Trigésimo segundo capítulo.

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Desvié mis ojos y los enfoqué en el árbol.

-Oye… ¿me acompañas? –musité.

-Sí… claro. –dijo, indeciso.

Emprendimos nuestra caminata hacia el pie del árbol donde nos ubicamos, sentados sobre el suave pasto verde, y el sol que nos producía una sensación abrazadora. Suspiré y deje que el comenzara una conversación.

-Es… extraño sabes. No recuerdo nada, ni a nadie, que haya participado de mi vida hace un año, pero recuerdo perfectamente las melodías, las palabras, los diálogos…-vaciló un instante. –pero no logro interpretar quién fue el emisor de todo aquello. Imágenes, voces…

-¿imágenes? –pregunté, extrañada. -¿puedes describirme alguna?

-Sí, por ejemplo… -clavó sus ojos en un caballo que trotaba de un lado a otro y prosiguió. –recuerdo unas piezas de ajedrez sobre un tablero mientras que oigo una risa femenina… o, una muñeca con cicatrices y una lágrima que cae sobre ellas, también una persona alejarse a lo lejos una noche de lluvia, y… -se paró en seco, sus pupilas se dilataron de una forma increíblemente rápida, y dejé de escuchar su respiración por un segundo. Miró hacia la copa del árbol, que se encontraba enredada de ramas, hojas y flores, y no sacó su mirada de esa postura. Luego de un tiempo de silencio, el cual yo no me atreví a romper, Harry pestañeó violentamente y luego me miró a mí, y después al árbol, y a mí de nuevo. Esa circunstancia ya me estaba preocupando. 

-¿Qué te sucede?

No prestó atención a mis palabras, y se refregó abruptamente sus ojos, despegó sus pestañas lentamente, y soltó un bufido. Comenzó a echar miradas descontroladas hacia todas las direcciones, en su cuerpo empezó un suave temblor, y su cara sudaba. Inesperadamente se paró sobre sus dos piernas y emprendió una corrida lejos del árbol… ¿o de mí?

No dudé en seguirlo, mientras gritaba, presa de la desesperación, su nombre, o cosas ridículas como ‘‘¡vuelve!’’ o ‘‘¡espera’’, ridículas ya que no surtían efecto ninguno en Harry, quien cada vez se alejaba un poco más. 

Por fin el muchacho se dejó caer sobre la tierra y me acerqué a él lo más rápido que pude. Su respiración era compleja y sus ojos estaban cerrados.

-¿Sucede algo con el árbol? –insistí, intrigada.

-Es… es extraño ¿sabes? –Hizo una pausa. –Es como si me dijera algo, algo muy potente, muy fuerte, pero yo no pudiera escucharlo. Me transmite algo pero mis sentidos no lo captan. Me atrae. Es como si mi mente estuviera bloqueada. Me quiere decir algo, pero yo… - De repente agarró su cabeza con ambas manos, y se arrodilló en el piso. Pude ver lágrimas salir de ese mar paradisíaco que ocupaban lugar en sus ojos.- Es difícil. No creo sobrevivir a todo esto. Me la paso torturándome a mí mismo. Sé lo que pasó en el accidente. Perdí la memoria. ¿Pero qué pasó antes de todo eso? ¿Quién era yo? ¿Por qué viajaba en un colectivo? Hay… -sus lágrimas lo atragantaban, mientras yo me quedaba atónita. –Hay tantas cosas que quisiera saber ahora mismo. Tengo tantas preguntas dentro de mí que quisiera resolver. No sé, no sé porqué te lo digo a ti, si te acabo de conocer, y yo ya lo arruiné, lo arruiné todo. –gruñó, con un dejo de amargura.

-No. No es así. Harry, no es tu culpa…

-¡PERO DE QUÉ SIRVE ENCONTRAR UN CULPABLE! SI TODO SEGUIRÁ IGUAL, NADA CAMBIARÁ, NO VOLVERÁ MI MEMORIA. –Explotó, con su rostro enrojecido, sus ojos inundados de lágrimas, y sus labios lastimados. Tembloroso e inseguro.

-Harry, escúchame. No hables, sólo escucha. Todo eso por lo que tú estás pasando ahora, le pasa a todos los adolescentes de este mundo, y como ellos salieron adelante, tú también puedes. Tienes una dificultad mayor, pero eso te va a hacer más fuerte. Harry… -Me acerqué a él, y levanté su rostro tomando suavemente su barbilla. –Tú puedes. Puedes y debes. Por más complicado que se vea, por más nublado que se torne el cielo, por menos comprensión que recibas, sabes que puedes. Debes dejar todo atrás, y empezar de nuevo. Arregla todo, y una vez que lo hayas hecho, camina, sobrevive, ríe, llora, canta, baila, disfruta. Te ayudaré, aunque todo esto sea nuevo, y extraño para ti, aunque acabamos de… -una lágrima estuvo a punto de caer de mis ojos. –de conocernos. Saldremos, y no te preguntaré si necesitas mi ayuda, porque está claro que eso es afirmativo, y no voy a dejar que caigas justo ahora. –clavó sus ojos en los míos lo cual me produjo un retorcijón, al ver nublado el verde que solía ser tan radiante. –confía en mí, todo saldrá bien. 

-Gracias _____, no sé qué hubiera pasado si no estabas aquí. Para despejarnos un poco… -secó sus lágrimas y se aclaró la garganta. –supongo que tu vas a la misma escuela que yo ¿no es así? –asentí, confundida. –bueno… eh… -parecía nervioso, pero yo no entendía ni lo más mínimo de esa conversación. –yo me preguntaba si tú… -clavó sus ojos en los míos y por fin pronunció: ¿querrías ir al baile conmigo? 

Flashback.

- Entonces ¿Vendrás a la fiesta conmigo? – insistió, y noté como su labio inferior se agrandaba y el superior se escondía detrás de este, formando una cara a la que nadie podría resistirse.

- Si, lo haré, pero hay un gran problema. – Hice una pausa y como ninguno de los dos dijo una palabras, proseguí – La cena será Spaghetti, y bueno, yo… no tengo una mínima idea de cómo manejar los cubiertos con el Spaghetti, y ya tengo demasiados momentos vergonzosos delante de Brittany.

Fin flashback.

-Sería un honor, pero… sabes que la cena será Spaghetti y yo no tengo idea de cómo manejar los utensillos de mesa, espero que tú, tengas el placer de enseñarme. –Respondí, mientras él se quedó boquiabierto, y yo sabía bien, que Harry acababa de recibir un recuerdo mío. 

Lo supe porque los ojos de Harry habían recuperado un poco del verde esmeralda que tanto me hacía falta.

She will be loved (Harry Styles y tu) terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora