Capítulo 31

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Este capítulito va dedicado a User10362046!!! Gracias por todo y realmente espero que este capítulo te guste!

Pd: lamemto haber tardado en publicar:b



Emma Wood

Desperté con el canto de un pájaro azul al quien se le había ocurrido ponerse a cantar a un lado de mi ventana la cual estúpidamente había olvidado asegurar y estaba abierta. Nadie ama despertar con pájaros cantando, es ridículo, eso sólo pasa en las historias románticas o cuentos de hadas, y afortunadamente éste no es uno.

Tenía puesta la gran bata calentita que mi abuela me había regalado en navidad y mis pants que usaba de pijama, tenían lindas caras de gatos dibujadas en ellos.

La noche de ayer había sido una noche mala, una no muy buena, Cameron me había golpeado, y estuve en depresión toda la madrugada, hasta que el mensaje con el número de la canción de Brad me hizo sonreír, estaba molesto conmigo, y aún así me dedicó su hermosa canción, la cual escuché sentada en la entrada de la casa, sobre un escalón, a las tres de la mañana, normal.

Cameron me había golpeado como si fuese un costal de boxeo y Brad se había molestado conmigo, estaba en depresión, una buena depresión, pero no demasiado como para no tener apetito, estaba hambrienta, y podía comerme todo lo que estuviese en la nevera.

Así que baje a la cocina y me encontré con unos waffles, los cuales preparé con crema batida, chocolate derretido, chispas de colores y fresas, a demás de un café con bombones dentro. Creo que engordaré un poco.

Dejo mi delicioso y saludable desayuno en la barra, mi padre se despide de mi y sale de la casa, segundos después, mi madre entra a la cocina.

—Emma...

—Madre...— lamo mis dedos con chocolate en ellos.

—Tenemos que hablar, cuando regrese del trabajo quiero que lo hagamos.— me dice— ayer me cerraste la puerta en la cara.

—Perdón.

—No se lo he dicho a tu padre, pero esta situación me preocupa mucho, quiero que ustedes dos hablen.

—Mamá... perdón pero yo ya lo dije, no pienso sentarme, tomar el café y hablar de esto. ¿Está bien?

—¿Por qué?— frunce el ceño.

—Porque ya no me interesa. Me golpeó, y está bien, no le voy a pedir que se disculpe.— me encojo de hombros.

—Yo quiero que lo haga.

—Lo haga o no, madre, las cosas no van a cambiar. Ya te lo dije.

Ella me mira con el ceño fruncido y niega con la cabeza, yo espero a que mi chocolate esté caliente mientras siento su mirada de madre detrás de mi.

—Mamá...— escucho hablar a Cameron entrando a la cocina, segundos después se detiene. Quizá se percató de que estaba yo en la cocina.— hoy es el cumpleaños de Alice, le prepararé una sorpresa y después iré por ella a su trabajo, no volveré a dormir.

—Sí mi amor, está bien, sólo que...— aclara la garganta.— quiero que hables con Emma, sobre lo de ayer.

Río bajo y tomó una taza blanca, para vaciar el chocolate.

—Descuida, no me estoy muriendo.— lo miro a los ojos y le sonrío burlona.

—Lo siento Em.— él pronuncia.

Le lanzo una sonrisa, la misma que él suele tener y salgo de la cocina, con mi desayuno en las manos.

—¡Emma!— mi madre me llama de regreso, yo me detengo.— cuando regrese, hablaran los cuatro, eso es lo que al parecer tú quieres.

BRAD ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora