XXIV. No Hay Nada Que Temer

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Parpadeó un par de veces para evitar la somnolencia que dominaba su mente y su cuerpo. Había estado dentro de su habitación casi todo el tiempo, sólo salí  para hacer las sesiones regulares de entrenamiento con Matsuda y Yokozawa. Pero después de todo eso, se encerraba de nuevo en la habitación, investigando, friendo su cerebro con la posibilidad de que la cura ya estuviera a la mano.

—Hoy no...—. Takano gruñó, secando una racha de sudor en su frente a pesar de la temperatura helada del exterior. Tenía fiebre, pero siguió trabajando de todos modos. Encontraría algo útil aunque lo matara. Pero Yokozawa no permitiría un acto heroico tan estúpido.

—Takano, ¡morirás antes de salvar a alguien con lo que estás haciendo!—. Gritó Yokozawa, quitando la computadora portátil de la mesa desordenada de Takano.

Frunciendo el ceño, Takano se levantó y trató de arrebatarle la computadora portátil.

—¡Yokozawa, no jodas conmigo!—.

El hombre que sostenía el portátil frunció el ceño a cambio.

—Aprecio tu dedicación, pero como médico, sabes muy bien que el cerebro necesita descanso para funcionar a su 100%. ¡Vamos Takano, descansa! Has estado en marcha desde hace tres días. Cualquiera se pondría así de estresado—.

—¿Cómo puedo descansar cuando siento que ya casi estoy ahí?—. Takano gritó, golpeando su puño en la mesa que envió un par de papeles volando hacia el suelo.

Yokozawa respiró hondo y colocó el portátil encima de los libros sobre la mesa.

—No quiero hacer esto, pero no me dejas otra opción—.

—¿Qué?—.

—Me llevaré a tu Chironex y no la devolveré hasta que te metas en esa cama y descanses bien—.

Con incredulidad por toda la cara de Takano, sus hombros cayeron y exhaló lentamente. Hablar a su manera con un Yokozawa totalmente decidido sería sólo una pérdida de tiempo. Además, sabía que era también por su propio bien, simplemente no podía dejarse descansar cuando su cerebro corría como loco. Como cuando estas al final de la resolución de un rompecabezas y te interrumpen. Eso era una gran irritación.

Una frustración clara brilló ante la cara de Takano antes de volverse finalmente hacia su cama.

—Bien. Descansaré. Pero continuaré con esto mañana—.

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Takano se despertó un poco mareado. No a causa de alguna dolencia, sino por un sonido fuerte e incoherente que rompía el habitual silencio de su base subterránea.

Él entrecerró los ojos mientras se sentaba en la cama. Finalmente después de haber podido descansar, se dio cuenta de lo desorganizado que estaba, a pesar de que siempre trataba de estar siempre limpio con su lugar de trabajo. Lentamente miró el pequeño reloj que colgaba de la pared y suspiró. 10:00 am.

—Dormí demasiado... si que estaba muy cansado—. Murmuró al entrar al cuarto de baño.

Casi creyó ver a otra persona cuando se miró en el espejo. El tipo que lo miraba fijamente a través del espejo tenía rastrojos en la mandíbula, su cabello parecía demasiado fuera de lugar, y su ropa tan desordenada que no podía creer cómo se las arregló para transformarse en un nerd total.

Se encargó de su apariencia. Sintiéndose refrescado por el descanso y su cerebro completamente despierto, se puso una camisa negra de algodón fresco, con las mangas largas y unos jeans. Se dirigió hacia la cocina para así poder comer algo.

—¿Donde está todo el mundo?—.

Su mirada exploró el pasillo y la cocina, pero no había nadie allí. Tal vez hubo alguna pelea entre los miembros del equipo y todos estaban apostando quién ganaría. Eso era lo que sucedía todo el tiempo para su diversión.

Enfermo Mental - Sekaiichi Hatsukoi & Junjou Romantica #SA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora