Capítulo 14

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—¿De qué? ¿A caso me darás las respuestas del examen de gimnasia?— le pregunto emocionada.

—Estás siendo sarcástica ¿Cierto?

—¿Qué?— Sabía que no hablaba de las respuestas del examen.— Oh sí, claro.

Él sonríe.

—Las preguntas de ayer Emma, por mensajes de texto.— hace una pausa, yo no contesto. — Okey, está bien. Mejor así.

—No, no. Las recuerdo.

—Aleluya.— bromea resoplando.

—¿Pero serás serio, no? No quiero de nuevo tus bromas. No estamos bromeando Brad, estoy hablando muy en serio.

—Ajá.— asiente con la cabeza.— no soy bromista hablando de mis sentimientos.

—¿Qué?— frunzo el ceño confundida.

—Mira, seré breve Emma. Tal vez dirás que soy un descarado, un imbécil, un sinvergüenza, un mujeriego o no lo sé. Pero cuando hablo de lo que siento soy la persona más sincera del mundo, de verdad.

—Ajá...

—Me gusta hablar con la verdad. No me gusta ocultar cosas que tal vez puedan hacerme mal en un futuro, cosas que tal vez me hagan arrepentirme, las confieso, y si no funciona, no me deprimo ni mucho menos. Porque lo intenté ¿Sabes?

—¿Eso qué tiene que ver?

—Ayer me hiciste una pregunta, ¿no?
Tu pregunta fue ¿Por qué tú? Y tengo una muy buena respuesta para eso.

—Con eso debiste haber empezado.

—No te tengo en la mira de la manera que tú crees. Te elegí a ti porque simplemente creo que debes ser mia.— escupió.

Me quedé en silencio, unos cuantos segundos, mirándolo y él mirándome a mi. Fue inevitable no soltar una verdaderamente fuerte carcajada.

—¿Estás bromeando?— tomo aire.— eres un imbécil si crees que yo caearé en eso.

—Lo siento, creo que esa no fue la manera correcta de decirlo.— me interrumpió cuando iba hablar.— Eres una mujer increíble Emma, cada cosa tuya me gusta. Cada detalle, cada imperfección. Tu sonrisa, tu mirada, tus ojos, tú me gustas. Aquél beso que me diste soltó en mi emociones que nunca antes había sentido, la salida de ayer fue un empujón más para saber que una rara me gustaba. Que sentía algo por ti Brownie.

—¿Dónde está la cámara?— digo cuando él terminó. Se mantuvo serio.— No me digas que estás hablando en serio.

—Puedo ser la persona más hija de puta del mundo, pero en cuanto hablo de lo que siento, soy la más sincera que pueda existir.

—Yo aclaré que lo del beso no había sido más que una apuesta, ó sea. No tenía otro propósito más que dejar que Harrison me molestara. Y nada más.— le digo. Estaba bromeando, estoy segura. Pero quiero seguirle la corriente, divertirse un poco no es malo.

—Para ti, pero ahora gracias a eso siento lo que siento. No puedo decirte que quiero ser tú novio, tampoco que te amo o que quiero casarme contigo porque no es así. Solamente me gustas, y si no lo decía hoy, tal vez perdería cualquier oportunidad que hubiese.

—Vaya.— me quedo muda, parecía sincero.

—Ahí está tú respuesta.— sonríe natural.— fue más rápido de lo que creí para ser sincero.

—Está bien, te lo agradezco. Aunque hubiese sido mejor que hubieses contestado con la verdad, no te costaba nada.— bebo de mi agua.

—Me importa un comino si me crees o no, querías una respuesta. Y ahí la tienes. ¿No?

BRAD ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora