Brad Griffin
Espero a que las rejas se abran para meter el coche y conducir hasta llegar a la entrada de la casa.
Bajo del coche, saco las llaves de mi bolsillo y abro la puerta de la casa, regresando miro a Emma dentro del coche; con los ojos cerrados y soñando, se veía muy bonita, disfrutando el sueño en el que profundamente se encontraba.Pienso en alguna táctica para sacarla de ahí sin que se despierte, el frío entra al coche envolviendola en segundos, ella comienza a quejarse mientras hago que atraviese un brazo por mi cuello para que se sujete. La tomo de las piernas con un brazo y la sujeto de la cintura con el otro para, con habilidad, lograr sacarla. Cierro la puerta del coche con un ligero golpe provocado por mi pierna derecha y entro a la casa.
Eran las cuatro de la mañana, todos estaban en casa, pero nadie estaba despierto. Mis padres solían irse a trabajar a las seis de la mañana y Aria, bueno, recién salió de vacaciones, seguro se levanta a las dos de la tarde.
Entro a la habitación y la dejo sobre la cama, ella toma una almohada y la mantiene entre sus brazos abrazándola como si fuese lo único que existiese, dejo una manta sobre sus piernas descubiertas y salgo de la habitación hacia la cocina, sirviendo un vaso de agua con hielos.
Me recargo sobre la barra que estaba justo al centro de la cocina y ahí me mantengo, mirando a través de los ventanales que tenían vista hacia el jardín, se lograban mirar las luces que cada noche eran encendidas entre los arbustos o árboles.
No sé qué quería lograr al hablar con Susan, no sé siquiera si lo hice para sentirme un poquito mejor, y si así fue, qué estúpido, pues lo único que me hizo sentir fue peor de como estaba.
¿Volver con ella? Vaya tontería. Lo nuestro no funcionó ni funcionará, así lo intentemos más de mil veces, pues no tenemos ni siquiera una cosa en común, y si la tenemos, a ella no le interesa. Y yo no pretendo estar con alguien a quien lo único que le interese es su jodida reputación.
—¿Brad?— logré escuchar una débil voz de entre las sombras. Giro el cuello hacia la entrada de la cocina, ahí se encontraba Emma.— necesito usar el baño.
La miro sin siquiera tener idea de dónde está, dejo el vaso del que bebía sobre la barra y camino hacia ella para regresarla a la habitación e indicarle donde era que estaba el baño.
Habían pasado cinco meses desde lo ocurrido con Emma y bueno, tal parece que la conexión que sentía al estar con ella no desapareció nunca y realmente espero que así permanezca.
—¿Por qué me trajiste acá?— pregunta saliendo del baño, algo más consciente.
—Me dijiste que no querías ir a tu casa y bueno, Hannah me dijo que se quedaría con Harrison, y...
—Lo único que se te ocurrió fue tu casa.— terminó de hablar por mi.
—En realidad pensé en la casa de Noah, pero tal parece que mi memoria no es muy buena.— me siento sobre la cama y me saco los zapatos.— me pasé media hora intentando recordar su casa, lo siento.— la miro, estaba confundida.— puedo llevarte a tu casa ahora mismo, si quieres.
Camina hacia la cama, sus zapatos hacían un horrendo ruido que ella intentaba callar caminando lento.
Se sienta en el mismo lugar en el que estaba acostada y me mira.
—Está bien, gracias.— niega con la cabeza.— estoy muy cansada.
Suspiro y asiento con la cabeza.
—Hannah le dijo a tu madre que te quedarías con ella, no te preocupes.— me levanto y tomo los zapatos que había dejado debajo de la cama.— dormiré en la sala.
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BRAD ©
RomanceLa vida tiene un destino, un destino marcado, claro y preciso, un destino que en ningun momento y por ninguna cosa, cambiará. El destino siempre va a ser el mismo, así creas lo contrario, así la vida te haga creer lo contrario lo que está al final d...