Capítulo Catorce

12 0 0
                                    

- ¿Tienes frío? - Jack sacó una sudadera de la cesta de picnic, era suya, pero sabía que a Morgan no le importaría - Toma, ponte esta sudadera.

- Gracias, ¿tú no tienes frío? - era una sudadera de abercrombie, Morgan se la puso oliendo disimuladamente la fragancia, olía a Jack.

- No tranquila.

Pasaron mucho tiempo bajo las estrellas, contemplándolas mientras hablaban y comentaban diversos temas. Las horas no pasaban rápido, el reloj iba a la misma velocidad de siempre, pero cuando volvieron a comprobar la hora, sintieron como si solo hubieran pasado cinco minutos, como si hubieran acabo de salir por la ventana del cuarto de Morga. Desgraciadamente era las dos de la mañana, y Morgan estaba quedándose dormida. 

Cuidadosamente, Jack recogió la manta y la comida y metió todo en la cesta que había traído, luego cogió a Morgan en brazos y bajó hasta su ventana. Entró en su cuarto y le tumbó en la cama. La madre de Morgan entró en el cuarto y ayudó a Jack a preparar a la pelirroja; juntos, abrieron la cama, le pusieron el pijama y le cepillaron el pelo para que no tuviera muchos nudos al día siguiente. Kate se fue a la cama y dejó a Jack ordenando un poco el cuarto de la pelirroja, porque algunos papeles se habían caído.

Se giró, poniéndose de frente a la pelirroja; se acercó a ella y le dio un beso en la frente, de despedida.

- No, por favor, no te vayas. - Ella le tiró de la manga cuando él se disponía a irse.

- Mor, tenemos que volver a la realidad, esto era un paréntesis. Ahora tenemos que volver ¿no crees?

- Si vale, pero volvemos mañana por la mañana, ahora tengo frío. Por favor, quédate.

Y haciendo lo que ella le decía, esa noche los dos durmieron juntos.



A la mañana siguiente, Morgan se despertó bastante pronto, a las diez. Se fue a desayunar, dejando a Jack durmiendo en la cama, perfectamente arropado. En la cocina, se encontró con su madre, que se terminaba el café antes de irse de compras con unas amigas.

- Hola dormilona, ¿qué tal?

- Hola mamá - bostezó mientras se recogía el pelo en un moño. - Muy bien, pensaba que ya te habías ido. ¿Dónde está papá?

- Tu padre se ha ido de viaje a Perú, volverá en dos semanas. No sé qué ha pasado, algo con la empresa de Sudamérica. ¿Qué tal está Jack? Ya le he dicho a su padre que se quedó aquí a dormir, porque volvisteis muy tarde.

- Bien, sigue dormido.

- Bueno, cuéntame. ¿Ya sois novios? Porque no creo que espere mucho...

- ¡Mamá! No, no somos novios. Es solo mi compañero de fotografía, mi amigo, nada más.

- Bueno, si eso es lo que tú crees... Pero he visto la forma en la que te miraba ayer, y mis amigos no me miraban así cuando estaba en High School.

Por suerte para Morgan, en ese momento llamaron al telefonillo y su madre se fue con sus amigas. ¿Eran solo amigos?¿O eran algo más? Mientras hacía el desayuno le dio vueltas y más vueltas al tema, tantas vueltas que acabó mareándose y decidió que iba a dejar a ver cómo evolucionaba el tema.

Hizo tortitas y chocolate caliente. Puso nata montada encima de las dos cosas y las colocó en una bandeja; Jack le había preparado la cena la noche anterior, a ella le tocaba preparar el desyuno. Además, como sabía que a Jack le gustaban las frutas, preparó unas fresas y le hizo un zumo de naranja. Ella no tomó más que unas pocas fresas y una tortita.

Dejó la bandeja en la mesilla de noche, sabiendo que en cuanto oliera el aroma Jack se despertaría. Ella se sentó en el sofá que tenía en la ventana y se puso a diseñar y garabatear mientras dejaba que su memoria viajara por los recuerdos de la noche anterior.

Jack abrió un ojo nada más el aroma a chocolate caliente chocó con su cara. Se incorporó lentamente y vio que Morgan estaba sentada junto a la ventana. Tenía el pelo recogido en un moño y en una mano tenía una taza roja, de chocolate caliente,  que humeaba y con la otra mano dibujaba un boceto en un cuaderno; llevaba puesto el pijama que la noche anterior su madre le había puesto, pero encima se había puesto la sudadera de Jack; de esa forma, los pantalones cortos del pijama no de podían ver ya que quedaban completamente cubiertos por la sudadera. Tras la ventana, se podían ver la lluvia que caía del cielo haciendo que la alegría de aquel día se tiñera de gris, de una gris alegre. 

No lo pudo resistir, y sacó su cámara. Morgan no se había dado cuenta de que su amigo se había despertado porque estaba perdida en sus recuerdos, memorias que le causaban la sonrisa que decoraba su rostro. Hizo varias fotos, el clic de la cámara hizo la pelirroja se girara y justo en ese instante Jack sacó otra foto. Ella sonrojada, volvió a girar la cabeza intentando concentrarse en el diseño; Jack en cambio, se levantó y sacó distintos planos de su amiga.

Cuando creyó que ya tenía suficientes fotos, dejó la cámara a un lado y se acercó a Morgan, tanto que solo tenían unos escasos centímetros entre ellos. Sus alientos se entrelazaban junto son el humo del chocolate que Morgan sujetaba entre sus manos ahora.

- Buenos días. - Dijeron los dos a la vez, antes de juntar sus labios. Cuando Jack se separó, añadió: - gracias por el desayuno por cierto.

- De nada, tú pusiste la cena ayer, yo hago el desayuno.

- Me parece justo.

Jack desayunó sentado justo en frente. Mientras Morgan dibujaba, él de vez en cuando la observaba. Cuando sus miradas se cruzaban ambos la aguantaban hasta que uno de los dos, aleatoriamente, la apartaba. Una de esas veces, cuando Morgan apartó la mirada ara seguir dibujando, Jack se acercó a ella y le preguntó:

- ¿Qué dibujas, madame?

- Nada - ella apartó el cuaderno impidiendo que Jack viera el vestido que había diseñado, un vestido perfecto. El vestido que ella quería llevar al "prom".

- No te voy a presionar, espero que algún día confíes lo suficiente en mí como para enseñármelo.

- Gracias, apreció mucho ese gesto, de verdad. No es que no confíe en tí, es que es un cuaderno muy personal y no se lo he enseñado a nadie. Pero probablemente llegue algún momento en el que puedas ver su contenido.

- Con una condición

- Ya estamos otra vez 

- Necesito una cosa.

Los dos sabían a qué se refería y ambos sonrieron antes de que pasara. Cuando sus labios se juntaron, una voz sonó proveniente del suelo.

- ¿Pero qué es esto?

Una chica normalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora