Capítulo 25

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*Camila pov*

Estaba apoyada en un codo mientras veía a Lauren dormir. Se encontraba boca abajo dejándome la oportunidad de pasear mis dedos por su hermosa espalda desnuda. Recorría suavemente el tatuaje que tenía a lo largo de su columna vertebral y unas letras chinas sobre su omóplato. Eso era todo en su espalda.

Tenía los brazos debajo de la almohada y el pelo a un costado porque yo se lo había acomodado así. Sus brazos eran fuertes, eran grandes y estaban tatuados completamente. Sonreí abriendo mi mano para acariciar su espalda como en masajes que la hizo suspirar en sus sueños.

Jamás me hubiese pesando o imaginado a mi misma con una chica como ella. Yo era tan femenina, tan delicada y ella era todo lo contrario pero me encantaba. Me volvía loca. Amaba demasiado su ropa grande, su cuerpo bien trabajado, sus tatuajes, amaba su forma de ser tan protectora y descuidada a veces. Pero no solo me encantaba el físico de ella. Lauren era una persona maravillosa y cuando hablo de persona hablo de lo interior.

Las sábanas le cubrirán desde su trasero hacia abajo y me mordí el labio viendo como saltaba el bulto bajo las sábanas. Me decía culona a mi pero alguien se traía un gran paquete también. Sonreí mordiendo mi labio mientras continuaba con mis caricias en su espalda desnuda.

Imagínense a Lauren dormida boca abajo, con sus brazos debajo de la almohada y que de repente levante su rostro adormilado, los ojos entrecerrados porque le molestaba la poca luz que había en la habitación y  te sonría apenas al verte a su lado para luego volver a enterrar el rostro en la almohada.

—Buen día.—Dije en voz baja para que no le molestara mi voz. Le di un beso en la mejilla que dejaba a la vista mientras le hacía el pelo a un solo lado. Pasé un brazo sobre su espalda para abrazarme a ella y apoyé mi barbilla en su brazo.

—Buen día.—Me volvía loca su voz en las mañanas. Parecía estar quebrada, ronca y gruesa tanto que le costaba hablar en un tono normal. Era como un bebé cuando tenía tanto sueño por las mañanas y amaba ver eso cada vez que dormíamos juntas.—¿Qué hora?

—Las nueve.—Dije riendo porque no tenía aliento ni para decirme una oración completa.—Si quieres mientras te das una ducha preparo el desayuno.

—Aún no.—Habló con los ojos cerrados.

—¿Nos quedamos en la cama?—Asintió volviéndose a dormir mientras se ponía de costado para abrazarme.—Pero llevo aburrida mucho tiempo, despierta.

Lauren me ignoró mientras apenas se movió para esconder su rostro en mi cuello abrazándome. Comencé a darle besos sonoros en toda la cara mientras pude, en su hombro, incluso pasé mis dedos sobre las marcas de mis uñas en su espalda para que le doliera un poco. Igual, ni así se inmutó.

—Si te despiertas podemos… ya sabes.—Murmuré en sobre su oreja y la sentí estremecerse un poco.

—Nunca creí que diría esto pero no puedo ni moverme así que no me vas a convencer ni con eso. Déjame dormir.—Me reí dándome por vencida.

—Bueno amor, descansa.—Le di un beso en la mejilla y salí de la cama.

Creí que se iba a quejar o me iba a pedir que me quede pero cuando la miré ya estaba dormida otra vez.

Caminé fuera de la habitación recogiéndome el pelo desordenadamente, estaba un poco húmedo puesto a que me había bañado hace una media hora. Me había puesto una remera de Lauren, la cual tranquilamente podía usar como vestido porque me  quedaba enorme. Todo olía a ella y me encantaba. Me encantaba su ropa.

Junior parecía estar igual que su dueña porque apenas me vio, movió un poco su cola pero sin levantarse de su lugar de dormir. Negué sonriendo mientras iba hasta la cocina para comenzar a preparar el desayuno mientras ordenaba algunas cosas que anoche no había ordenado gracias a que Lauren comenzó a molestarme y entre intentos en vano para que me dejara y risas terminamos en su habitación haciendo el amor.

Había sido diferente. Absolutamente todo y desde un principio. Lauren tenía esa costumbre de tratarme como si fuera a romperme, pero anoche que había sido nuestra segunda vez juntas lo había sido mucho más. No voy a negar que yo tenía miedo porque no quería que me sintiera mal luego o de alguna manera me hiciera daño sin querer. Yo estaba muy sensible y debía ser sumamente cuidadosa con mi cuerpo por algunos meses, pero había sido realmente increíble verla y sentir como me besaba tan suavemente, me acariciaba con tanto cuidado incluso muchas veces era torturante que fuera tan lento y con cuidado.

Sonreí recordando cuando Lauren había bajado con besos hasta donde más la necesitaba y me miraba sonriendo mientras me hacía delirar con su lengua. Le encantaba hacer eso, mirarme mientras me hacía suya y lo único que recibía de mi a cambio eran sonrisas, incluso hasta risas porque se burlaba de mí o hacía cosas para molestarme y que le pidiera por favor que haga algo.

Mientras esperaba a que el café se hiciera y las tostadora terminara con los panes revisé mi teléfono y tenía algunos mensajes de mi madre y otros de Ally. Los respondí asegurando que estaba bien y recibí una respuesta inmediata de mi madre. Podía decir que ella estaba muy feliz de que Lauren y yo estuviéramos juntas.

La segunda noche después de la operación ella me había preguntando porqué Lauren estaba de esa forma, porqué me había pagado absolutamente todo y porqué se mostraba tan mal con todo lo que me pasaba. Al principio le pedí que me dejara en paz, porque todavía estaba enojada con todos y por todo, pero me olvidaba que mi madre era la mujer más cabeza dura del mundo y que no me iba a dejar en paz hasta que hablara, mucho más cuando yo había vuelto a pedirle a Lauren que se fuera de aquí porque no quería verla. Finalmente, luego de que el doctor me dijera unas mil veces que debía estar tranquila porque no me haría bien tener un mal rato durante un buen tiempo, hablé con mi madre y le dije absolutamente todo.

Absolutamente todo incluye desde que le dije a mi padre que me gustaba una chica del colegio. Recuerdo que en ese momento me sentía una estúpida por haber dudado en que mi madre me apoyaría porque cuando terminé de hablar, la miré y estaba llorando. Me abrazó y me dijo que jamás me iba a dejar sola y luego, como era de esperar, me habló de Lauren. Me dijo todo lo que había hecho, que había pagado miles de cosas sin pedirle permiso a mi madre, incluso hasta la había casi obligado a que le diera el número de su cuenta porque iba a depositar dinero por si necesitábamos algo. Todo esto lo había hecho luego de que le dijera que se vaya, que me deje en paz y que no quería verla cuando lo único que me pedía era un momento para hablar. Yo estaba siendo egoísta, realmente lo estaba siendo y no me importaba hasta que todos por fin me dejaron sola y comenzaban a volver a sus vidas, cuando me encontré sola pensé en todo y me sentí una basura, sentí que no la merecía ni un poco y es por eso que le di tiempo, que no la molesté y decidí a estar mejor para poder buscarla, pero me sorprendió Kristen y lo tomé como una última posibilidad. Yo la necesitaba, necesitaba a Lauren más que a nada porque ella era lo único bueno en mi vida antes y luego me hacía falta.

El ruido de la tostadora me sacó de mis pensamientos y respiré hondo intentando hacer a un lado esos pensamientos que no me hacían bien. Recordar lo que había pasado antes me hacía daño y eso que yo no era Lauren, mi madre o mis amigas que obviamente sufrieron más que yo y por mi culpa.

—¿Quieres ir al jardín, pulgoso?—Escuché a Lauren y luego la puerta corrediza de vidrio seguida de un ladrido de Junior desde el jardín.

Me giré para verla entrar y casi me da un infarto al verla tan linda. Tenía una remera que le quedaba ancha y dejaba ver su ropa interior negra, tenía su pelo suelto a un lado y esa sonrisa somnolienta mientras caminaba hasta mí para abrazarme.

—Buenos días.—Le dije por segunda vez y me dio un beso en los labios.

—Buenos días señora.—Dijo dando un paso hacia atrás y me miró de abajo hacia arriba con las cejas levantadas y una sonrisa en su rostro. Soltó un silbido haciéndome reír y me di vuelta para poner más pan en la tostadora.—Demasiado hermosa.—Susurró mientras me abrazaba por atrás.

—Puedo decir lo mismo de ti.

—Y no tienes sujetador.—Fingió no tener aliento mientras me abrazaba más cerca de su cuerpo.

—Deberías ir a la mesa y comenzar a desayunar.— La miré sobre mi hombro y se giró hacia la mesa para luego volverse a mi.

—Debería. Pero de todo lo que preparaste te quiero comer a ti. ¿Estás en el menú?

—Eso era antes, cuando intentaba despertarte ahora ya no.—Le dije tomando las tazas de café para nosotras  y luego fuimos a la mesa.

—Debí despertarme en ese momento, mierda.—Murmuró mientras se sentaba en una silla y yo hice el intento fallido de sentarme a su lado porque me tomó de la cintura llevándome sobre sus piernas.—Te puedes sentar aquí.—Dijo pasando un brazo por mi cintura mientras alcanzaba su taza de café.

—¿Está rico?—La miré mientras dejaba mi taza sobre la mesa y le acomodaba el pelo hacia atrás.

—Todo lo que haces es rico.—Habló divertida mientras se reía. Dejé de acomodarle el pelo sintiendo mis mejillas arder recordando lo que le había hecho la noche anterior.—Aww tienes vergüenza.—Dejó su taza de café y me abrazó con ambos brazos mientras me daba besos en la mejilla.

—Déjame.—Dije apartándome de sus labios.

—¿Qué harás hoy? ¿Qué te parece si pasamos el día juntas?—Me dijo riéndose un poco por la situación anterior.

—Tengo cosas que hacer.—Bajé mi mirada para no verla a los ojos porque sabía cuál era su cara cada vez que me negaba a algo.

—¿qué cosas?—Suspiró abrazándome más y escondió su rostro en mi cuello.

—Cosas, Lauren. Tengo que ayudar a mamá, ir a ver si puedo encontrar empleo y…

—No necesitas trabajar.—Me interrumpió.—Dejé mucho dinero en la cuenta de tu madre. Además te tienes que recuperar y no quiero que estés teniendo obligaciones hasta que estés mejor. Incluso mi padre puede darte otra vez el…

—Voy a ir, Lauren.—Dije viéndola ahora.—Y… Te Voy a devolver ese dinero porque…

—No quiero ningún dinero.—Frunció las cejas.—No te atrevas porque voy a enojarme contigo.—Suspiré negando.

—Nos vemos mañana supongo.—Dije bajándome de sus piernas.

La escuché suspirar otra vez y me siguió hasta su habitación donde me vestí bajo su mirada y cuando fui hacia la puerta se puso en mi camino para abrazarme de la cintura.

—No te puedes enojar.—Me pidió juntando nuestras frentes.—Lo hago porque te quiero cuidar.

—No me enojo.—Le di un beso.—Te llamo en la tarde.

—¿Puedo verte en la noche al menos?—Me acarició la mejilla haciéndome sentir una mierda otra vez con ella porque era tan buena y yo… Simplemente era un desastre.—O puedes venir a dormir conmigo otra vez.

—Te llamo y vemos ¿Te parece?—Asintió no muy convencida.—Te amo y anoche fue increíble.

—Lo sé.—Susurró.—Y yo también te amo. ¿Quieres que te lleve?—Negué.

—Normani ya viene por mí.—Me abracé a su cuello y uní nuestros labios en un beso suave y lento. No quería que se me quitara su sabor durante todo el día. Yo ni siquiera quería alejarme de ella pero sí tenía cosas que hacer.

Nos separamos cuando la bocina del auto de mi amiga sonó y le di un último beso.

—Te veo luego, bebé.—Asintió mientras me tomaba de la mano hasta que llegamos a la puerta y me dio un último beso antes de abrirla para mi. 

**

*Lauren pov*

—No sabía que te gustan los perros.—Miré a Marie sentada en el césped a mi lado y sonreí.

—Sí, me encantan. Junior es uno de tres. Los otros dos están en mi otra casa en un pequeño vecindario alejado de la ciudad.

—¿Son hermanos?—Negué relamiendo mi labios.

—Junior tiene una novia allí y tuvieron crías hace un tiempo, solo me quedé con una así que son una familia.—Me reí viendo a mi perro correr por el parque. Toda la gente se detenía a acariciarlo porque él se acercaba o les llevaba su juguete para que se lo lanzaran lejos.

Me había encontrado con Marie mientras caminaba con Junior y llevábamos un rato sentadas hablando de cualquier cosa. Ella era bastante interesante y hasta teníamos los mismos gustos en muchas cosas.

—¿Estuvo bien el club anoche?—Pregunté y asintió.

—Sí, estuvo genial. Dinah y Vero son divertidas.—Asentí rodando los ojos. Si donde había fiesta estaban esas dos.—Que lástima que no pudiste ir con nosotras… La hubiésemos pasado mejor.

Mantuve mi mirada al frente y no dije nada por un momento.

—Tenía que cenar con mi novia. Yo le había pedido así que no podía cancelar. Supongo que otra vez será.—Me encogí de hombros.

—¿Llevas mucho tiempo con ella?—Me miró de reojo y sonreí volviendo a ver a mi perro.

—Casi ocho meses. Supongo…—Fruncí mis cejas pensando. Ocho meses serían contando los cuatro que estuvimos alejadas. Definitivamente  no era así.—En realidad son cuatro pero… bueno, estuvimos cuatro meses alejadas y volvimos hace algunas semanas.

—¿Cuatro meses?—Estaba sorprendida.—Ayer cuando la acompañaste a la puerta del local y se despidieron parecía como si estuvieran juntas desde hace mucho tiempo.—Me reí negando.

—Somos un desastre.—Suspiré.—Pero la amo.—Ella me vio asintiendo. Dinah tenía razón, ella se veía un poco extraña cuando yo hablaba así de Camila.—Ella hace unos meses tuvo un trasplante de corazón, antes habíamos estado en un mal momento y no quería verme… Así que le di espacio.—Me detuve un momento.—Pero acá estamos.

—¿Es difícil? Digo, para ti porque ella no puede tener una vida… normal ni hacer tantas cosas. Al menos a mi padre cuando también le pasó su vida cambió mucho y no fue fácil.—Me encogí de hombros.

—Sí, es difícil para ella más que nada porque se siente mal al no poder hacer todo lo que quiere, pero como te dije yo la amo y voy a estar para ella siempre. Sé que todo lo que pasamos y esto ahora son piedras en el camino y va a estar todo bien con el paso del tiempo. Ahora estamos bien y no me quejo, yo la entiendo, no es fácil.

—Eres una buena persona.—Bajó la mirada a su mano que jugaba con el césped y sonreí un poco.—Y se nota que de verdad la quieres porque no cualquiera seguiría luego de tanto. Cuatro meses es mucho y tú la esperaste.

—No podía dejarla ir así como si nada… Estaba pasando por un momento doloroso de su vida y no tenía que cargar conmigo tampoco, por eso le di mi apoyo de otra manera y esperé a que se sintiera lista para hablar conmigo.

Realmente había aceptado que Camila no me quisiera ver, aunque me doliera demasiado  y yo la haya pasado mal, no había otra cosa que hacer más que darle tiempo y espacio. Sin duda fue lo mejor que hice a pesar de haber estado tan mal y de haber sufrido, valió la pena porque ahora estaba conmigo otra vez. En verdad, no me importaba tanto el pasado.

—¿Qué hay de ti?—Pregunté al ver que se había quedado viendo el suelo como si estuviera pensando en algo y yo también me había quedado en silencio.

—No hay mucho que decir de mi vida en ningún sentido.—Se rió sin gracia, algo triste.—Mi madre murió cuando yo tenía diez años y papá hace siete, cuando tenía quince.—Se encogió de hombros.—No tuve muchas parejas y… las que tuve simplemente eran un juego o me veían como tal.—Se volvió a reír un poco.

—Oh. No sabía, lo siento mucho.—Negó.

—Ya está.—Se encogió de hombros nuevamente.

Yo me puse en un lugar un momento y pensé que habría sido realmente difícil para ella. No podía imaginar mi vida sin mis padres, aunque sabía lo que era que jueguen con uno de esa manera. Siempre había elegido mal mis parejas o simplemente las cosas no funcionaban, excepto Camila. Yo de ella, sobre todas las cosas, no podía decir nada porque estaba muy enamorada y simplemente estaba ciega de amor. No veía nada malo en ella.

—Fue difícil me imagino.—Asintió.—Pero te ves bien, lo estás ¿no?

—Es que no me queda otra, Lauren. Tenía que ser fuerte por mí misma, si yo no salía adelante nadie iba a ayudarme. Mis abuelos estaban conmigo pero simplemente quería estar sola y al querer estar sola me dieron el espacio, quizás demasiado y me las arreglé sola, pude sola, salí adelante sola y aquí estoy, sola. Hay días en los que todo es una mierda pero es lo que me tocó.—Desvió la mirada al frente sin decir nada más.

—Deberías sentirte orgullosa de ti… Ellos lo estarían, deben estarlo. Saliste adelante siempre y mírate eres una persona decente aún así cuando tuviste tanta pérdida y dolor en tu vida aún sigues aquí y eres alguien digno. Eres una persona valiente y no cualquiera lo es cuando le toca una vida difícil. Y no estás sola, ahora tienes a Vero y Dinah que aunque sean demasiado insoportables y les cueste un poquito ser normales, son buenas personas y no les va a importar estar para ti si las necesitas, yo también, puedes contar conmigo. Sé que no nos conocemos mucho pero podemos.

—Gracias.—Sonrió un poco viéndome a los ojos.—Eres una buena persona de verdad.

Remove the chains {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora