Capítulo Veintidós

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Solo les quedaba una clase para terminar el primer día de la semana. Cuarenta y tres minutos que empezarían con el anuncio de la Corte de Homecoming. Todo el mundo, sobre todo los seniors, esperaban ese momento con ilusión. Homecoming no era tan importante como el baile de fin de curso, pero igualmente, la curiosidad se apoderaba de todos aquellos que, aunque con mínimas opciones de conseguir ser al menos nominados, tenían una esperanza de que Kelly, la encargada de dar los anuncios de la tarde, pronunciara su nombre por los altavoces.

Se sentó en su sitio y esperó pacientemente a que sonara la campana. Habló con el chico que se sentaba a su lado, Peter, pero simplemente se limitó a responder a su pregunta, sin profundizar más en la conversación. El resto de sus compañeros, teniendo menos fuerza de voluntad, comentaban y hacían sus pequeñas apuestas en quiénes iban a ser nominados y de esos quiénes iban a ser elegidos rey y reina. Morgan pudo oír el nombre de algunas de sus amigas, oyó el de Becca a su derecha y el de Kim a su izquierda y varias veces el de Connor y el de Jack en distintas partes de la clase. Unas chicas que pasaban en ese momento por su lado hablando del mismo tema se dirigieron a ella diciéndole:

- ¡Hola Morgan! Por aquí creemos que vas a salir nominada, si así es ¡cuenta con nuestros votos! - esta chica, Liv, con la que Morgan coincidía en alguna de sus clases, habló en nombre de todas sus amigas y Morgan no hizo más que sonreírle y agradecerle.

- ¡Hola Midwood! Bueno, ya podemos anunciar los nominados a rey y reina de Homecoming. Los reyes son: Michael Lewis, Braden Steihman, Steven Luke, Connor Lauper, Jake Gillen y ¡Jack McGregor!

La chica que estaba anunciando los nominados tuvo que parar al ver las reacciones del público. A lo largo de los pasillos del edificio se podían oír aplausos y cuando mencionaron los nombres, se oyeron también gritos de alegría provenientes de los nominados. Morgan, contenta porque dos de sus amigos y alguno del equipo de fútbol que también conocía, aplaudía igual que el resto. Los profesores intentaban callarles para que se pudieran acabar los anuncios y ellos pudieran seguir con sus clases. Pero no consiguieron nada. Cuando el ruido se fue apagando gradualmente, otra chica se encargó de anunciar a las chicas.

- ¡Bueno, ahora las chicas! Redoble de tambores por favor - y todos y cada uno de los alumnos se encargaron de proporcionar el redoble utilizando las mesas y dando golpes en el suelo con los pies. - ¡Uno: Chiara Johansson ! ¡Dos: Liv Mowrey! - Esa última estaba en la clase de Morgan, era la que le había dicho que le iba a votar. - ¡Tres: Bailey Rochester! ¡Cuatro: Becca Carter! ¡Cinco: Daniella Mercurio! y última pero no por eso menos importante... ¡Morgan Stevens!

Ahora sí que todos y cada uno de los profesores perdieron la esperanza de poder avanzar un poco con sus clases. Morgan se levantó de su sitio y fue a felicitar a Liv. Toda la clase aplaudía felicitándolas igual que al resto. La calma tardó en llegar, y en realidad no se asentó del todo en el instituto; pero por lo menos permitió que los alumnos dejaran a los profesores seguir con lo que tenían planeado para esa última clase. 

El resto de la semana fue muy tranquila. Morgan y su equipo ganaron el partido que tenían al igual que el equipo de los chicos y que las chicas de volley. Jack quedó con ella el martes, el único hueco que pudieron encontrar ambos en sus agendas, durante un rato para avanzar u poco en el proyecto de fotografía, porque en su clase la señorita Smith no le permitiía avanzar mucho.

El jueves votaron para rey y reina del baile. Morgan votó por Connor y Becca; Becca votó por Jack y Morga; Kim, Kate y Jane votaron las tres por Morgan y Jack; Ryan Chris y Luke votaron los tres por Becca y Connor; Connor votó por Jack y Morgan y Jack votó por Connor y Becca. Los seis del grupo que no habían sido nominados, se aliaron para que los votos fueran igaules. Y la jugada les salió bastante bien, aunque ellos todavía no lo sabían.

Morgan se quitó bastantes cosas de encima: tres exámenes, dos proyectos y cuatro redacciones; quedándose solo con cosas que hacer como el periódico y la fotografía. Becca, que no tenía tantas cosas que hacer, empezó a llenar su agenda de trabajos que hacer para subir sus notas además de las cuatro asignaturas que tenía que empezar a estudiar para recuperar: Literatura, Biología, Música y Matemáticas.

El jueves, Morgan y Jack tenían dos horas de fotografía después de comer. Como siempre, comieron todos juntos en la mesa central, la única circular de la cafetería. Ese día había pizza y todos habían traído algo de casa para tomar con la pizza. Además, Morgan compró galletas en la cafetería, las mejores galletas, recién horneadas calentitas y con algunos de los trozos de chocolate que se derretían por el calor. Después, acortando por el gimnasio, subieron todos al piso principal para luego separarse e irse cada uno a su clase. Jack y Morgan fueron los primeros en llegar y tuvieron el privilegio de elegir sitio, ya que esa clase era la única en la que la profesora no le ponía sitios fijos.

Ya había sonado el timbre, estaban todos en sus sitios escuchando lo que la señorita Smith tenía que decir, que ese día, por suerte, no era mucho; todos oían las palabras que salían de la boca de la profesora, pero ninguno escuchaba. Todos veían las palabras escritas en la pizarra de tiza, pero ninguno las leía. De repente, el teléfono de la clase empezó a sonar. La señorita Smith, demostrando con un suspiro que no era la única vez ese día que el teléfono había interrumpido su clase, se dirigió a la puerta y cogió el teléfono, contestando con un simple: "Clase 101, señorita Smith al habla." Después de varios "vale", "ahora se lo digo", "por supuesto", "si, sin problema" con una cara más seria de lo normal, le dijo a Jack que tenía que ir a la oficina del director. 

Desgraciadamente, Jack sabía lo que estaba pasando. Se levantó y recogió sus cosas, intentando evitar las miradas de aquellos curiosos que no dejaban de preguntar "Jolín tío, has tenido que hacer algo gordo para que te llame directamente el director, ¿qué has hecho?". Antes de salir por la puerta, se acercó a la profesora y tímidamente le dijo:

- Por favor, en cinco minutos podría venir Morgan a la oficina del director, no quiero decírselo en clase. 

- Por supuesto - le respondió la profesora entendiéndole, el director le había hecho un breve resumen de lo que había pasado por teléfono. - En cinco minutos o así la mando por allí, no creo que necesites más tiempo. Lo siento mucho Jack.

Jack, sin girarse para evitar la mirada preocupada de Morgan y con una sonrisa a la señorita Smith agradeciéndole el gesto, salió al pasillo y cruzó todo el piso hasta llegar a la puerta del despacho del director y entrar tocando para avisar de su presencia.  Allí estaban sus padres y el director, firmando unos papeles. Hablaron y a los cinco minutos, como había prometido, Morgan entró por la puerta con buscando con a mirada a Jack. Ella estaba preocupada y no rechazó el sitio que le cedió el padre de Jack, se sentó en la silla y le cogió las manos a Jack. Este elevó la mirada encontrándose con los ojos preocupados de la pelirroja. Luego le dijo:

- Lo siento mucho Morgan, ojalá no hubiera pasado nada de verdad.

Morgan no entendiendo nada le apretó las manos, se acercó un poco más a él y le pidió que le explicara.

- Nos vamos a Forks, nos vamos, yo... lo siento mucho Mor.

Y luego sin poder pararla, Jack dejó que una lágrima se deslizara por su mejilla y que Morgan, aunque necesitaba más explicaciones, se la limpiara y luego le abrazara, silenciando un poco los sollozos de Jack.


Una chica normalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora