Desperté de un salto gritando en plena oscuridad.
Aparté todo lo que me impedía salir corriendo, tenía que escapar o terminaría como una mala broma de vientre de alquiler.
Repartí patadas en plena oscuridad a todo lo que trataba de alcanzarme. No iba a dejar que me tocara.
¡No!
—¡Suéltame! ¡Suéltame!
— ¡Elaia! —, esa voz imponente me paralizó aunque jadeaba por la agitación—, estás en casa, estás a salvo.
Solo entonces alguien encendió una linterna, el aroma a nuez moscada me rodeaba, la calidez que tanto conocía me envolvía como un chaleco salvavidas.
Kaled me había rodeado con sus brazos en cuanto intenté salir corriendo, por un instante, pensé que era el saiyajin o cualquier otro.
Ese lugar me hizo reconocer que las películas sin ficticias y la realidad mucho más cruda.
—Estás con nosotros, —susurró al notar que mis forcejeos iban disminuyendo—, soy Kaled, soy yo.
La luz de una lámpara artificial reemplazó la linterna, los pichones estaban a mi alrededor, excepto Rojo, él observaba con resentimiento desde una esquina, para variar.
— Fue un mal sueño —me dije encontrando alivio, aunque todo había parecido tan vívido, tan...— no fue real.
La seriedad de todos aplastó mis falsas esperanzas de querer abrazar la negación.
— Lo bueno de todo, es que tenemos tu ropa.
Eann recibió un cocacho de parte de Zachary, el resto rio rompiendo la tensión; mi mirada se dirigió hacia el solitario lugar de Rojo y no pude evitar recordar los sucesos anteriores a mi rescate. Había sido abandonada y ya no veía a Rojo como alguien confiable.
No me moví de los firmes brazos de Kaled.
— No me mires así —rezongó Rojo.
Juro que no quería juzgarlo, solo sentí que me había abandonado, si él no hubiese desaparecido como lo hizo, no hubiera tenido que encontrarme con Jimy.
No hubiera pasado por esa terrible experiencia.
— Cuando volví te vi con ese humano, pensé que volverías con él, se comportaban muy cercanos y no iba a retenerte si tenías a alguien más en quién confiar.
Bajé la mirada a las fuertes manos de Kaled que envolvían mi cintura con ternura, Rojo tenía razón, Jimy se había comportado como si le importara, al principio.
La confusión se apoderó de mi mente, era muy probable que solo buscara a quien culpar por mi mala suerte.
— Lo siento —dije sin verlo a los ojos, tenía todo en carne viva y no tenía a nadie a quien culpar y moler a golpes. Si tuviera a Jimy frente a mí, lo molería con ayuda de las latas de conservas al estilo Mirai Nikki.
— No sientas nada, fallamos en cuidar de ti —Kaled me despeinó volviéndome a recostar—, descansa en lo que se sirve la cena.
Asentí con la cabeza gustosa de estar a su lado de nuevo.
— Ujagar, encárgate —ordenó gruñón como siempre.
— Ahora mismo, amo.
Una bota le cayó a Ujagar en la cabeza mientras salía y así empezó el barullo de insultos y jergas; momento propicio para darme cuenta de que tenía la enorme camiseta de Kaled encima y nada más, literal.
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Despertar | Choque de Mundos [Completo] Libro 1
FantasyElaia tiene un curioso defecto de nacimiento que la hace casi única: su sangre puede volverse azul. Como parte de ese club exclusivo, ella pensará que forma parte de una curiosa falla genética que no tendrá la menor importancia para su día a día; s...