El repiqueteo de unas llaves rompió el silencio del apartamento de Morgan, llegaba tarde, exactamente diez minutos más tarde de su hora permitida. Pero, gracias Dios, tenía una escusa: el ascensor se había roto y había tenido que llevar a rastras a su amiga por los tres pisos de escaleras, no había sido fácil.
Se tumbó en su cama, y haciendo un último esfuerzo, se levantó y se preparó para irse a la cama. Morfeo la atrapó nada más la pelirroja sonriente dueña de esos pocos metros cuadrados del cuarto piso en un edificio de Manhattan se tumbó en la cama, y le dio el placer de soñar con Jack y la fiesta a la que había acudido ese mismo día (¿o debería de decir, la noche del día anterior?) no importaba, Morgan se encontraba feliz, y no imaginaba lo que le iba a pasar.
A la mañana siguiente, se levantó y se lavó la cara para poder despertarse completamente antes de oír cuatro golpes provenientes del suelo. Abrió la trampilla y dejó pasar a la morena que, como obsequio, traía un café y unos muffins de Starbucks.
- ¡Hola! hoy me he levantado pronto y he decidido que nos íbamos a dar un pequeño capricho. - le dejó el café a su amiga encima del escritorio que, milagrosamente no había tenido tiempo de ser llenado por los sueños y pensamientos de su amiga pelirroja. - ¿Adivina que he averiguado?
- ¿Qué?
- Te lo digo porque eres mi mejor amiga de toda la vida, pero no se lo puedes decir a ninguno de los demás, ¿entendido?
- Entendido - suspiró, Morgan se esperaba otro de los amores de Becca, amores que duraban como máximo unas dos semanas.
Pero esta vez iba a ser diferente.
- Es que... Creo que me gusta Jack - El corazón de Morgan brincó dentro de su pecho, un impulso que sirvió para que latiera más rápido. El silencio que se apoderó del cuarto durante los siguientes segundos, para Morgan minutos en lo que deseaba que la tierra la tragara viva, fueron tomados por Becca como una señal de ignorancia - si tía, el fotógrafo oficial de la fiesta de ayer, en casa de Connor.
- Se perfectamente quien es Jack, va conmigo a clase de fotógrafía, y de literatura y ahora está en el equipo de fútbol. Equipo del que soy asistente el entrenador. - Morgan solo intentaba conservar la calma y diciendo todo eso, creí que lo conseguía. - Sé quién es Jack, Becca.
- ¡Pues eso! - Becca dejó el café en la mesilla de noche y se levantó para bailar como una enamorada soñando al recordar a su amado. - Esos ojos dorados y ese pelo, ¿has visto ese pelo? No es muy corto ni muy largo, perfecto para desordenar en medio de un beso. Porque te tienes que fijar en sus labios, perfectos. Y además tiene a altura perfecta, porque ya sabes que tú y yo somos muy altas, aunque tu seas más alta que yo, y que necesitamos tíos más altos que nosotras para poder llevar tacones.
Morgan no lo podía creer, todos esas observaciones que su mejor amiga le acababa de describir, esas mismas observaciones que ella hacía cada vez que lo miraba revelar unas fotos, o coger un libro del estante de la biblioteca más alto sin hacer ningún esfuerzo. Esos ojos dorados que te atrapaban, esos ojos en los que la pelirroja se perdía cada vez que se cruzaba.
Y ahora su mejor amiga, estaba a sus pies. Morgan se lo había callado e incluso había pensado contárselo a su amiga la noche anterior, antes de la fiesta. Pero ahora no se lo iba a decir, no le iba a destrozar las ilusiones a su mejor amiga, su amiga de toda la vida. Se propuso no hacerlo, aunque eso le costara infinitas fuerzas y lágrimas.
Pling!
- ¡Es mi madre! - Dijo Becca - Bueno me voy que mi madre quiere que nos vayamos de compras, la semana que viene tiene un boda y no sabe que ponerse.
- Vale, perfecto. Pues nos vemos después.
- ¡Claro! Quiero que me ayudes a enamorar a Jack.
Lo único que pudo pensar Morgan fue, "claro, como si no tuviera otra cosa que hacer". Y como efectivamente, no tenia nada más que hacer, se puso a hacer los deberes intentando despejar su mente de su corazón dividido y, ¡vaya si lo logró! Los números, fechas, letras, ecuaciones, guerras, países, montañas, células... No tardaron en ocupar todo el espacio posible de su mente.
Mientras, Becca disfrutaba de una mañana de compras con su madre por la quinta avenida y una comida perfecta madre e hija en Times Square, en la que la morena, tan parecida y tan distinta a la vez, a su madre; le contaba su nuevo amor.
Jack, por otro lado estaba muy ocupado con los temas de fotógrafo oficial. Y a había terminado los deberes y tenía el resto del fin de semana libre para hacer lo que quisiera. Ya llevaba varias horas organizando su trabajo fotográfico cuando se cruzó con una foto de Becca.
Ella sonreía a la cámara con esa sonrisa tan perfecta mientras agarraba con su mano libre la mano de su amiga Morgan, que también sonreía con un mechón pelirrojo en la cara. Ambas parecían felices, sin preocupaciones.
En aquella foto no se veía la angustia de Becca por el tema universitario ni se reflejaban los sentimientos reprimidos de Morgan. Eran chicas normales.
- Que guapas - Jack le dio a imprimir, era la única foto que había imprimido por el momento. Las razones por haberla imprimido eran varias: no solo porque salía en ella Becca, sino porque era una verdadera obra de arte, esta foto se podría llevar una muy buena nota en clase de fotografía. Se la tendría que enseñar a Morgan.
Pling!
Una bombilla se encendió en su cabeza. ¡Ya está! Tenía la forma perfecta para conseguir que Becca saliera con él.
Miró su teléfono, tenía tres mensajes de Ryan, su mejor amigo, jugador de fútbol y baloncesto: <Tío, barbacoa en casa de Leah.> <Te paso a buscar en media hora> <vienes, no?>
Claro que iba pero antes tenía que poner en marcha su plan....
Ring, Ring, Ring
Morgan estaba tocando la guitarra intentando componer una canción que no incluyera las palabras: corazón roto, amor, desilusión... Pero el sonido de llamada entrante le dio el tiempo muerto que necesitaba en ese momento. Y mayor fue la sorpresa que se llevó al ver el nombre que mostraba la pantalla.
- ¿Jack?...
ESTÁS LEYENDO
Una chica normal
Teen FictionLa chica normal, Morgan, siguió su camino por los pasillos del instituto durante todo el día, sin centrar sus pensamientos en Jack pero tampoco consiguiendo totalmente sacarlo de su cabeza, es decir, un día normal. ¿Qué otra cosa le podría pasar a u...