II. Decisión.

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Otro día ha pasado en el instituto. Otro día de aburrimiento que Takano esperó con esmero hasta el final. Declinó la oferta de Miyagi esa mañana y se puso a pensar lo que pasaría si él incluyera a otro paciente bajo su cuidado, por no hablar de alguien de Cuidados Especiales. Además, pensar en Onodera le molestaba un poco. Takano sabía que quería un cambio, pero él sabe cuando debe mantenerse alejado de algo o alguien que huele a problemas.

Se quitó las gafas y se masajeó el puente de la nariz.

—¿Debería... dejar esta profesión e irme a vivir a algún lugar lejano? Maldición... Ni siquiera sé lo que quiero—. Suspiró, inhalando y exhalando lentamente.

—¡Oi Takano-san! las enfermeras y yo queremos ir a beber después de las rondas ¿Te gustaría acompañarnos?—. Samaki, el médico asignado en el mismo departamento que él ofreció.

Takano mostró una sonrisa, falsa por supuesto, y miro al médico frustrado.

—Ah, lo siento mucho, Samaki-san... pero ya tengo planes para esta noche.

¡Genial! A pesar de que estoy tratando de parecer sincero, siento todo lo contrario

—Mmh, que mal, las enfermeras realmente querían que vinieras ¿sabes?—. Dijo Samaki con tono decepcionado mientras se quitaba su bata y la colgaba dentro de su casillero.

Takano rió levemente.

—Iré la próxima vez ¿Está bien? De todos modos, gracias.

Samaki con una mirada de decepción, sólo suspiró y salió del vestidor.

De repente, cansado de actuar tan amable, Takano se sentó en la silla más cercana situada en frente de un gran ventanal para tomar un respiro.

Curiosamente, Takano se había estado sintiendo muy inquieto no importa qué. Entonces recordó lo que vio el otro día.

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Era su turno de noche. Uno de sus pacientes vomitó sobre él y a toda prisa fue a los vestidores para cambiarse. Takano estaba demasiado molesto que no se dio cuenta de que había algo al otro lado de la ventana, al inicio pensó que era algún grupo de luciérnagas bailando en medio del jardín, pero justo cuando estaba a punto de salir, hechó un vistazo más de cerca hacia afuera, como comprobando lo que era realmente.

Allí, en medio de las femenimas estatuas desnudas que rodeaban los amplios jardines, había alguien de pie, ¿Un médico tal vez?. Pensó que la persona era un médico debido a la bata blanca que llevaba puesta, brillando en contra de la oscuridad del entorno. Lo único que pudo percibir en ese momento fue el perfil del joven, siendo capaz de notar los ojos de la persona que miraba fijamente el cielo. Takano lo observó atento, mirando aquellos ojos brillantes perdidos en algún punto del cielo nocturno.

Cuando el reloj marcó las 12:00 am, el médico de blanco, al parecer Onodera Ritsu, uno de los pocos pacientes en cuidados especiales entró con bastante rapidez de vuelta a donde vino.

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Ahora que lo pienso, Miyagi tiene que utilizar un pase especial para entrar y salir de las instalaciones de cuidados especiales, así que, ¿cómo es que Onodera fue capaz de salir al patio esa noche?

Takano se levantó y se puso su chaqueta. No era como si realmente le importara saber el por qué, podría ser sólo el encargado que le permite tomar su paseo de medianoche o algo así. Cerró la puerta y echó un vistazo a su reloj de mano, 6:35 pm. Aún tiene mucho tiempo para jugar esta noche.

Enfermo Mental - Sekaiichi Hatsukoi & Junjou Romantica #SA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora