El día del primer viaje se aproximaba, y mis nervios hacían que yo tuviera ganas de estrellarme la cabeza contra la pared. El colectivo partía al día siguiente y no estaba segura de ir. Harry podía hacer que ese viaje fuera distinto a los demás. Pero de sólo pensar que tal vez el se había cansado de mí y mis temores. De mí y mis angustias. De mí y mis inseguridades. De mí y mi vergüenza. De mí, y el monstruo que vivía en mi interior, lejos, donde solo el castaño de ojos soñadores pudo verlo. Tan solo con pensar en eso, terror era lo que sentía. No tenía idea de qué tenía que llevar. Tampoco de cuánto dinero iba a necesitar. Estaba perdida, no tenía muy seguro si quería asistir a ese viaje.
-¿Problemas de chicas? – Me sobresalté. Una cabeza se asomaba por mi puerta. Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que no escuché cuando Harry apareció en mi habitación. Probablemente preguntó eso porque me encontró en el medio de mi habitación, con el cabello despeinado, y con un bolso en cada mano. Ni yo me reconocí. Al sentir que me encontraba justo como una chica normal lo haría, pegué un salto del susto y tiré los bolsos al piso. ¡Qué crimen! ¿Yo ser una chica normal? Ni muerta. No me gusta todo ese tema de lo común. Y aquí es cuando se lo admití a Harry por primera vez.
-Personalmente no soy admiradora ni de rutinas ni nada que tenga que ver con normalidad. Sé que a primera vista parezco muy tímida y de pocas palabras. Sé que la primera vez que alguien entabla una conversación conmigo mi voz es sólo un susurro. Sé todo lo que las personas piensan de mí. Pero sólo piensan, sólo hablan, no se atreven a descubrir lo que hay más allá de la timidez que me enmascara. Pero tu si lo hiciste, y lo supe desde el primer momento en el que tu mano hizo contacto con la mía. Lo supe porque tú fuiste el único que no se rió de mí. Yo no soy una chica común (¡y si lo soy alguien que me avise ahora mismo!) porque me gusta que la gente aprenda a mirar a través del disfraz que es la timidez. Y tú si lo hiciste. Gracias por darme el placer de saber que todo esto si valió la pena.
Seria y firme así me reflejaba el espejo al cual yo miraba disimuladamente. Harry estaba atónito. Su boca no permanecía abierta porque sus músculos no reaccionaban, o por lo menos eso creí. Parpadeó seguidamente y me miró, desde los pies hasta la punta de la cabeza. Fijó sus ojos en los míos y soltó una sonora carcajada.
-¡Ja! ¿Acaso tu me espías _____? Desprecio le tengo a las reglas. –Apoyó uno de sus brazos en mi estante de ropa que en ese instante se encontraba en ruinas. – En fin, ¿Necesitas ayuda? – No me dio tiempo a responder – Pues yo sí. Tú tienes experiencia con todo esto, no yo. Emma, por favor, ayúdame.
- Bueno, yo solo fui una vez a la ciudad con el colegio y el resultado fue un trauma de por vida a las arañas. – Me miró, desentendido. –Lo sé, es un poco irónico ya que en cada ángulo de mi casa hay una amplia tela de araña, en fin. Fuimos al cine a ver una película y Brittany tuvo la brillante idea de comprar entradas para un film de terror. Era muy temerosa en aquél momento y conseguí que la morocha y su pandilla se rieran de mis grititos. No la pasé del todo bien. Y desde ese momento me rehusé a viajar.
-¡Ya olvídate de eso! –Sacudió sus brazos- Vamos a pasarla genial. Tengo un mapa mental en mi cabeza de la ciudad, el problema es que no sé exactamente qué hay que llevar. Yo sé que tú me ayudarás. – Su cara angelical pudo conmigo y con todo mi ser. Un escándalo se amontonaba en mi cabeza y no me dejaba pensar en paz.
-No estoy segura… aún no me has enseñado francés… - Dije pícara.
-Lo harás por las buenas o por las malas. –Respondió y frunció el ceño amenazador.
-¿Por las malas? Perdóname pero tú no puedes… - No pude terminar la oración que Harry me agarró por los brazos y me tumbó en la cama. Sus brazos comenzaron a recorrer mi cintura. No podía parar de reír.
-¿Con qué te gustan las cosquillas?
El aire escaseaba y la risa hacía que todo se tornara feliz. Lo gris tomaba color. Lo malo podía ser bueno. Lo imposible, posible.
No podía sacar a Harry de mi lado. El reía y yo reía. Mis uñas inexistentes hacían todo lo posible para arañar al chico. Sus cosquillas comenzaron a ceder lentamente. Cuando por fin soltó mis brazos, se acercó a mi rostro, miró a mi mejilla por un segundo, indeciso, y depositó en ella un beso. Una sonrisa se dibujó en su rostro y saltó de la cama con mucha astucia. Tomó el picaporte de mi puerta, y justo antes de salir, con el poco oxígeno que le quedaba proclamó:
-Ah, y llévate algo lindo para mañana, no querrás desencajar en un restaurante francés.
Un golpazo resonó por el ambiente, pero algo más potente retumbaba dentro de mí, y era mi corazón que creía que tal vez, sólo tal vez, yo podría llegar a ser amada.
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She will be loved (Harry Styles y tu) terminada
Fanfictionno es mía, es de una chica llamada Lucy, es una historia muy bonita, espero que la disfruten... es de Harry Styles pueden votar si quieren---