- Kaled -

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Tenía que silenciar a Ỳổn para siempre.

Elaia cayó sumida en un sueño profundo, incluso Alec se mostraba extrañado por eso—. En serio, no inyecté nada aún. —ella había perdido el conocimiento por una fuerte impresión.

El resto observaba en silencio a una dormida Elaia, ella ni siquiera se movía como lo hacía por las noches, el exceso de calor no la importunaba y el ruido no la despertaba.

— Kaled, será mejor llevarla con Graham —la burda insistencia de Ỳổn me estaba agotando la paciencia—, ella no es una mascota, tiene necesidades y aquí solo está rodeada de extraños.

— Déjala dormir, es lo que necesita —sospechaba que no se trataba de un desmayo normal. No pensaba llevarla con el regente de esta zona y darle un farol.

Él también la buscaba por algún nefasto fin.

Entre los nuestros hablaban demasiadas cosas sobre una princesa perdida que había llegado a este mundo para colonizarlo en nombre del Alto, era mejor no asustarla con eso.

Graham llevaba viviendo milenios en este mundo, incluso desde antes que todo cambiara a favor de los humanos, él mismo me había consultado si en verdad teníamos a una princesa imperial con nosotros, no tenía que decir su fuente, me bastaron las acciones de Ỳổn.

Este episodio me deja con más dudas sobre su permanencia en el equipo.

............ ∞ ............

Los días fueron pasando, hice rotar a los pichones en las labores diarias; preferí no moverme de su lado, esta vez ella me necesitaba.

— ¿Crees que despierte? —Alec era sincero en su preocupación, ni siquiera yo mismo podía responder a eso—. Sé que lo estás pensando, y si tú no la besaste ese día... los síntomas son muy similares —dudó en continuar—, Ỳổn podría haberlo hecho, si bien no admite nada aún y como Elaia...bueno, podrías hurgar en sus memorias.

Compartí una larga mirada con él.

— Eso no tiene nada que ver.

Quizás sí sea mejor llevarla con Graham, él estaba, después de todo, trabajando en un antídoto en colaboración de una humana para combatir el sello de sueño.

Los guardas que llegaron al mismo tiempo que nosotros no habían previsto traer suficientes antídotos con ellos.

Nadie pensó que estaríamos atrapados en este mundo sin acceso a nuestra tecnología.

— Piénsalo Kaled —dijo antes de ir al baño.

Acomodé los cabellos de Elaia tras su oreja, su cuerpo se mantenía tibio, como una angelita que había sucumbido al sello del sueño.

Sus labios estaban lozanos, ella tenía la costumbre de morder sus labios cuando pensaba, deberían haber estado resecos si fuera un coma humano.

Antes de permitir dejarla ir me incliné hacia ella y tomé sus labios en una silenciosa caricia.

Tibia.

Ella estaba tibia y solo parecía que había cerrado los ojos. Una misteriosa brisa nos envolvió.

Un par de ojos color citrino me devolvieron la mirada.

—Imposible...

Lo siguiente que supe, es que abrí los ojos como si me hubiera quedado dormido a su lado, el resto pareció despertar también, se hallaban alrededor.

No tenía explicación alguna y ninguno dijo nada, como si de un momento a otro, a todos nos hubiese dado sueño y no lo recordáramos.

Era imposible decir si era cierto lo que había visto, Elaia tenía los ojos verdes como nosotros, eso era algo que siempre pasábamos por alto.

Solo la familia real podía cambiar el color de sus ojos a un tono citrino. Y del Alto solo se conocían dos hermanas desaparecidas, él no tenía prole o amantes. Su lívido destinado a la guerra.

—Kaled, pensé que yo era el siguiente vigía.

Me giré hacia Zachary, se tallaba los ojos mirando el reloj de su muñeca.

—Imposible.

Eran las dos de la mañana, había estado fuera de combate por más de dieciocho horas y no lo recordaba.

Despertar | Choque de Mundos [Completo] Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora