Trigésimo cuarto capítulo.

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Al pie del árbol veía la sombra de Harry aproximarse cada vez más hacia mí. Veía y pensaba. Pensaba en lo cruel que había sido con él al juzgarlo por la primera impresión el día que lo conocí. Pensaba en lo amable y gentil que fue Harry conmigo a pesar de mi ignorancia y amargura. Pensaba en lo aterrada que estaba por perderlo. Me preguntaba si él también tendría miedo de perderme. Me preguntaba si Harry intentaría volver a recobrar la memoria. Había tantas cosas por contarle, tanto por hablar, tanto por escuchar, pero yo no hacía nada. Nadie hacía nada. Nadie decía nada. Nadie se preocupaba, ni por mí, ni por Harry. Me preguntaba tantas cosas. Tantas preguntas sin respuesta, tantas dudas sin explicación, tantas lágrimas derramadas sin contención.

Sentía que no servía para nada más que herir a las personas, o hacer que los problemas aumenten. Sentía que no tenía utilidad funcional en ese mundo. En ese mundo lleno de oportunidades, ninguna se me presentaba. Nada hacía que yo me sienta mejor. Nadie se preocupaba por mí. 

Otra vez estaba atravesando la tormenta de dolor que ya había traspasado un par de veces anteriormente, pero esa ocasión la lluvia me pegaba de frente, el viento helado no me daba reparo, y las nubes gris no me dejaban ver, no me dejaban volver. El frio me aterraba y la navaja me tentaba, me tentaba a caer en ese pozo oscuro. Pero algo me impedía hacerlo. Había algo pendiente que no me permitía tomar el instrumento filoso y pasarlo por mi piel, algo me decía que no debía hacerlo. Un recuerdo perturbaba mi mente.

Flashback.

-_____ prométeme que no te harás daño nunca más. – A Harry no había forma de mentirle, no había forma de fallarle. Levanté mi frente y claramente dije:

-Está bien, lo prometo. 

-Gracias –suspiró y posó su dedo en mi mejilla, evitando que una lágrima se desparrame por mi rostro. Me tomó de las manos y comenzó a hacerme suaves caricias en mis casi invisibles cicatrices. Cicatrices que solamente él pudo ver.

Fin flashback.

Parpadeé un par de veces. No podía hacerlo. Esa no era la solución y lo sabía. Se lo había prometido a Harry, pero ese Harry ya no estaba. Aquél Harry se lo había llevado alguien, o algo. El Harry que me había rescatado de la oscuridad, el que me había prometido tantas cosas, subestimó el poder del destino, y éste se lo llevó consigo. El anterior Harry que tanto sabía de mí se había hundido en un vacío inmenso en el que yo no podía salvarlo. Un laberinto sin final. Todo lo que reímos, lo que lloramos, lo que vivimos, todo lo que realmente disfruté en esos días, ya no existía. 

Todo eso, estaba únicamente en mi memoria, todo era una ilusión. Yo era la única testigo de lo sucedido, y hasta desconfiaba de mi misma. Era recuerdos y nada más que eso. 

El ruido de las hojas crujir me devolvió a la realidad. 

-¿Cómo estás? –dijo Harry Styles sin prestar demasiada atención a mi triste rostro y ubicándose a mi lado.

-Bien. – <<Mal, muy mal. Haciendo un esfuerzo para sobrevivir sin ti>> pensé en mi interior.

- ¿Sabías que…?-esta vez sí reparó en mi aspecto deprimente. –Espera. ¿Por qué estás así? 

-No te sorprendas, pero tengo que admitirte que no solamente soy la chica tímida, fría y repulsiva que todos conocemos. Tampoco soy ser quien tú crees. Soy peor, mucho peor. –hice una pausa y sin mirarlo a los ojos (porque sabía que ver ese nubarrón gris me desplomaría) retomé. –Tenía un amigo. Al que podía confiarle todo y él me entendía. El me ayudaba, y hasta se daba cuenta de lo mal que me encontraba aunque yo lo disfrazara con una sonrisa. Me daba consejos. Me acariciaba. Sentía que era la única persona con la cual podía reír verdaderamente, sentía que me hacía feliz. Sentía que finalmente alguien… me amaba. Pero se fue. De un momento para otro se fue, y me dejó. Sé que no lo hizo porque se le antojó, sé que no pudo haberlo evitado, pero al fin y al cabo se fue. Y yo me quedé sola con el fantasma de su recuerdo. Me dejó sola, con mis pensamientos. Y estos me mataban, Harry. Yo no podía más. No puedo más. Me siento inservible. No puedo ayudar a nadie, no puedo hacer nada al respecto, no sirvo para nada. A veces me pregunto por qué sigo aquí si no hago nada, si no disfruto, si no vivo, ¿acaso vale la pena seguir respirando? No tengo ninguna razón para seguir aquí, no hago nada bien, no siento nada por dentro, y yo… yo no sé qué hacer. 

Él me tomó de la mano, me miró a los ojos, y eso fue lo que más me molestó. Me perturbaba que la vida no me devuelva a Harry. Me molestaba no ver el verde profundo que solían ser sus ojos, sino algo bastante ordinario. Tendría que adecuarme a esos ojos indiferentes y olvidarme de aquellos verdosos infinitos que hacían que las piernas me tiemblen. Difícil tarea. 

-_____ tú eres un regalo del cielo, no te eches abajo. –apretó mi mano. –Tienes el poder más preciado, tienes el don de hacerme sonreír cada vez que te cruzas en mi mirada.

Esa última oración << Tienes el poder más preciado, tienes el don de hacerme sonreír cada vez que te cruzas en mi mirada. >> Eso… esa voz… era diferente, pero familiar. Su voz ronca, la forma pausada pero apacible con la que pronunciaba cada palabra. Aunque sus ojos seguían nublados… tal vez… el antiguo Harry estaba volviendo, tal vez era una señal de que Harry estaba de regreso. Cabía una insólita posibilidad de que su personalidad, su forma de ser, de expresarse, su carácter, su habilidad para hacerme sentir que todo estaba bien… sus ojos… todo, volviera junto a mí.

She will be loved (Harry Styles y tu) terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora