- Mamá, papá, os tengo que decir algo muy importante.
Sus padres acababan de llegar y Becca y ellos estaban cenando. No lo iba a ocultar por más tiempo, tenía que decírselo.
- Pues dinos hija - dijo su madre - ahora no nos dejes con la intriga.
- Morgan y yo enviamos solicitudes a Columbia y Yale, hace unos dos meses más o menos.
- Vale, me parece bien. - le dijo su padre aprobando algo que ya sabía - Pero no creo que obtengáis una respuesta, suelen mandar las respuestas durante marzo, abril.
- Ya bueno, lo raro es eso. A las dos nos llegaron las cartas ayer.
- ¡Pero qué bien, hija! ¿y? Espero que sean buenas noticias.
- Pues si, nos aceptaron a las dos en ambas universidades.
- ¿Y qué vas a estudiar? - preguntó su padre, interesado por saber si su hija les iba a decir por fin que su pasión era escribir.
- Pues me han dado una beca en Columbia para estudiar periodismo...
Becca iba a añadir algo más, seguramente diciendo que no sabía si estudiar eso o no. Pero sus padres se levantaron de sus asientos y la abrazaron hasta dejarla sin respiración. Los dos sabían que a ella le encantaba, moría, por escribir. Le habían visto devorar libros en días y llenar cuadernos con pequeñas historietas. Sin que ella lo supiera, la secretaria de su colegio había ido guardando copias del periódico del instituto que luego les pasaba a sus padres disimuladamente; habían leído todos y cada uno de sus artículos y estaban alucinados con la creatividad y el talento que tenía su hija. Lo que también notado era que ella se lo ocultaba a los dos, siempre hablaba de las redacciones que tenía que entregar pero nunca se las leía a sus padre, que luego les suplicaban a los profesores que les pasaran una copia.
Le explicaron todo esto a su hija que, contenta por saber que no se sentían decepcionados por que su hija fuera a ser una futura periodista, empezó a hablar sobre su pasión y les enseñó algunas de las historias que había escrito. Claro está que su "diario/cuaderno personal" ni lo tocaron ni ella mencionó su existencia; tampoco le parecía necesario, que se interesaran por el talento de su hija no se significaba que ella tuviera que enseñarles todas y cada una de las cosas que hacía; no llegaba tan lejos.
Las siguientes semanas pasaron rápido. Las chicas ganaron todos los partidos que jugaron después de que Jack se fuera y se proclamaron campeonas del Distrito. Los chicos no habían tenido la misma suerte y aunque no habían ganado todos los paridos jugados, consiguieron proclamarse también campeones del Distrito.
Ya estaban casi a principios de Noviembre, era treinta de octubre y ninguna de las chicas quería ir al colegio ese viernes. Al día siguiente tenían una fiesta de Halloween en casa de Chris que también iba a ser como si fuera una fiesta de bienvenida para Alo; habían invitado también a los otros extranjeros del instituto dejando de lado a los chinos, es decir, a la mayoría de los extranjeros.
En contra de su voluntad, Kim, Kate, Morgan, Becca y Jane estaban en la cafetería esperando a que aparecieran los chicos. No tuvieron que esperar mucho, porque unos minutos después, Chris, Connor, Luke, Ryan y Patrick estaban bajando las escaleras de la zona del vestuario de chicos. Todos estaban demasiado contentos, algo sospechosos, estaban más contentos de lo normal en un viernes.
- Estáis más contentos de lo normal, ¿qué ha pasado? - preguntó Morgan.
- Nada, creemos que hoy nos van a cambiar a odos los horarios, lo que significa que no tenemos examen de biología.
En ese momento, las que estaban estudiando biología (aunque en realidad no conseguían concentrarse) tiraron sus libros al suelo y se pusieron a hablar. El director entró y llamó la atención de todos los Seniors, que casualmente se encontraban todos en la cafeteriá en ese momento y les explicó que iba a haber un cambio de planes. Debido a los juegos que se iban a celebrar esa tarde, todas las clases iban a ser extremadamente cortas, de veintisiete minutos cada una; habían decidido que los Seniors iban a escuchar a unas presentaciones que habían traído algunos representantes de distintas universidades.
Ese era el plan del día: escuchar a las presentaciones, atender al partido de volleyball profesores contra Seniors, al que todos se habían apuntado; participar en los juegos, a los que también se habían apuntado, y luego ir a ver el partido de fútbol.
Últimamente el equipo de fútbol con Connor a la cabeza, no estaba haciendo muy bien en los partidos; no los habían perdido todos pero siempre, de alguna forma u otra, se ponían cuesta arriba. Eso también influía a la grada, que estaba de bajón y no animaba tanto como antes. Y aquí entraban las chicas en acción; Morgan había dejado de ir a todos y cada uno de los partidos, al igual que sus amigas, y eso lo había notado la grada. No eran animadoras, aunque lo habían sido durante sus otros tres años de High School; pero durante su Senior Year, habían sido las principales animadoras en la grada: gritaban, cantaban, animaban tanto a las animadoras como a los jugadores y subían la moral a los espectadores y seguidores de su equipo. A principio del curso, por ejemplo, se habían mezclado entre los padre (fuera de la sección de estudiantes) y habían conseguido que estos también gritaran. Cuando veían que la sección de estudiantes no estaba haciendo bien su trabajo, cogían los megáfonos, que normalmente tenían Jarod y Jake, y animaban a los Freshman y Sophomores que estaban en las filas más alejadas.
Básicamente, iban al partido porque el equipo necesitaba ganar desesperadamente y no querían sufrir mucho. Necesitaban a sus animadoras personales. Mrs. Clinton, entrenadora de las animadoras, les había entregado un uniforme a las cinco en caso de que cambiaran de idea y quisieran volver a animar. Ellas se lo estaban pensando y a lo mejor lo hacían, los viejos tiempos habían sido tan buenos...
Escucharon a todas las charlas y atendieron a los juegos. Participaron en el partido de volley y en los juegos con el resto de sus compañeros y después, dando gracias porque el final del día había llegado, se fueron todas a casa de Morgan.
- Bueno chicas, si queremos coger un buen sitio tenemos que salir ya. - Estaban todas listas, pero sentadas en el sofá y empujadas por una fuerza que les impedía levantarse, las cuatro se negaron a las propuesta de Becca
- Becs, ya nos guardarán un sitio en las gradas, somos las reinas del lugar; no va a pasar nada por llegar un poco tarde.
Morgan, aunque sabía que no tenían mucho tiempo, seguía dándole vueltas al tema de volver a animar. El equipo actual no lo hacía de la mejor manera, y el hecho de que las cinco faltaran se notaba mucho; más aun sabiendo que seguían siendo estudiantes del colegio.
- No es por nada, pero ¿y si hacemos un esfuerzo y nos ponemos los uniformes una vez más?
- Mor, todas lo echamos de menos, pero dijimos que no a un año más al lado de esa idiota de Alissa.
- Ya bueno, pero nos necesitan, y creo que lo deberíamos hacer por Mrs Clinton, con todo lo que hizo por nosotras el año pasado, además nos necesitan y mucho. Creo que deberíamos hacerlo.
Discutieron un poco sobre el tema, que si hacerlo, que si no, que a lo mejor. Y al final, las que más se oponían acabaron encontrando un sentimiento de nostalgia que fue creciendo y creciendo hasta terminar estando todas de acuerdo. Y después se encontraron en el coche d Becca, más grande que el de Morgan, vestidas de animadoras y listas para darlo todo en el partido
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Una chica normal
Teen FictionLa chica normal, Morgan, siguió su camino por los pasillos del instituto durante todo el día, sin centrar sus pensamientos en Jack pero tampoco consiguiendo totalmente sacarlo de su cabeza, es decir, un día normal. ¿Qué otra cosa le podría pasar a u...