*Lauren pov*
—¿Puedes venir?—Me levanté del sillón cuando Camila se asomó por detrás de la cortina del vestidor y me llamó. Estábamos en una tienda de vestidos bastante grande y Camila llevaba un rato probándose algunos.
A mi alrededor había algunas personas esperando a que alguien saliera de los vestidores para poder irse, era obvio la mayoría de las personas estaban simplemente a un lado o sentadas en los sillones sin mostrar interés de estar allí, la gran parte eran hombres y bueno, no me sorprendía. A mí no me gustaban los vestidos pero si me gustaba vérselos a Camila, me gustaba como le quedaban, me gustaba verla probarse ropa y que me llamase para que yo vea y le diga qué tal le iba. No me molestaba para nada, no me cansaba esperarla a comparación de aquellas personas.
—¿Puedo ver?—Pregunté.
—Sí, pasa.—Dijo riéndose y abrí la cortina para entrar al vestidor con ella.
Me quedé con la boca abierta al verla con aquel vestido blanco. Era precioso y me encantaba como le quedaba. Era mi favorito de todos los que se había probado y debía llevárselo. Dios. Ella era tan hermosa.
—Me enamoré.—Dije viéndola a través del espejo y sonrió un poco tímida. Podíamos llevar una vida entera juntas y Camila no iba a dejar de sentir vergüenza algunas veces. Ya lo sabía.—Te queda hermoso. Me encanta.
—No, no es cierto.—Dijo en voz baja.—Me gustaba más el celeste. ¿A ti no?—Hizo una mueca fijando su mirada en mí a través del espejo.
—Sí, claro que sí. Me gustaron todos los que te probaste, te quedan todos hermosos.—Me acerqué a ella para abrazarla por detrás.—¿Algo va mal? Hace un momento estabas bien y ahora…
—No es nada.—Negó viéndose la ropa.—No me gusta, Lauren. El celeste es mejor.
—¿Qué? ¿Por qué no? Éste fue el primero que agarraste y dijiste que te encantaba. Y te queda precioso, todos en realidad, pero éste más y además me encanta. Es para ti.
—No, es que… El celeste es más… más… cerrado aquí.—Señaló su pecho y dejé de respirar un segundo al darme cuenta de lo que pasaba.—No se me ve esa cicatriz horrible. El celeste es perfecto, es mejor, me cubre y no… No me hace ver mal.
—Camila… ¿Qué dices? No te ves mal.—Hablé en voz baja para ella.—No es una cicatriz horrible.
—Claro que sí, Lauren. Deja de mentir. No puedes encontrar hermoso ésta porquería.—Dijo molesta.—No es lindo tener esto justo aquí, me prohíbe de tantas cosas lindas como éste vestido y muchos más. Tú sabes.—Negó.—Eres la única con quien no me avergüenzo de tenerla, solo tú la ves, contigo no me siento rara, solo contigo me siento hermosa, porque me haces sentirlo así, pero cuando no se trata de ti las cosas son diferentes. Y no es fácil.—Terminó bajando la mirada.
Me abracé a su cintura y la miré a través del espejo. Le di un beso en la mejilla y acomodé su pelo a un solo lado.
—Yo, si fuera tú no me avergonzaría llevar esa cicatriz que ya apenas se nota, que es la prueba de que eres una mujer fuerte, luchadora y que no te rendiste nunca cuando te tocó un momento difícil. No me avergonzaría de llevarla porque demuestra lo valiente que eres. A mí me hace feliz verla, lo sabes, siempre estoy dándote besos allí cuando puedo.—Sonrió de lado sin mirarme.—Porque la amo, cada vez que la veo me recuerda a todo lo que pasamos en ese momento y que aún así después de todo aquello seguimos juntas, estamos empezando una vida juntas y me hace ver lo fuerte que es nuestra relación. Me recuerda a la mujer hermosa y valiente que tengo a mi lado.—Le di un beso en la mejilla y me quedé con mis labios cerca de su boca cuando giró el rostro.—No vuelvas a decir que es horrible porque no lo es. No quiero que te prohíbas de usar algo por eso. Y quiero que te lleves el vestido, úsalo para mí si no quieres mostrarlo.