Séptimo capítulo.

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Recuerdo aquella noche como una de las mejores que pasé en Canterbury, yo pensé que todo se iba a tornar incómodo, que absurda es esa necesidad que tenemos de prejuzgar algo.
Desde que el padre del morocho de ojos verdes entró por la puerta con un bonete y un gorro de colores supe que no la iba a pasar del todo mal. Cuando lo hizo sonar, le entregó una carta a mi madre, vi como a ella le temblaban las manos, vi como miro a Mr Styles, y luego de que él le explicara que se había contactado con agentes de la empresa en la que ambos trabajaban y por fin le dieron el esperado ‘si’, vi como mi madre lo abrazó, y perdiendo total conciencia de que es la primera vez que este hombre pisaba mi casa y teniendo en cuenta que no teníamos confianza aún, mandé todo al diablo y abracé a Des Styles, a lo que se unió su hijo. 
- ¿Sabes? Me encanta ver a mi madre así. Gracias por todo. – Apoyé mi mano en el hombro derecho de Harry y lo acaricié un par de veces. Me di cuenta de la cantidad de favores que Harry me había concedido. El banco en el salón, la mano que me ayudo a levantarme poniendo en peligro su reputación de chico nuevo, y ahora esto. 
- No fue mi idea, pero no tienes nada que agradecer, tu madre llevaba años trabajando en la empresa y se lo merecía más que nadie. O al menos eso es lo que mi padre me contó. – Dejo escapar una agradable risa. ¿Su padre había hablado de mi madre con Harry?
Luego de cenar un delicioso estofado preparado por mi madre, noté como él mantenía su mirada en mí. Se tornó incómodo y yo no sabía qué hacer. Era como si en realidad no me mirara a mí, sino que sus ojos estaban concentrados en un punto indefinido y su cabeza también. Vaciló así durante unos momentos más y por fin lo soltó. 
- ¿Juegas Ajedrez?
- Sí. Espérame aquí, tendré que buscarlo.
- Te ayudaré. – acepté su propuesta, dado que era eso, o internarse en una conversación entre mi madre y Des en la que no faltaba la ausencia del café, lo que hacía que pareciera más aburrida.
Fuimos directo al ático, sabía que estaba por allí. Le pedí a Harry que me ayudara a subir por la escalera debido a lo inestable que se encontraba. Abrí la puerta que se encontraba en un notable mal estado y centré mis ojos en un viejo mueble. La habitación se encontraba en penumbras, muy oscuro, sólo un pequeño velador que logré encender iluminó al lugar. Era como si la vida me abofeteara en la cara, si conservaba objetos de mi Papá, la gran mayoría yacían aquí. El bate de béisbol con el que solíamos jugar pero luego de infinitos intentos fallidos, me resigné a pegarle a la pelota que volaba hacia mi bate. Sin prestar demasiada atención a la cantidad de recuerdos que se aparecían en mi mente, tratando de no dejar escapar las lágrimas que se asomaban por mis ojos, tragué saliva y como soy demasiado orgullosa para que un chico como él me vea llorar, me obligué a guardarme el llanto que amenazaba con aproximarse. Habrán sido unos cinco minutos de intensa búsqueda en aquel desorden, hasta que por fin pude aclarar mi vista y señalar a la vieja caja que rezaba ‘AJEDREZ ESPAÑOL’. Por la tapa pensé que debía tener bastante años, ya que pude ver los ángulos del cartón marchito, y bastantes húmedo. Recuerdo esas interminables horas de juego bajo el sol jugando al ajedrez, en mi infancia sentía una pasión por el juego, pero en aquél momento ya no me entusiasmaba demasiado. Bajamos a la sala con Harry y deposité el juego sobre una pequeña mesa. Medité durante unos segundos, y me concentré en el juego. No podía perder ante un chico de ciudad.

She will be loved (Harry Styles y tu) terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora