Capítulo 43

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Había pasado una semana, una jodida semana que rogaba porque no se terminara, una semana en la que nunca me separé de Brad ni un sólo segundo, y es que quería que mi corazón estuviera junto al suyo todo ese tiempo, y que no estuviéramos lejos el uno del otro.

Recuerdo haber ido al hospital en el que él estuvo internado cuando sucedió lo de la fiesta y en dónde ahora sé, le diagnosticaron el cáncer, también recuerdo no haberme ido de ahí hasta hablar con su doctor; recuerdo perfectamente cada una de sus palabras al preguntarle, al suplicarle un tratamiento para salvar su vida.

"Lo lamento, no es posible. Ya había hablado de esto con él, él sabía todas las consecuencias desde un principio y ni siquiera le importó, sus padres le suplicaron que siguiera el tratamiento para que pudiese salvarse, pero él se negó. Y ahora que está a punto de morir, nosotros no podemos hacer absolutamente nada por él."

Realmente él se había matado sólo, el doctor tenía toda la razón, Brad se había provocado el cáncer solo, y quería gritárselo en la cara hasta quedarme sin voz.

—Hola...— entro al baño de Brad y lo miro recién duchado, con unos jeans grises y el torso descubierto.

—¿Cómo dormiste?— él me sonríe mirándome por el espejo.

—Muy calientita.— froto mis ojos adormilados.

Lo abrazo por la espalda con ternura sintiendo su pecho y abdomen mientras acomodo mi cara sobre su trabajada espalda.
Me toma de la mano y me toma de la cintura para subirme al lavamanos y acariciar mis piernas desnudas.

—Eres muy guapo.— suspiro mirando sus hermosos ojos azules.

—Tienes suerte.— sonríe.

—La tengo.

Acaricio su cabello con suavidad mientras beso sus labios con dulzura. Cada minuto con él ahora era el doble de valioso para mi, lo aprovechaba como si fuera el último, y es que aunque mi corazón me dolía, sino lo hacía, después iba a arrepentirme.

Noto que entre mi dedo pulgar e índice se encontraba un mechón grande del cabello de Brad.

—Voy a prepararme para...— aclaro la garganta y me bajo del lavamanos, con las manos en mi espalda— para la escuela ¿está bien?

Él asiente con la cabeza y besa mi frente, dejando sus labios en ella por segundos.
Le sonrío mostrándole los dientes y salgo de la habitación con el ceño fruncido con tristeza, miro el mechón de cabello que tenía entre mi puño y un nudo en mi estómago se crea, apretandome fuerte.

Su hermoso cabello castaño estaba desapareciendo, y cada vez más rápido.

Brad Griffin.

Ahora sólo era poco más de un mes, que seguro estoy será menos de uno. Realmente estaba deseando casarme con ella y hacerla feliz, pero un jodido mes, no alcanza de nada.

Y es que ahora me doy cuenta que el de la culpa soy yo, soy yo el culpable de morir en menos de dos meses y dejar a una mujer increíblemente hermosa destrozada por dentro, de ahora en adelante yo voy a ser el culpable de todo lo que ella sienta, y eso me está carcomiendo, porque de alguna u otra forma yo no descansaré en paz.

—Te veré en la salida, bonita ¿está bien?— me estaciono fuera de la universidad.

Emma aún seguía con sus clases diarias, y fue porque yo se lo pedí, tenía la idea de quedarse junto a mi todo el día, los siete días de la semana, y por más que me encantara la idea, no iba a permitirlo, pues mientras aún esté yo aquí, voy a luchar porque ella sea una mejor persona.

BRAD ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora