VII. Elección.

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—¿Qué diablos es esto?—. Habló Takano en voz baja mientras cambiaba página tras página de la carpeta verde con la etiqueta 'confidencial'.

Cuando Ritsu se quedó dormido cansado de llorar, le metió en la cama y decidió leer la carpeta que contenía los registros médicos de Ritsu. Miyagi llegó a decir que otros médicos y científicos, al parecer de G & C Pharmaceutical Company, querían tener en sus manos a Onodera, pero prácticamente los registros eran pura basura.

No había nada más que anotaciones de los colores favoritos de Onodera, paraguas, y garabatos del joven. Se movió un poco en su silla y suspiró. Era prácticamente un blog de notas de un niño de preescolar, aunque no descartó la posibilidad de que algo podría estar oculto en todo eso. Después de todo, en psiquiatría, todas las formas y colores que un enfermo mental dibuja tienen infinidad de significados.

Se subió la manga de la camisa y miró su reloj de mano. 03:10 pm.

Si Onodera despierta ahora, estaría en estado H.

Takano se encontraba sentado dándole la espalda a Onodera. Estaba a punto de darse la vuelta y echar un vistazo a su paciente pero ya no pudo hacerlo.

Takano se tensó al ser atrapado con la guardia baja por las cálidas manos que se deslizaron por su espalda hasta su pecho. No escuchó a Ritsu cuando se levantó, y ahora lo estaba abrazando por la espalda y con la cara reposando en su hombro.

—Shin, ¿Me estabas esperando?—. Murmuró Ritsu en los oídos de Takano.

Takano dio un suspiro de exasperación y tomó las manos de Ritsu que reposaban en su pecho, alejándolas. El joven se movió alrededor de Takano poniéndose delante de él.

—¿Por qué me has tratado tan frío estos últimos días, Shin?—. Se cruzó de brazos con el ceño fruncido.

Ni siquiera soy Shin. Pensó Takano para sí mismo.

—Me alegra que ya estés despierto. No has comido el almuerzo todavía, así que...—. Takano dejó de hablar cuando vio que Onodera se quitó la bata blanca, la cual dejó caer al suelo y lentamente movió sus dedos para desabrocharse la camisa. —¿Qué estás haciendo?

Ritsu dejó sus botones medio deshechos exponiendo su pálido pecho y saltó en el regazo de Takano.

—Ahora mismo comeré mi almuerzo—. Susurró sonriendo y lamió el mentón de Takano.

Realmente ya no le sorprendía a Takano, ya estaba preparado para esto después de lo que pasó días atrás. Sin embargo, no podía permitir quedarse en una situación como esa, él sabía que dejar a Onodera continuar así podría descontrolar la situación, convirtiéndose en algo más.

Ritsu aún estaba sentado en su regazo. Sus botones deshechos hasta la mitad brindaban una visión muy íntima. El castaño seguía de aquí y allá, lamiendo y haciendo sentir hormigueo en todo el cuerpo de Takano. Él no quería eso.

Ritsu alzó un poco la cabeza hasta quedar su rostro a la altura del otro, cuando sus ojos se posaron en la boca de Takano, se lamió los labios y comenzó a acercarse lentamente, cerrando sus ojos en el camino. Sin embargo, una mano bloqueo su boca y al abrir los ojos se topó con la seria mirada de Takano.

—Cuando digo que comas el almuerzo, me refiero a comer comida, comida de verdad, ¿entiendes?

El castaño alejó la mano de su boca y se quedó mirando a los ojos de Takano, lentamente fue bajando la mirada, trazando con ojos hambrientos los labios, cuello y pecho de Takano hasta llegar a la parte justo por debajo de su cinturón.

—Pero, podría llenarme sólo con comerme eso—. Onodera señaló, sin apartar la mirada de allí.

Takano, sintiéndose un poco incómodo al saber que su paciente estaba mirando a lo suyo, se levantó para alejarlo. Pero en lugar de apartarse, Ritsu se aferró aún más a Takano.

Enfermo Mental - Sekaiichi Hatsukoi & Junjou Romantica #SA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora