Vigésimo tercer capítulo.

1.4K 67 0
                                    

Por fin bajamos del autobús cuando miré mi reloj y marcaba que el mediodía ya había pasado. Mi estómago rugía. El cielo se encontraba repleto de grises nubarrones que descargarían su lluvia sobre nosotros. Comenzamos a deambular por Londres hasta que nos decidimos por un comercio de ‘’comida rápida’’ según Harry así se los llaman. Nos llenamos de alimento no muy saludable, y comenzamos a caminar por las estrechas calles de la ciudad. Una calle de extensas construcciones muy pintorescas llamó mi atención. Tiré de la mano de Harry y él me siguió. Los adoquines hacían que yo me tropezara cada dos por tres. Mientras caminaba me sentía obligada a parar y admirar cada obra de arte que se me presentaba. Cada respectivo artista se encontraba detrás de su creación. 
Me dirigí hacia un pequeño pelirrojo apoyado sobre una pared que se encontraba en penumbras. El sonido de su guitarra me atrajo. Harry se quedó hablando con un artista, mientras yo me acercaba de a pequeños pasos al niño. Su voz se introdujo en mis oídos y causó una hermosa sensación en mí. El estaba cabizbajo, no sabía de mi presencia. Su canción era hermosa, y yo me sentí identificada con su letra. La melodía no me dejaba pestañear. Un brazo me rodeó y su calor se me hizo conocido. Harry se mantuvo junto a mí durante toda la melodía.
- http://www.youtube.com/watch?v=18kBg14WpiY – 
Cuando resonó la última nota de la canción el niño levantó su cabeza y por su cara lo vi sorprendido.
-Hola –Harry le tomó la mano, yo lo imité dedicándole una amplia sonrisa- ¿Te gusta la música? 
-Buen día, sí. –Dijo, culto.
-¿Por qué estás aquí solo? –Pregunté, esa duda me recorría la cabeza.
-En el orfanato me prohíben tocar mi guitarra porque perturbo a los demás niños mientras duermen. –Era lo que faltaba para conmoverme del todo. Mi corazón se apretujó en un lugar oscuro y exprimió una lágrima que se escapó por mis ojos. Apreté mis labios, abrí mi bolso e introduje un buen monto en el estuche de la guitarra que se encontraba abierto, y pobre. Harry le dejó un fajo de billetes en la funda del instrumento, y el niño se quedó atónito. 
Miré al pequeño, y le pregunté el nombre: 
-Josh, encantado. –Tomó su gorra negra con una mano, la alzó unos centímetros y la posó en su cabeza nuevamente. 
-Ha sido un gusto Josh, buena suerte, tienes talento; aprovéchalo – Me sonrió tímidamente, y me dio las gracias. Crucé mi brazo con el de Harry y me alejé. Del niño y la guitarra. Tuve ganas de volver sobre mis pasos y hacerle millones de preguntas, pero resultaría torpe, así que me contuve. Ya tenía un punto de vista muy diferente al que tenía días atrás. Londres me parecía muy interesante. Tantas cosas por descubrir. Tantos misterios por develar. Tantas historias que recordar. Tantas personas que admirar. 
-¿Te parece justo si ya vamos tomando el camino para ir al teatro? –Harry me sacó de mis pensamientos. Asentí. Me sentía nerviosa, tantos momentos que revivir en aquél lugar, en aquella fuente. Me paré en seco por el hecho de que una loca idea ocupó mi cabeza. ¿Sería Harry todo aquello que nombró mi padre? ¿Sería Harry mi ángel? Lo miré a los ojos y de inmediato supe la respuesta, le sonreí y juntos emprendimos el camino al lugar donde ocurrió ese hecho que hizo que mi relación con Harry tuviera un antes y un después.

She will be loved (Harry Styles y tu) terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora