Misaki se sentía agobiante en una esquina tratando de respirar. Con el pecho contrayéndose y tragando fuertemente, se preguntó por qué parecía no haber nada de oxígeno en el aire que respiraba.
Se encajó aún más en la esquina, como esperando a que el pequeño espacio abriera una grieta y se lo tragara. Lejos de todo. Él creía que aún podía continuar. Sin embargo, su alma y su cuerpo estaban llegando a su límite debido a que Akihiko se volvió más impaciente, más exigente, más loco y más violento, azotando todo hacia él.
El Usagi-san que Misaki tanto esperaba, parecía que no volvería nunca. Él ya no era más que un monstruo devorando su carne.
El teléfono sonó y la perilla del baño giró. Con el cuerpo temblando, Misaki cerró los ojos con fuerza cuando oyó hablar a Usami. La voz que utilizaba antes para murmurarle palabras dulces al oído, ahora era una voz que ya no podía reconocer.
—Diga—. Akihiko respondió y después de unos segundos sus labios se cerraron en una sonrisa. —Bien hecho... Enviaré el dinero ahora—.
Hubo un largo silencio después de que Usami terminara la llamada. Un crujido resonó en la habitación mientras Akihiko se sentaba en su cama. Acababa de tomar una ducha matutina. Secándose el cabello, una suave risa llenó los oídos de Misaki, misma que envió escalofríos por todo su cuerpo.
—Takahashi... esto merece una celebración. Ven aquí—. Dijo Usami con voz cantarina.
Misaki hizo como que no escuchó nada y permaneció hincado en la esquina.
—Ta.Ka.Ha.Shi—. Akihiko pronunció, deteniéndose en cada sílaba con voz amenazante.
Con lágrimas que comenzaron a salir una vez más de los ojos sin vida de Misaki, poco a poco se puso de pie y caminó lentamente dando pasos dolorosos hacia Usami.
Parecía curioso cómo Misaki se acordó de los momentos en los que Usagi-san corría tras él y lo confinaba dentro de sus brazos. Riendo dulcemente mientras besaba su cuello. Y simplemente sentarse en el sofá, con él encerrado en entre las rodillas de Usagi. Días tranquilos, días llenos de amor, ahora tan lejos.
—¿Sabes por qué estoy feliz?—. Preguntó Akihiko con una pequeña sonrisa.
Misaki no respondió y se limitó a mirar hacia abajo en sus pies.
—Porque, finalmente... Tengo lo que he estado esperando durante mucho tiempo—.
Nuevamente, no hubo respuesta por parte del joven.
—Ven aquí—. Usami instó tocando su rodilla indicandole que se sentara.
Misaki comenzó a sollozar. Él no quería hacerlo más. No sin afecto. No con ese hombre. Por mucho que le quería desobedecer, el cuerpo de Misaki hacía lo contrario y ahora se encontraba sentado en el regazo de Usami.
—¿Por qué lloras?—. Usami arrulló en los oídos de Misaki.
La cara del peliplata sonrió y se rió en voz alta.
—¿Acaso tienes miedo de mí ahora, Takahashi? Alégrate de que estoy en un buen estado de ánimo en este momento—. Akihiko plantó un suave beso en los ojos de Misaki y le revolvió el cabello. La acción sorprendió a Misaki haciéndole mirar boquiabierto al otro hombre.
—¿U-sagi-san?—.
Todo fue tan rápido, que Misaki no se dio cuenta de que estaba acostado en la cama con la cara entumecida del lado donde Akihiko lo golpeó. Fue encerrado con el cuerpo bien formado del peliplata sobre él.
Cerrando los ojos con fuerza, sintió las frías manos contra su piel que exploraron cada pulgada de su cuerpo. Con la sangre goteando desde la comisura de sus labios, se disculpó. ¿Cuántas veces había pasado este tipo de cosas? Ya no podía recordarlo.
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Enfermo Mental - Sekaiichi Hatsukoi & Junjou Romantica #SA2017
ФанфикTakano Masamune es un médico psiquiatra que se ha aburrido prácticamente de todo. Cuando se transfiere a su nuevo puesto en un instituto mental, conoce a un particular "médico" llamado Onodera Ritsu. Takano nunca habría pensado que al conocer a Rits...