Yon

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Todo se estaba normalizando en este maldito mundo.

En la ciudad ya no reinaba la desolación absoluta, los habitantes que habían huido hacia otros lares más seguros empezaron a retornar cuando la restauración de la ciudad comenzó; por otro lado, gobernantes, militares y científicos habían unido fuerzas con algunos arcángeles.

Su búsqueda se centraba en una chica casi en sus veinte, con las claras descripciones de un ángel, se decía que era una princesa mestiza y que por sus venas corría la sangre del Altísimo.

Un ser inmortal capaz de arrasar con el mundo entero.

— Ya te lo dije Ỳổn. —Un arcángel examinaba sus uñas atento. Esperaba paciente junto al otro sobre el borde de un edificio de siete pisos—. Si la esclava que tienes no es la que vieron con Kaled entonces, debería ir a verla, ya sabes, para confirmar —su sonrisa resuelta no escondía la ferocidad de su interior, él ansiaba sangre y sobre todo, cazar una jugosa recompensa.

— El estúpido de Kaled y ese guarda se disputaron por una mestiza —aseguré sin gracia—, si quieres obtener a la verdadera princesa, tendrás que ver en ese colectivo, escuché que una ricura muy estirada se escabulló entre ellos. —Miré al otro de reojo—. Y no hay noticias de ese guarda ¿Verdad? —el otro maldijo por lo bajo—. Por eso estoy aquí, soquete.

— Sabía que ese animal había mentido —se preparó para emprender una misión suicida, clavando su atención en un rascacielos ubicado a unos edificios frente a nosotros. El infame giró su rostro para observarme de reojo—. Si te ayudo ¿Qué ganaríamos? —la suspicacia brillaba en sus ojos escarlatas.

— Tú a la princesa, yo la cabeza de Kaled —propuse sin más, el otro sonrió.

— Dime el plan —preguntó interesado.

Yo sonreí mostrando los dientes, con un giro atravesé su garganta con una daga antes de lanzarlo hacia los edificios, en donde un par de guardas salieron de la nada y no dudaron en rebanarlo en el aire.

— Nadie se mete con los guardas.

Limpié la sangre de la daga con la suela de mi bota, antes de saludar a nadie en particular y seguir el rastro de aquella sospecha sobre Elaia.

— Si tuviera una sola mancha en la espalda podría confirmarlo. 

Despertar | Choque de Mundos [Completo] Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora