No pedí que me sacaran el corazón, ¡exijo un rembolso!

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-¿Seguro de que todo está bien? 

-Si.

-Pero se ve muy hinchado. 

-Aún me queda el otro ojo.

-Me sobra algo de crema, podría ponértela y casi no se notaria. 

-Dije que estoy bien

-De acuerdo, si quieres andar como dálmata por toda la plaza es tu problema.

Cuando Alex y yo nos encontrábamos solos en nuestro cuarto en el 2° piso, descubrimos que mi ojo se había puesto realmente mal. Resultó que aquel vago golpea todavía más fuerte que lo que aprieta. Le había pedido hielo a servicio a la habitación y me lo había puesto sobre la cara con una toalla, pero seguía notándose bastante la huella de mi humillación pública.

-Me sorprende que no hubieras agradecido al profe que te salvara vida. 

-Él no hizo más que empeorar las cosas.

-¿Qué querías que hiciera? Por lo que me dijiste, tú única opción era darle paletazos sabor limón a ese ratero. 

-Le hice más daño de lo que me hizo. Lo considero una victoria.

Me destapo la cara e intento abrir mi parpado izquierdo con lentitud mientras cierro el otro. Las verdes paredes se veían azul marino, el techo blanco lucía todavía mas alto de cómo entré y el televisor era de pésima recepción con o sin el ojo herido. 

-Ni la tele puede entretenerme ahora. Creía que la adolescencia te hacia más idiota que lo que ya eres.

-El único idiota aquí eres tú. Ya levántate princesa que estás acostado sobre mi ropa. 

-¿Todavía piensas cambiarte? Son las 3 y media de la tarde.

-Pero en media hora saldremos al centro de la ciudad y van a tomar fotos de todo mundo bien arreglado para la ocasión. Deberías hacer lo mismo. Por lo que sé, a las chicas les gustan los chicos rudos pero ese moretón te resta bastantes puntos

Los único que había hecho en el día era ser la fuente de atención de la generación y me ha creado mala reputación en menos de 24 horas. Si quiero salvar estas vacaciones he de hacer algo que no suelo hacer: tragarme el orgullo y ser amable con todos.  Por algo entré al equipo de futbol de la escuela La Salle, se suponía que lograría acercarme a alas personas pero en realidad solo me volvió más competitivo.

-Bueno... es una ocasión especial. 

-¡Así se habla! Te prestaré un camiseta Polo, color rosa fosforescente acá bien fresa, usas unos mocasines, unos lentes oscuros y listo pa' conquistar morritas.

-Ni lo sueñes. Con una chaqueta de cuero bastara. 

-No manches, wey.

-¿Qué? Nunca pasan de moda

Me levanto de la cama que se había convertido en el closet de Alex y voy a mi mochila arrinconada en una esquina para sacar mi chaqueta. Al ponérmela sentía que mi autoestima iba en aumento y una gama de vanidad juvenil pasaba por mis venas. Me sentía genial, me veía genial.

-Acéptalo. 

-¿Qué cosa?

-Soy el dálmata más sexy del mundo

No tardamos para volver al lobby y reunirnos con el resto del grupo de alumnos y maestros abordando los autobuses de nuevo. El Hermano dio instrucciones de vernos en la entrada por donde entráramos a la Plaza Galerías y que tendríamos alrededor de unas cuantas horas para comprar, comer, divertirnos un rato mientras que los maestros tenían un rato de diversión entre ellos también.

Dany Hdz. y la Muerte del 5° SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora