablemente. Tenía sus ojos clavados en los míos y su rostro serio junto a esa mirada tan intimidante me estaban haciendo poner nerviosa
—¿Por qué no te quedaste cuando te lo pedí?—Soltó mi brazo y ninguna dio ni un paso para tener espacio.—No recuerdo mucho, pero sí te lo pedí. Estoy segura.
—Si me… me quedé.—Bajé la mirada al piso, ella volvía a intimidarme, estaba nerviosa.—Tú te dormiste luego de decir aquello y me quedé a tu lado peinándote el pelo, pero me fui. No sabía cómo ibas a tomarlo si me quedaba y al otro día despertabas y me veías ahí.
La verdad es que no era eso lo que me preocupó y luego hiciera que me vaya, era que mientras la vi dormir me di cuenta de lo preciosa que era y que me comenzaba a gustar demasiado, hasta temía estar enamorándome de Lauren, lo que no era bueno para nada. Yo no podía enamorarme de ella. Tenía mucho miedo de lo que pasara.
Yo le estaba mintiendo y la iba a lastimar si la dejaba entrar aún más en mi vida. Y lo último que quería era eso.
—¿Y si no hubiese estado ebria te habrías quedado?—Susurró con voz ronca.
Me iba a morir infartada, de verdad.
Levanté mi vista a ella, haciendo lo posible para no desviar mi mirada de la suya. Intenté buscar la broma o la burla en sus palabras, como siempre me molestaba, pero no encontré nada. Ella lo había preguntado en serio.
Lauren se relamió los labios y me miró sin apartar la mirada de mi en ningún momento. Por Dios. Ella iba a matarme con esa mirada. Odiaba que fuera tan perfecta haciendo nada.
—Sí.—Respondí sin pensarlo. Mis mejillas quemaban de vergüenza. Sin embargo, la sonrisa que me mostró, tan genuina, tan sincera y preciosa, me tranquilizó un poco.
Lauren se inclinó hacia mi, dejándome sin aire al instante, y cuando pensé que me besaría en los labios, lo hizo en mi mejilla y cerca de la comisura de mi boca. Sin embargo, cuando sus labios se alejaron de mi “mejilla”, se quedó a centímetros de mi, nuestras narices se rozaban un poco y no despegaba sus ojos de los míos.
Rogaba con todo mi ser no desmayarme ahí mismo.
—Gracias por ser así conmigo.—Dijo en voz baja dando un paso hacia atrás, ahora teniendo una distancia digna entre ambas.
No entendí a que se refirió con 'ser así con ella', pero me encontré sonriendo como idiota y me obligué a calmarme luego la reciente situación.
—El postre.—Me dijo y asentí.
—Sí, el postre, vamos.—Murmuré mientras entraba otra vez a la casa con ella siguiéndome.
**
Más tarde Lauren se ofreció para llevarnos a mi madre y a mi, así que aceptamos luego de que nos convenciera de que no era ningún problema.
Luego de lo que pasó en el jardín de la casa de sus padres, Lauren continuó sonriendo, incluso luego vimos una película en la sala, ella sabía como hacerme pasar un buen rato. Lo mejor de todo es que no había incomodidad, ni nada de eso lo que restó de la cena. Nos estuvimos riendo a carcajadas por la película mientras comíamos postre y nuestros padres seguían hablando de cosas aburridas, o que al menos no eran más interesantes para nosotras que estar con la otra en la sala riéndonos.
Durante el camino a casa, la atrapé mirándome por el retrovisor del auto algunas veces y ambas sonreíamos cada vez que nuestras miradas chocaban. Mi madre que iba sentada a mi lado fingía no ver nada, pero yo sabía que en cuanto tuviera la oportunidad iba a atacarme a preguntas.
Al llegar las tres nos bajamos y mi madre fue para nada discreta al querer dejarnos solas.
—Ya le dije a tus padres, pero repíteles que gracias por esta noche. Fue un placer.—Le dijo a Lauren con una sonrisa.—Buenas noches, Lauren. Y puedes quedarte un momento, cariño.—Me habló a mi y sin más se fue.
—Lo siento, ella está loca.—Le dije a Lauren y se rió.
—No es nada. Gracias por ir hoy… Fue divertido.—Se encogió de hombros.
—De nada y pienso lo mismo… Gracias, Lauren. Por todo.—Hablé en voz baja y frunció el ceño negando.
—Pero no he hecho nada.—Parecía confundida y me causaba ternura la manera en la que arrugaba las cejas.
—Si hiciste.—Me pasé una mano por el pelo para arreglarlo un poco.—Todo el tiempo haces cosas por mí. Aprecio hasta cuando me haces reír.
Sonrió apretando sus labios mientras me observaba. Fue un impulso, y a la vez estaba feliz por haber tenido ese impulso, abrazarla pasando mis brazos por su cintura. Solté un suspiro cuando sentí su mano en mi espalda baja y luego la otra en mi cabeza. Podía sentir los latidos de su corazón contra mi oído, eran rápidos, pero no creo que tanto como los míos.
Nos quedamos un momento en silencio, simplemente abrazadas. Nunca un abrazo me había gustado tanto, quiero decir, Ally daba unos abrazos tan reconfortantes, más de una vez dormí abrazada a Normani y era cómodo, no hay nada mejor que los abrazos de mamá o de los niños, pero este abrazo que estaba compartiendo con Lauren era diferente. Me hacia sentir tranquila, relajada, me sentía como desde hacía bastante tiempo no me sentía. Bien.
—Gracias.—Repetí una vez más mientras terminaba aquel abrazo sin querer hacerlo.—Buenas noches.—Me incliné para besar su mejilla y la vi sonreír cuando me alejé.
—Buenas noches, Camila.
**
Normani conducía mientras cantaba canciones de Beyoncé, Ally iba en el asiento del acompañante cantando junto a nuestra amiga y yo las observaba sonriendo. No se causaban nunca, eran hiperactivas y eso que estábamos despiertas desde las siete de la mañana. Un sábado. Y todo era culpa de Normani que decidió que tendríamos un día de chicas, ya que estábamos libres porque los niños regresaban con su familias por el fin de semana.
Ellos solían regresar con sus padres o sus abuelos, depende de quienes tuvieran el permiso. Nuestro hogar se encargaba de cuidarlos, de su educación y demás, estaban a cargo nuestro, pero ellos podían seguir viendo a sus familias.
Ahora estábamos yendo a un estudio de tatuajes. Normani tuvo la grandísima idea de tatuarse y con la amiga de Lauren. Me contó que Dinah le había dicho que tenía un estudio y es tatuadora. De todos modos, dudo que le importe el tatuarse, sino que le importaba más el hecho de ver a la rubia, que por cierto la traía loca.
Normani se pasaba el día entero hablando de Dinah, de los mensajes que le enviaba Dinah, de la ropa que usaba Dinah, casi era igual a la de Lauren—Ancha, suelta, era de más talles de los que tenían, pero siempre era buena ropa, a mi me encantaba realmente—Y ni hablar desde que descubrió que a su “nuevo amor”, como la llamaba, le gustaba Beyoncé. Oh Dios. Me asustaba la idea de tener que lidiar con dos locas obsesionadas con la cantante.
—¿Vas a tardar mucho?—Preguntó Ally mientras seguía a Normani hasta el estudio una vez que estacionamos y bajamos del auto.
—Depende de cuando Dinah saque la lengua de su boca.—Murmuré.
—Te escuché, culona.—Se giró un momento para mirarme mientras caminaba.—Puedes probar la de Lauren también. A ver si te quitas las ganas con esa chica de una vez.
—¡Cállate! ¿Y cómo que Lauren? ¿Ella estará?
—Dinah trabaja CON Lauren. En el estudio DE Lauren. Te lo dije mil veces, Mila.
—Es verdad.—Dijo Ally mientras entraba al lugar detrás de Normani.
Solté un suspiro y seguí a mis amigas dentro de la tienda. El lugar era enorme y tenía diseños encuadrados y pintados en la misma pared. Había una sala con sillas cómodas y tres puertas que parecían el lugar de trabajo de personas distintas, supongo que uno era de Lauren, otro de Vero y uno de Dinah, ya que tenían un dibujo en la puerta y el nombre de ellas debajo.
Normani estaba hablando con una chica que estaba detrás de un escritorio alto y blanco. Había varias personas en la sala. Digamos que para un lugar de tatuajes estaba realmente lleno de gente. Supongo que ellas eran bastante buenas en esto.
Ally se pasó todo el rato viendo las paredes mientras Normani ya había entrado a tatuarse. Dinah había salido a saludarnos y luego invitó a Normani a entrar a su estudio. No había visto a Lauren, pero si a Vero cuando acompañó a un cliente fuera y luego de saludarnos, entró con otro cliente que iba a tatuarse.
Me quedé sentada viendo las paredes detenidamente desde mi lugar, pude notar que cada dibujo en la pared, sea pintado o encuadrado, estaba firmado por ellas. Eran increíbles, ellas eran realmente buenas en esto, en especial Lauren, pude ver que los suyos eran más difíciles de hacer, probablemente.
La puerta que todavía no se había abierto, se abrió y Lauren salió detrás de una chica que sonrió mientras asentía a lo que la oji verde le decía. Ella llevaba puesto pantalones de chándal grises y una remera mangas cortas de color negra, estaba ajustada a su cuerpo y por primera vez noté la pequeña cintura suya, la prenda le marcaba los pechos y hasta se le levantaba dejando ver su estómago. Dios. Estoy tan jodida.
Lauren me vio y sonrió mientras miraba por la sala, ya los clientes habían sido atendidos todos. Según vi, ellos tenían turnos para tatuarse con cierta persona, no podían elegir o eran tatuados por alguna de las tres tatuadora al azar. Y Vero había atendido la mayoría, ya que Normani, prácticamente, llevaba una hora y media dentro del estudio de Dinah.
—Hola fea. Que sorpresa verte.—Se acercó a mi y se sentó a mi lado para besarme la mejilla.—¿Qué haces?
—Hola Lauren.—Sonreí un poco.—Estoy acompañando a Normani.
—Oh. Sí, Dinah dijo que vendría a tatuarse. Literalmente ha estado toda la semana hablando sobre tu amiga.—Solté una risa asintiendo de acuerdo.
—De hecho, Mani también lo estuvo. ¿Tanto puede tardar para tatuarse? Casi llevamos dos horas aquí.—Se relamió los labios resoplando en una risa.
—La gente viene aquí porque trabajamos rápido y bastante bien, me siento orgullosa de eso, ¿sabes? Y dudo que se tarde tanto por un tatuaje.—Me miró levantando las cejas.—¿Entiendes…?
—Oh.—Asentí. Quería matar a Normani por hacerme esperar aquí casi dos horas porque se estaba besando con Dinah, o eso esperaba y quería creer, que se estaban besando. Y a la vez la amaba porque gracias a ella estaba hablando con Lauren.
—¿Te vas a tatuar?—Negué riéndome.—Te lo hago sin turno.
Oh por Dios. Había mal pensado sus palabras. Mis mejillas ardían y ella soltó una carcajada.
—¡Camila!—Se seguía riendo.
—¿Queeee?—Me hice la desentendida. Ella se había dado cuenta.
—Que mal pensaste lo que dije, ¡Estas colorada!—Se volvió a reír y miró a la puerta cuando se abrió.—Mente sucia. Debo irme. Te veo luego.—Me besó en la mejilla y se levantó para recibir a la chica que había entrado.
Me había quedado como una idiota, aún estaba sonrojando, y su beso no ayudó a recomponerme ni un poco. Sin embargo, todo mi “estado” de tontera por ella se esfumó cuando la vi abrazar a la chica, que si bien escuché se llamaba Kristen y ella parecía en confianza con Lauren, puesto a que entró a su estudio sin que Lauren le dijera algo y con la oji verde siguiéndola.
No sabía qué sentir. El resto del rato que estuve esperando a Normani me la pasé esperando a que la maldita puerta de Lauren se abriera, pero incluso hasta cuando nos fuimos del lugar ella seguía dentro.
“La gente viene aquí porque trabajamos rápido y bastante bien, me siento orgullosa de eso, ¿sabes? Y dudo que se tarde tanto por un tatuaje.” Sus palabras y mi mente me hacían sentir algo en el estómago. Era extraño. Me sentía molesta y no sabía por qué.