Oh sí. La arena de playa entre mis dedos, bikinis, la brisa salada acariciando mi rostro, más bikinis, la luz solar sobre mi piel y, por supuesto, muuuuchos bikinis.
Puerto Vallarta es de las mejores playas del país, por algo es de los sitios más visitados por turistas de todo México. Además de ser el punto más al oeste posible al pudiéramos ir. Me hubiera gustado estar abajo, donde está toda la emoción y la fiesta, pero nooooo... Mi señora esposa quería "subir al maldito Mirador de Cero de la Cruz para tener una vista más amplia de la zona".
Lean lo último con voz chillona. Así lo pensé yo.
-¿Entendido?
-Sí.
-No estabas escuchando, ¿verdad?
-Sí.
-Eres un idiota.
-Ya pues, ¿qué decías?
Mica gruñó y casi me pone las manos encima si Cuau no se me hubiera salvado de morir horcado.
-Esto del romance no te sale nada bien, cuate.
-Tal vez deberías enseñarme un poco.
Me soltó un codazo y me dijo que debería prestarle más atención.
-Ella te decía que no era buena idea repetir lo de Teotihuacán, pues no tenemos permiso para hacer rituales en público ni nada por el estilo. Puede que no tengamos la misma suerte que la última vez.
-Sí, seguro... ¿Pero podríamos acercarnos más al nivel del mar? Todavía estamos lejos de la costa y estamos viajando hacia el Inframundo.
-No se trata de algo tan literal, tienes que encontrar una forma de negociar con los dioses.
Suspiré y me tallé los ojos. Estoy demasiado cansado. Si han viajado en camión sabrán que no es el medio de transporte más cómodo para dormir durante la noche. Además, atravesamos toda la ciudad a pie apenas salimos la estación y subimos esta montaña llena de escaleras.
-Entonces, nos quedaremos aquí hasta que anochezca. Al fin y al cabo estamos siguiendo al sol hasta donde no hay más luz.
-Cierto... Bien pensado, se lo diré a Micatzin –Cuau puede ser muchas cosas, pero la mejor de todas es un amigo comprensible.
Cuando se fue a tranquilizar a la princesa berrinchuda, me tomé la libertad de ver a nuestro alrededor.
La colina era básicamente un balcón muy grande con vista a la costa, las madres corretean a sus hijos pequeños para que no se caigan y se raspen con el suelo de cemento. Algunos otros turistas se toman fotos al borde y suben todavía más escaleras para tener una mejor vista.
Curiosamente, pensé que me encontraría con un poco más de comercio. Ya saben, lo típicos vendedores de artesanías de conchas, pulseras con piedras pequeñas y camisetas diciendo "I ♥ the beach" o algo así... pero no hay ninguno. Supongo que los corrieron antes de que sus puestos sean destruidos por nosotros.
Lo único que sobresalía de la plaza tan libre de distracciones, era una camioneta de TV Azteca con su equipo de producción saliendo para reportar en vivo el clima de hoy.
Cosas como éstas me han llevado a sospechar de todo, pero el productor y el camarógrafo se veían normales con sus uniformes y materiales de trabajo. Empezaron a planear la toma muy cerca de la orilla en lo que la reportera salía del vehículo.
Ella era la que me llamaba la atención.
Bien sé que las reporteras y conductoras deben de tener cierto atractivo, pero esta mujer sí que se la rifó: llevaba blusa blanca, falda verde jade y una bufanda de seda con el mismo color, no era muy alta pero los tacones le sumaban un par de centímetros, su cabello era de castaño oscuro, largo, brillante y un poco ondulado; su rostro era joven, no tenía ninguna imperfección aunque no llevara maquillaje y sus ojos... Wow... si no estuviera casado...
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Dany Hdz. y la Muerte del 5° Sol
JugendliteraturDany está a solo un semestre de terminar la Preparatoria y sería un enorme éxito que logrará enorgullecer a su madre, mujer que lo crió sola, terminarla sin tantos problemas como suele tener él... PERO UNA HISTORIA ASÍ SERIA MUY ABURRIDA. Cuand...