La fiesta de Jack estaba siendo un éxito. Música conocida y que les gustaba a todos; comida y bebidas al alcance de todos y que parecía infinita y diversión. Todo estaba controlado y nada se les estaba yendo de las manos. El hermano de Jack, Liam, se había ofrecido a hacer de DJ, cosa que no se le daba nada mal, con un condición: que su banda (unos amigos y él) pudieran tocar una o dos veces. Jack, que se llevaba genial con su hermano, que era freshman; estaba encantado de terner un DJ que además les había deleitado ya con dos actuaciones de su banda.
Morgan no podía estar divirtiéndose más. Estaba con sus mejores amigos y con Jack, su amor platónico que a lo mejor podía llegar a ser más que un amigo. Becca estaba haciendo un uso excesivo de Snapchat, había colgado tantos fotos y vídeos que su historia podría fácilmente superar la media hora, ella también estaba contenta: había bailado toda la noche con Connor, no se habían separado en toda la noche, en general, nadie del grupo.
Jack decidió que era hora de dar un paso más, había estado tiempo pensando en cómo hacerlo, en qué hacer, y ahora era el momento perfecto para hacerlo. Se acercó al lugar en el que su hermano controlaba la música y le pidió el micrófono. Su hermano se lo entregó al mismo tiempo que bajaba el volumen de la música gradualmente. Los que estaban bailando y los que se encontraban apartado tomando algo o hablando se giraron hacia el DJ preguntando la razón por la que la música estaba parando. Al principio todos pensaron que se debía a que Liam y su grupo iban a volver a actuar, cosa que no les desagradaba para nada, hasta que Jack les explicó:
-¡Hola! Bueno, primero os quería agradecer a todos por haber venido.
- ¡Gracias a ti! - gritó uno del equipo de fútbol que estaba entre la marea de gente en la pista de baile. Todos rieron y aplaudieron apoyando el comentario.
- Si bueno, yo quería decir algo más, ahora que tengo tiempo - prosiguió Jack, luego se revolvió el pelo e hizo una pequeña pausa. Antes de volver hablar, recorrió con la mirada la sala; se encontró con Connor, Chris y Ryan que le levantaban los pulgares, eran los únicos que sabían lo que iba a hacer.
- ¡Vamos Jack! - Gritaron los tres. Las chicas les miraron interrogándoles pero ellos no sucumbieron a sus poderes.
- Vale, aquí vamos - susurró y luego empezó a hablar: - Últimamente, algunos de nosotros hemos sido el centro de los cotilleos del instituto. Todos sabemos cómo empezó, gracias Margot, pero no estoy aquí para traer de nuevo los rumores que muchos creasteis. Hace unas semanas, Morgan me prometió que me ayudaría a enamorar a Becca.
La afirmación causó que se empezaran a oír susurros, Morgan acababa de entras en la habitación, había ido a por un vaso a la cocina. Jack prosiguió, ahora con sus ojos dorados fijados en los ojos verdes de la pelirroja.
- El problema es que cuánto más intentábamos crear un plan, aparecían más obstáculos, como si fueran señales avisándonos de lo que iba a pasar. Algunas fueron casualidades: como el Snapchat o el proyecto de fotografía. Otras, las buscamos nosotros: como una noche de septiembre y un maratón de Harry Potter o un picnic urbano. Y es que seguramente ninguno sepa de qué estoy hablando, pero no hace falta porque solo tú lo necesitas saber.
Cuando Jack mencionó ese tú, todos los invitados siguieron el trayecto de su mirada, hasta darse cuenta que ellos, los invitados, eran simples estatuas, simples espectadores, que Jack le estaba hablando a Morgan. El castaño, se estaba alejando de su hermano y poco a poco, mientras hablaba, se adentraba en la multitud en dirección a la pelirroja, cuyas mejillas estaban empezando a adquirir el color de un rubí. Mientras la distancia entre los dos, un chico y una chica ambos normales, se acortaba, las palabras que Jack decía por el micrófono llenaban la habitación.
- Los días pasaban y cada vez pasábamos más tiempo juntos. Los dos utilizábamos excusas, como un juego de botella o un proyecto de fotografía, pero los dos sabíamos que no eran necesarias. Así que, para que pasemos más tiempo juntos, sin necesitar excusas, sin remordimientos, haciendo paréntesis continuamente, paréntesis tuyos y nuestros. - Jack ya estaba en frente de Morgan y le había cogido la mano - ¿Irías conmigo a Homecoming?
- Sí
La respuesta fue rápida, los vítores posteriores de la multitud veloces y el tiempo que tardaron en fundirse ambos en un abrazo fue corto, muy corto. El DJ puso la música de nuevo y corrió a por el micrófono, los demás se pusieron a bailar más felices de lo que estaban antes, si es que eso era posible.
- ¡Espera! Chicas venid, tengo una idea
Al oír a Becca, las cinco fueron hacia Liam.
- Liam - le indicó la pelinegra sonriendo. Luego se acercó a su oído y le susurró algo que el resto no pudo oír.
Las cinco se subieron al pequeño escenario que había y cogieron los micrófonos y llamaron la atención de todos. Morgan cogió una guitarra y Kate se sentó a la bateria mientras a Jane le daban un teclado, Liam no era el único que tenía una banda.
Empezaron suavecito: cantaron Cheap Thrills, Stronger y varias de Taylor Swift y otras cuantas de High School Musical. Luego pasaron a las canciones que ellas mismas habían compuesto. Todos bailaron al ritmo de la música, algunos sorprendidos por el talento y otros reconociendo que ese talento siempre lo habían notado. Los chicos: Ryan, Chris, Connor, Luke y Jack, orgullosos de sus amigas, se unieron a ellas en algunos momentos e incluso les acompañaron cantando y tocando instrumentos. En un momento dado, Luke se hizo con la acústica y les deleitó con una de sus canciones, famosas en YouTube.
Y así, pasito a pasito, las agujas del reloj fueron marcando el paso del tiempo y de la noche. Gradualmente, los invitado se fueron, ayudando todos a recoger un poco antes de salir por la puerta principal. Connor se llevó a Becca a casa cuando esta ya no podía sostenerse en pie. Luke y Jane se fueron también, llevando a Chris y a Kim. Kate se fue con Ryan en el coche de este último porque los dos "vivían cerca" algo no del todo cierto pero que nadie quiso discutir debido a que no eran horas para picar a la gente.
Morgan estaba muy cansada pero no quería irse a casa sin dejar la casa de su amigo perfectamente ordenada. Los padres de Jack llegaron justo en el momento en el que los dos terminaban de recoger la basura de las mesas, gracias a Dios que no había sido un desmadre de fiesta (como esas que se hacían en otras casas)
- ¡Hola! ¡Jack! No puedo creer que no le hayas dejado a Morgan irse a casa. - El jefe de la madre de esta se acercó a ella para presentarse de forma definitiva como correspondía - Hola Morgan, un placer conocerte por fin. Con lo mucho que me hablan de ti Jack, tus padres, mis hijas, mi mujer, estaba deseando conocerte. Ya eres famosa en la familia McGregor.
- Encantada. Bueno Jack, yo me tengo que ir ya, mis padres estarán preocupados.
- ¡Oh no! Tú no vas a ninguna parte señorita - la madre de Jack ya había dejado su bolso en el sofá - Es demasiado tarde, le avisaré a tu madre tu ve y ponte algo de ropa de Jack, te quedas a dormir aquí. Además, es lo menos que podríamos hacer teniendo en cuenta lo que tus padres han hecho por Jack.
- Vale, muchas gracias.
Y así, por tercera vez, acabaron Jack y Morgan abrazados bajo un edredrón. Por segunda vez Morgan llevaba ropa de Jack, esta vez eran una camiseta y una sudadera; y por primera vez, sería Jack el que le serviría el desayuno a su princesa a la mañana siguiente.
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Una chica normal
Novela JuvenilLa chica normal, Morgan, siguió su camino por los pasillos del instituto durante todo el día, sin centrar sus pensamientos en Jack pero tampoco consiguiendo totalmente sacarlo de su cabeza, es decir, un día normal. ¿Qué otra cosa le podría pasar a u...