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Pasamos algunos días más aislados del mundo.

Antes de que pusieran a prueba el accionamiento de la compuerta que habían creado estos locos pichones.

Yo aún me sentía un poco fuera de lugar.

— Solo con piedra y maderas —exclamó Eann henchido de orgullo.

Una sombra ingresó entre el humo, la luz del sol que entraba con fuerza cegándome, Kaled lo retuvo antes de darle un cocacho con el puño.

—¿Tenías que tardar tanto? —para nuestro alivio era Zachary, quien lo ignoró frotándose la cabeza buscando por la cueva.

— Mi bebé, no veo a mi bebé. —Ezra saltó a su lado y fue ignorado— Tú no, ya eres estorboso. —Eso nos confundió un poco— ¡Bebé! —exclamó Zachary localizándome con su mirada, luego me apretó en un horroroso abrazo de oso, estaba todo apestoso a demasiadas cosas para mi gusto, por suerte alguien lo alejó de un tirón—. Está bien, ya lo entendí, ¡Hay! Mierda, eso duele pichón —empezó a sisear maldiciones.

— ¿Estas bien? —le pregunté llamando su atención de nuevo.

— Sí, vi el helicóptero rondando cuando volaba cerca del acantilado, pensé lo peor —aclaró revisando el lugar— No sabía si ellos habían volado la cueva o ustedes lo habían hecho al escapar, estuve estos días haciendo guardia afuera con un par de amigos. —Kaled le lanzó improperios en su lengua—. Me deben la vida, así que no hay problema y yo sé donde duermen. —sonrió furtivo—. Vivimos en un palacio señores —lo dijo con cierta ironía.

— En serio, papá ¿No diferenciaste si estaba hueco? —Ezra se veía tan sorprendido como yo.

— No —dijo muy franco—, lloré de alegría al saber que te había extirpado con éxito, fue un ratito, luego pensé que debería haber gran cantidad de escombros —explicó recordando—, no había mucho y la pared era muy lisa—no sabía si creerle lo primero, era muy probable que estuviera maldiciendo a su hijo por no defender el fuerte—. No veo a Ỳổn.

El silencio sepulcral lo unió a la fiesta de 'Romperle la cara a Ion', era interesante como se sincronizaban muy bien sin preguntar.

............ ∞ ............

Estábamos descansando luego de tragar cierta cantidad exagerada de Duraznos en almíbar, sé que había sobrepasado la cuota de azúcar y nos acercábamos, o al menos yo, a un coma diabético; fuera de eso, supongo que ayudó a mi mente adormecida a pensar un poco en papá, mamá y Nico, ninguno de los tres se parecía a mí y mi sangre tenía una seria cantidad de color azul que antes no había notado, razón por la cual no se me había puesto como donante de órganos o sangre.

Si mis padres estuvieran aquí podría haber preguntado, pensé. Sospechaba que ni siquiera hubiera pensado en eso, puesto que hubiera dejado atrás a estos maravillosos guerreros a pedido de mis padres; ahora no me atrevería a decidirme por uno u otro...

— Elaia —el tono firme de Kaled me hizo suspirar, gran error, él no debía darse cuenta que andaba como adolescente ilusionada a su alrededor.

¿Qué hago?

Ponerme nerviosa no le gustó ningún tanto— ¿Entiendes que eres un miembro de la familia? —Kaled me estiraba las mejillas, era muy perverso— ¿Por qué no sonríes?

— ¡Duede, duedeeee! —me quejaba con lágrimas en los ojos, él me estaba reprendiendo al verme taciturna, no era mi culpa, tenía todo en carne viva.

— No escuché arrepentimiento ahí. —Ujagar metió cizaña, para variar. El resto se atrevió a apoyar mi castigo dejándome luchando sola contra el ataque de Kaled.

Despertar | Choque de Mundos [Completo] Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora