Capítulo Diecinueve

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Jack volvió a casa antes que los demás para preparar la fiesta. El resto, se dispersó por la ciudad horas después, habían quedado  en casa de Jack un hora antes que el resto. 

Morgan no tenía vestido que ponerse así que, como también tenía que comprar el vestido de homecoming, se fue de compras con su madre. Estuvieron mucho tiempo buscando, encontraron cosas que les gustaban a ambas, algo que no era tan difícil para ellas como para otras adolescentes y sus madres, pero nada lo suficientemente especial para una fiesta o para homecoming. Finalmente, en la última tienda en la que les quedaba por entrar, encontraron lo que buscaban.

Becca ya tenía el vestido de Homecoming, así que decidió buscar en su armario algo para la fiesta, estaba segura de que algo había. Sacó todo de su armario, lo puso en la cama, combinó distintas prendas de varias formas, variando colores, cortes, camisetas, pantalones; pero no consiguió nada. Su madre no estaba en casa, pero aunque estuviera no le hubiera pedido consejo, no se imaginaba a su madre capaz de darle un buen consejo de moda, aunque su madre hubiera sido la estilista de varias actrices (claro está que eso fue en su juventud y no le gustaba recordarlo, por eso Becca no sabía sobre esa faceta de su madre, la exitosa editora), Oyó como en el piso de arriba se cerraba una puerta y Morgan saludaba a su padre mientras andaba por el pasillo en dirección a su cuarto. Sin dudarlo, Becca tocó cuatro veces la trampilla y Morgan bajó para rescatar a su amiga.

- Quedan dos horas para que Mor me venga a recoger y no tengo ni idea qué ponerme - Kim daba vueltas en su habitación, dirigiendo su mirada hacia su armario de vez en cuando, dudando porque no sabía qué ponerse. - Y además en dos semanas es Homecoming y no tengo vestido, ¡no puede ser!.                                                                                                                                                 Su madre, que se estaba empezando a cansar de escuchar tantas lamentaciones desde su cuarto, se encontraba en el interior de su vestidor buscando el vestido de Homecoming de su hermana, un vestido que se habría puesto si no hubiera sido por... Cuando encontró la caja de New York Dress salió como puedo del desorden producido y entró en el cuarto de su hija.    

- Mira lo que encontrado - le dejó la caja con el vestido en la cama, podría ser un poco antiguo pero sabía que, al igual que a ella, a su hija no le importaría en cuanto supiera de quién era. - Este es el vestido que te vas a poner en Homecoming, pero no te permito abrirlo hasta que encontremos algo para que lleves en esa fiesta.

Y las dos, mano a mano, encontraron el conjunto perfecto para la fiesta que Kim iba a atender esa noche.

Kate no tuvo ningún problema, con lo decidida que era ya tenía en mente su conjunto desde el momento en el que se subían todas en el mini de Morgan saliendo de casa de Kim. Como lo tenía claro, se preparó durante el tiempo que le quedaba, para estar puntual y perfecta.

Jane necesitó un poco de ayuda de su hermana mayor, que tenía experiencia en esas cosas y que, por casualidad, estaba de visita esa tarde. Aprovechó su oportunidad para que su hermana le maquillara, peinara y dejara lista para darlo todo en la pista de baile. 

Los chicos no lo tuvieron tan difícil, ellos eran mucho más prácticos. Lo tuvieron fácil hasta que sus hermanas o madres, le paraban por el pasillo y le decían: 

- Tu a la fiesta no va así vestido - y violando su privacidad al entrar en sus respectivos cuartos decían - vamos a ver como podemos arreglar tu daltonismo.

A Jack le ayudaron sus hermanas pequeñas y su madre a la vez, cada una daba una opinió e hicieron que llegara un momento en el que Jack yo no sabía que hacer. Así que se quitó la ropa, quedándose en calzoncillos y se sentó en el suelo, porque la cama estaba ocupada, esperando a que cada una le diera el "conjunto perfecto" cosa que consiguieron, aunque después de alguna que otra discusión que, para Jack como para cualquier otro chico, no tenían sentido y que para todas la chicas, era de lo más importante.

Chris, Luke y Ryan habían acertado bastante y solo tuvieron que cambiar algunos pequeños detalles. Connor directamente le pidió consejo a su madre. De esta forma se ahorró las estupideces por las que sus amigos habían pasado.

Ahí estaban, los chicos esperando a las chicas antes de que el resto de invitados hicieran acto de presencia. Morgan había tenido algún que otro problema con el coche: su padre se había llevado el mini porque el otro estaba en reparación y su madre le había prestado el único coche que quedaba a su vecina, que iba a recoger a su hijo al aeropuerto. Así que Morgan tuvo que dejarle el puesto de chófer a Jane y esperar a que su padre volviera, aunque no pudiera estar con los demás antes de que empezara la fiesta.

Y eso hizo. La fiesta empezaba a las ocho y media, todas la chicas (a excepción de Morgan) estuvieron allí a las ocho menos cuarto y el padre de Morgan, que se había quedado atascado en la marea de coches, llegó a casa a las ocho y media. Nada más oír com su padre entrba en casa, Morgan se puso los tacones y salió disparada cogiendo las llaves de su mano, en dirección a casa de Jack.

Cuando llegó, no pudo entrar por la puerta principal porque Julia estaba intentado entrar, aunque le estuvieran poniendo pegas a cada excusa que inventaba, así que subió por las escaleras de la casita del árbol (que estaba muy cerca de la ventana del cuarto de Jack) y encontró una entrada alternativa. En la planta de abajo, Connor estaba oyendo el sonido de los tacones

- Oye Jack, ¿no se supone que no se podía subir arriba?

- No, no se puede, ¿por?

- Por que hay alguien arriba con tacones

Así que los dos se dirigieron a las escaleras para averiguar quien había roto las reglas. Cuando llegaron al pie de la escalera se dieron cuenta de quién había sido.

Morgan llevaba unos pantalones pitillo negros con cremalleras en los tobillos, una camiseta negra que en el cuello tenía una fina línea de amarillo fosforito y que le quedaba justo por encima de la cintura del pantalón, encima de la camiseta llevaba un cazadora negra que le llegaba por los muslos. Levaba unas pulsera fosforitas y un reloj dorado y en los pies unos tacones de aguja color coral, que rompían completamente con la monotonía negra del conjunto y que pegaban con la cartera.

- ¿Qué haces ahí arriba, princesa? - le preguntó Jack. Al oírle, mucha gente se giró hacia ellos: Morgan había bajado unos escalones y Jack había subido otros pocos, ahora ella era más alta que él y no solo por los tacones. 

- ¿Princesa? - le preguntó ella en respuesta, pero susurrando para que solo él lo escuchara. Puso sus brazos en sus hombros, rodeándole el cuello, aprovechando la altura que tenía ella ahora sobre él.

- Si

- Es que en la puerta principal estaba Julia, he entrado por tu cuarto.

Jack reía, Morgan sonreía y alguno sacaba fotos. Steve, de la clase de fotografía, cogió la cámara de Jack, para darle una sorpresa, y les sacó una foto. En ese momento, entró Julia en la sala y con odio presenció como, para dar comienzo a la noche, Jack se ponía de puntillas y Morgan se inclinaba para juntar sus labios. Muchos silbaron, otros aplaudieron, las amigas de Julia suspiraron y Julia, ella se exasperaba. Pero Jack y Morga pasaron de todo y después disfrutaron de la noche, del fin de semana, del fin de exámenes, de que por fin y aunque no sabían durante cuánto tiempo, de no tener preocupaciones, responsabilidades.

Una chica normalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora