Capítulo 11

8.2K 483 30
                                    

Emma Wood

Había despertado el sábado en la cama de Noah, no había logrado dormir nada tranquila sabiendo que él había dormido fuera, sin el edredón azul con el que acostumbraba dormir y con ese frío de infierno que había.

Tomo mis cosas, acomodo la recamara y salgo topándome con la madre de Noah y su hermana desayunando cereal con leche y un poco de frutas sentadas sobre su living, ambas miraban una película de princesas, que por nombre llevaba uno muy original, Valiente.

Su madre me informó que Noah estaba en la ducha, que no tardaría más que cinco minutos en salir, que podía esperarlo mientras tomaba café con ellas. Y ahí es donde me pregunto ¡¿Por qué no preguntó si no me apetecía un poco de cereal de colores y aromas agradables con un vaso de leche?! Digo, no sólo los niños pueden comer un delicioso cereal colorido.

Me niego agradecida y salgo de la casa después de despedirme y agradecer por el hospedaje. Y es que de verdad estaba agradecida, si fuese mi madre me hubiese gritado como a cualquier persona que se queda a dormir en mi casa "¡Pues espero sea la última vez, que esto no es un hotel!" Ahí la respuesta de porque no tengo más amigos.

Gracias mamá de Noah por no ser como mi madre.

Llego a mi casa caminando una cuadra después de bajar del colectivo y abro la puerta sigilosamente o al menos tratando de hacerlo en silencio, aunque seguramente sonó más como un concierto de Rock en vivo.
A mis padres no les gustaría que los despertara en su día de descanso, en el día que ellos se levantan tarde y que desayunan delicioso, en el día que se supone yo debería hacer lo mismo ¡Pero no! ¡Esto no es así! Siempre tiene que salir un plan tonto cuando no tienen que salir. ¡Ah, pero en lugar de hacer la platica entre semana, en una de las tantas clases que tenemos libres, dan platica cuando deberíamos estar desayunando Pancakes!

Escucho un ruido en la sala y suspuse era Cameron, pues era el único que se despertaba primero antes que todos en los fines de semana para ir al aburrido gimnasio. Siempre que lo veo irse me he preguntado ¿Para qué gimnasio? ¿Para qué ensaladas y vegetales si existe la pizza y demás delicias? No hay duda de que ellos no saben lo qué es bueno, definitivamente no lo saben comiendo hojas.

—¿Dónde estabas Emma?— me pregunta momentos después de cerrar la puerta.

—Con Noah.— dejo las llaves sobre una mesa de cristal que estaba a un lado, hago una mueca por todo el ruido que causó eso.— Le dije a mi madre, me dijo que estaba bien. ¿No te dijo?

Niega con la cabeza y vuelve a lo que estaba haciendo. Lo seguí y noté que preparaba su maleta del gym sobre un sofá.

—¿Qué pasó? Creí que te lo había dicho.

—No, sólo que.— suspira con pesadez y deja dentro una toalla blanca.— se molestó conmigo por una tontería.

—¿Debo preocuparme?— cuestiono.

—Repito, es una tontería. Arreglaré las cosas con ella cuando regrese.— sonríe y cierra la maleta.— voy tarde ¿Te llevo a tu platica?

—No, no. Está bien, tomaré una ducha rápida.

—Vale, entonces te veo después.— toma la maleta entre uno de sus hombros.— cualquier cosa me llamas Em.— besa mi cabeza con cariño y retrocede.— y por favor, avisame a mi también, que me preocupo.— asiento.— Te amo.

—También yo.— hago una media sonrisa.— cuidate.

Se aproxima a la salida y se retira, yo subo a mi habitación y preparo las cosas para una ducha rápida. Me dirijo al baño y me ducho para salir cumpliendo un nuevo récord, un récord que sin duda alguna siempre recordaré y nunca podré superar.

BRAD ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora