Capítulo 28

13K 681 20
                                    

*Lauren pov*

—Tienes que acompañarme. Por favor.—Camila negó intentando soltarse de mis brazos mientras caminábamos por la vereda vacía.—¿Por qué no?

—Porque no, Lauren. A Marie no le caigo bien, no le agrado y para nada va a gustarle que vaya a su fiesta de cumpleaños contigo.—Enlacé nuestros dedos cuando le tomé la mano caminando a su lado.—Ve tú sola.—Le di un apretón para que me viera a los ojos y lo hizo por un momento.

—No le caes mal. Es cosa tuya porque eres una loca. Además, eres mi novia no debería tener problema con que vengas conmigo. Es más, no le importa, lo sé.—No dijo nada mientras comenzaba a sacar la llave de mi casa para abrir la puerta.

Yo le había dado una copia de llaves para que la tuviera ella. Era una manera de demostrarle que la dejaba entrar aún más en mi vida, que la quería tan cerca y que confiaba en ella, que la necesitaba más que a nada. Pensé en que sería un gran paso entre nosotras que tuviera acceso a mi propia casa cuando quisiera.

—Te prometo que nos vamos a divertir. Podemos ir a cenar juntas antes, luego vamos a tomar algo y bailar un poco.—Sentí los pasos de Junior acercarse cuando Camila abrió la puerta y me apresuré para que él saltara sobre mí y no sobre Camila porque podía hacerle daño.

—Ya te dije que no. No me voy a sentir cómoda. ¿Quieres eso?—Negué acercándome a su cuerpo abrazándola cuando Junior fue detrás de la pelota que le lancé para que se vaya.

—No vas a sentirte incómoda porque voy a estar contigo cada segundo. Te lo prometo.—Le di un beso en la mejilla.—Por fa.

—¿Para qué vas a llevarme si sabes que va a llegar un momento en el que necesite sentarme, estar quieta o hasta ir  a la cama porque mi cuerpo se pone débil? Solo voy a arruinar tu noche mientras te diviertes. No te preocupes por mí.—Negó sacando mis brazos de su alrededor y caminó hasta la cocina donde estaba su abrigo.

Habíamos ido a dar una vuelta y ahora que regresamos, por lo que noté, se iba.

La seguí y me puse frente a ella en la cocina. Dejándola entre la mesa y mi cuerpo la vi a los ojos. Yo estaba molesta porque odiaba que dijera esas cosas, pero no se lo demostré porque no ayudaba en nada ahora.

—¿De verdad me vas a dejar ir sola?—Bajó la mirada soltando un suspiro y pasó los brazos por debajo los míos.—Ven conmigo. Por favor.—La envolví con mis brazos y le di un beso en la mejilla.—No me importa la hora en la deba volverme, mucho menos si necesitas sentarte un poco, si necesitas que te cuide o lo que sea. Dios. Camila, eres tan terca y no entiendes que no me importan esas cosas. Son  insignificantes para mí tanto como volverme temprano de una estúpida fiesta porque mi novia necesita dormir o descansar.

—Ya, lo siento.—Dijo abrazándome.

—¿Me acompañas?—Le acaricié la mejilla mientras le daba un pequeño beso en la nariz. Sonrió apenas apretando los labios y asintió una vez.—Gracias. Y no te vayas. Vamos a cenar y luego vamos a la fiesta.

—No tengo ropa aquí, Lauren.

—Hay un vestido blanco en mi armario y es tuyo porque mío no es.—Sonrió dándome un beso en la barbilla.

—No voy a ponerme eso. Tiene abertura adelante y… se me ve la cicatriz.—Rodé los ojos negando.

—¿Hablas de esa marca que te hicieron hace meses para poder salvarte la vida y que gracias a eso hoy estas aquí, así de bonita entre mis brazos? ¿Eh?

Me vio a los ojos con una mirada llena de cariño, pero a la vez de dolor.—Eres tan insegura y no ves lo preciosa y perfecta que eres en realidad, Camila.

—Basta.—Dijo avergonzada escondiendo el rostro en mi cuello.—Y no quiero ponerme eso. No insistas, por favor.

—Está bien. No insisto.—Asentí acariciando su cuello.—Vamos a pasar por tu casa para que te cambies.

—Pero antes me doy una ducha.—Sonreí.

—Una ducha juntas y luego vamos a tu casa.—Asintió cuando se alejó un poco para verme.

*

*Camila pov*

Me había puesto un remerón de mujer, me llegaba hasta la rodilla y lo acompañé con botas negras largas, mi pelo suelto mientras que Lauren se había vestido muy… a lo Lauren. Jeans una remera ancha y el pelo suelto. Era tan hermosa y simplemente vestía informal, como siempre.

Como prometió, estuvo a mi lado cada segundo, me tenía abrazada por detrás con un brazo ya que con la mano libre tomaba de la cerveza. El club estaba lleno y el grupo de amigos de Marie era enorme. Lauren me dijo que la mayoría eran amigos suyos también. Yo no conocía a nadie más que Dinah, Vero y Marie pero tampoco hacía el intento de hablar con alguien puesto a que no me sentía muy cómoda.

Y luego de algunas horas me tenía molesta el hecho de que las “amigas” de mi novia se le estuvieran tirando encima aún así cuando me tenía abrazada, me daba besos y me hablaba al oído sonriendo. A ellas no me importaba que Lauren me presente como su novia, seguían coqueteando con ella, ignorándome completamente. Las odiaba. Eran todas unas zorras de mierda. Y Lauren no las alejaba, se quedaba allí escuchando las estupideces que les decían esas tipas.

Saqué el brazo de Lauren de alrededor de mí y le dije que iba al baño sin esperar respuesta de ella para irme. Caminé entre  la gente para llegar al baño de mujeres y simplemente entré allí para calmarme un poco. Me apoyé contra la pared sintiendo el frío de las cerámicas pasar por sobre la tela de mi ropa hasta llegar a mi espalda.

Me sentía tan estúpida en ese lugar. A Marie obviamente no le caía bien y encima esas idiotas coqueteando con mi novia delante de mí. Dios. Yo sabía que Lauren era hermosa, que llamaba la atención de las personas porque era una diosa y volvía loco a cualquiera que viera ese rostro serio, esos ojos verdes y ese cuerpo bien trabajado que tenía. ¡Pero era mía! Y no podía estar tranquila.

Las personas entraban y salían del baño. Las mujeres se arreglaban frente al espero enorme que cubría toda la pared. Todas ellas eran hermosas pero ninguna se comparaba con la chica vestida como si estuviera en su casa que tenía como novia. Lauren me tenía idiota y la quería toda para mí otra vez. Quería que me abrazara, que me besara, que me dijera cosas lindas como siempre y escuchar de sus labios que me amaba. Quería que me hiciera el amor lentamente hasta que no pudiera más. La necesitaba.

Yo era tan insegura y cada maldita cosa que me afectase lo hacía de una manera profunda. Todas esas mujeres que Lauren tenía encima eran hermosas, eran más lindas que yo y no tenían ningún puto problema en el corazón, no tenían una operación que les impidiera tener una vida normal y divertida.

Respiré hondo dispuesta a salir para pedirle a Lauren que nos fuéramos a su casa. La necesitaba. La quería conmigo. Solo para mí. Quería saber que solo éramos ella y yo en su cama, en su habitación, en su casa, quería saber que era a mí a quien miraba a los ojos con deseo justo antes de hacer el amor.

Pasando entre las personas, me detuve en medio de alguna parte del lugar clavando mis ojos en la mujer que tenía a Lauren del cuello intentando llegar a su boca. No sé si pasó, no sé de dónde saqué la fuerza para moverme hacia la salida. Solamente quería salir de allí, quería respirar un poco, quería aire fresco golpeando en mi rostro. Quería a Lauren conmigo. Ahora.

Sentí las lágrimas quemar en mis ojos pero no las dejé caer. Me descubrí en un jardín de espaldas a la entrada donde se realizaba aquel club. Respiré hondo intentando calmarme. No quería estar mal ahora, no podía. A pesar de que me recuperaba rápido y bien de la operación, no debía tener malos momentos, cualquier cosa podía hacerme daño. Yo seguía siendo débil y buena para nada.

Sentí pasos acercarse a mí rápidamente y supe que era Lauren por el ruido que hacían sus borcegos al chocar contra las cerámicas.  Sus brazos me envolvieron desde atrás pegándome a su cuerpo con extrema suavidad como si supiera lo que acababa de pensar, que me sentía débil. Odiaba la facilidad con la que podía caer entre sus brazos. Era tan vulnerable cuando se trataba de ella.

Intenté salir de entre sus brazos pero era más fuerte que yo y en ese momento lo era más.

—Espera. Detente, Camila.—Negué apretando los labios e intentando que me soltara pero logró pegarme contra su pecho abrazándose a mí sin hacerme daño.—No lo hizo, mi amor. Te lo juro.

Se me escapó un sollozo contra su remera y acarició mi mejilla con su nariz mientras me daba un beso allí.

—Perdóname. No vi venir eso, ella me quiso besar pero le corrí la cara. Te vi salir de entre la gente e intenté que se alejara, pero fue tarde porque nos viste. Lo siento mucho.

—No les importaba que yo esté allí a tu lado, Lauren. Se te tiraban encima de todas formas. ¿No te diste cuenta de que me sentí una estúpida? ¿De que me hizo sentir mal?—Di un paso hacia atrás obligándola a soltarme.

—No pasó nada, Camila. No lo permití. Yo nunca te haría algo así, mi vida.—Desvié la mirada dejando caer algunas lágrimas. No era con ella el enojo, era con esas chicas por ser así y conmigo por ser tan idiota.—¿No me crees?—Habló en voz baja tomando mi rostro para que la mire.

En sus ojos veía la preocupación. A pesar de sentirme mal y enojada con esas tipas sabía que no era capaz. Lauren jamás me haría daño de ninguna manera, nunca me haría algo así.

—Me quiero ir.—Hablé con la voz entre cortada.—No quiero estar más aquí.

—Quería que tú y yo bailamos un poco, juntas, quería abrazarte y besarte delante de todo el mundo para que nos vean.—Acercó su rostro al mío.—Media hora más y vamos a casa.

—No, Lauren. Quiero irme.—Enlacé los dedos de ambas manos con las suyas.—No soporto esto.

—¿Cómo no lo soportas?—Negó con una sonrisa pequeña.—Si tienes bien claro que te tenía abrazada a ti, te decía a cada rato que te amo y que me digas si estabas bien, si sabes que cuando  salgamos de aquí me iré contigo a casa y vamos a dormir juntas en la misma cama luego de hacernos el amor. Déjame mostrarles que soy tuya.

—No tengo ganas de nada.—Dije apartando la vista y limpió cualquier rastro de lágrimas.—Vamos a casa.—Le pedí.

—¿Una canción y vamos a casa?—Sonrió viéndome a los ojos y suspiré asintiendo. Era imposible decirle que no cuando me miraba con esos ojitos verdes que me  volvían loca.


Lauren me tenía, literalmente, contra su cuerpo al abrazarme con ambos brazos. Su mejilla estaba apoyada sobre la mía mientras que yo escondía mi rostro en su cuello. Tenía los ojos cerrados disfrutando de la cercanía de su cuerpo con el mío, de sus brazos, de sus besos y las palabras que me decía el oído mientras bailábamos al ritmo de la música.

—Lauren…—Le dije cuando sentí su mano bajar hasta mi trasero colándose por debajo de la remera larga. Soltó una risa ronca que me hizo temblar y aferrarme más a ella.

—¿Qué?—Preguntó haciéndose la tonta y alejándose un poquito para poder estar frente a mí, rozando sus labios con los míos.

—Me estás metiendo mano y alguien pude vernos.—Sonrió.

—¿Nunca quisiste hacerlo con el miedo de que alguien te descubra? Tanta adrenalina sería increíble.—Me reí contra su boca.

—Te amo, idiota. Y vamos a casa. Quiero estar contigo a solas.

—¿Tienes planes, señorita Cabello?—Me dio un beso largo en los labios dejándome con una sonrisa boba.

—Vas a saberlo cuanto antes me saques de aquí.—Me mordió el labio superior suavemente y luego atrapó el inferior con los suyos comenzando a besarme lento y profundo.

—Vamos que quiero que me cuentes sobre esos planes.—Dejó un último beso en mi boca antes de tomar mi mano y sacarnos de aquel lugar sin avisarle a alguien.

*

—¿No es raro ver a tu ex con su novia abrazarse frente a ti?—Lauren cerró los ojos escondiendo el rostro en mi cuello y yo simplemente sonreí escuchando a Vero.—Yo no lo soportaría.

—No, no es raro. No sé. Me gusta ver bien a Lauren.—Le dijo Kristen.—Vero, no creo que sea buena idea.

—Claro que sí. Necesitan un poco de acción. De la buena, no de… eso, ya sabes. Tienen una vida sexual muy activa últimamente y…

—No quiero saber, Vero.

—Bueno, lo siento. Quiero decir que tenemos que ir porque es un lindo lugar y a Lauren le va a gustar.

Lauren se alejó de mí y me dio un beso en los labios antes de ir hasta la puerta de su despacho.

—Y a Camila también. Al menos que no quieras verlas besarse todo el día no las invitamos, pero…—Lauren abrió la puerta apoyando su cuerpo contra el marzo y desde mi lugar sentada en su escritorio podía ver su sonrisa.—Justo hablábamos de ti.—Escuché a Vero.

—No me digas.—Solté una risita porque Lauren era tan mala a veces.—Al menos si van a secretear cerca de mi puerta hablen en voz baja.

—Hola Lauren. Yo le dije que no te molestemos ahora.—Habló Kristen.

—¿Qué quieren?—Preguntó sin rodeos.—Tú deberías estar trabajando Vero.

—Tengo un momento libre.

—Con algunos amigos alquilamos unas cabañas.—Empezó Kristen y me bajé del escritorio de Lauren para ir hasta ellas, sonriendo cuando Lauren me abrazó con un brazo por la cintura y Kristen me dio una sonrisa antes de seguir.—Y pensé que podían ir con nosotros si quieren. Vamos por el fin de semana y va a ser divertido. Ya sabes como son ellos, Lauren.

Mi novia asintió con una pequeña sonrisa y luego me miró a mí que solo me encogí de hombros.

—Déjame arreglar algunas cosas y el de aviso en la tarde.—Vero sonrió y Kristen asintió.

—Pero no te olvides que sino no puedo contarte más detalles luego.—Lauren asintió y Vero fue la primera en despedirse.—Bueno, solo venía a eso.

—¿No podías llamarme? Era más fácil.— Kristen rodó los ojos.

—Estaba de paso.—Le dio un suave golpe en el brazo.—Entonces espero que me llames. Nos vemos, Camila. Intenta convencer a ésta aburrida.

—¿Qué dices?—Me preguntó cuando cerró la puerta una vez que Kristen se fue. Me di la vuelta para verla con una sonrisa.—¿Qué?

—No tienes que preguntarme. Si quieres ir, ve.—Le dije apoyándome contra su escritorio.—Y deberías.

—Deberíamos.—Dijo tomándome de la cintura y sentándome sobre la madera.—Voy a alquilar una cabaña para nosotras.—Me dijo poniéndose entre mis piernas. Me dio un beso en los labios antes de abrazarme con ambos brazos.—Los amigos de Kristen son geniales. Tienes que conocerlos. Además, vamos a pasarla bien.

—Yo creo que es un poco raro que vaya a un lugar donde están los amigos de la ex de tu novia y ella allí.—Dije  bajando la mirada y se rió.—No te rías, Lauren.

—Todo el mundo sabe que Kristen y yo estamos bien. No empieces con estas cosas otra vez.—Negó suspirando.—Podemos ir con ellos pero luego hacemos lo que nosotras tengamos ganas de hacer. No tenemos que seguirlos en todo, ni hacer lo que ellos hagan lo que normalmente son locuras.—Comentó divertida. Sonreí viéndola con cariño porque se preocupaba por todo y me encantaba. Sabía bien que todavía era algo insegura y que lo era más desde la operación, que todavía no me sentía bien conmigo misma.—Si tú vas yo voy.

Le tomé las mejillas con ambas manos y le di un beso en los labios.

—Te amo.—Sonrió.

—¿Eso es que sí?—Se mordió el labio. Me encantaba que haga aquello. Era demasiado linda.

—Eso es que te amo.—Le mordí la mejilla.—Y que sí vamos a ir.

—Odio que me muerdas, Camila.—Frunció el ceño viéndome y le di un beso en los labios.

—Solo odias cuando te muerdo en la mejilla.


Remove the chains {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora