El nuevo Scorpius

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El expreso de Hogwarts llegó y Scorpius nunca regresó al vagón con Rose y Albus. Se preguntaban a donde habría ido, pero inmediatamente lo vieron discutir con el profesor que recibía a los alumnos. Al parecer, no se había dignado a ponerse el uniforme y lo reprendían por ello. Las clases aún no empezaban y ya el chico estaba metido en problemas. Era un mal augurio.

En la cena Rose no había podido probar bocado. Tenía el estómago revuelto, además, sentía que la gente cuchicheaba a sus espaldas. Probablemente querían confirmar el rumor de que su corto romance con Scorpius Malfoy había terminado. El chico no se presentó en el comedor ese día.

Al día siguiente, al entrar observó que ya se encontraba sentado al lado de Albus, al parecer, ya hablaban entre ellos, era una buena señal. La primer clase del día, era pociones con Slytherin. Así que la calma le duró muy poco a Rose. Se levantó para llegar temprano a clase. Se sentó para leer un poco. El aula se comenzó a llenar de estudiantes poco a poco. Escuchó una voz familiar, que venía entrando al salón hablando con otra voz familiar. No se giró. Aún estaba enojada por lo del tren.

Vio un brazo rodearla por los hombros, pero el dueño del brazo estaba detrás de ella, casi la hace caer de su silla, la pegó a su pecho y le susurró al oído

- Hola ¿me extrañaste?

Y sin darle tiempo a reaccionar, la soltó y siguió caminando. Rose solo murmuró: idiota y siguió leyendo.

No podía negar, que su corazón se había acelerado al contacto con el rubio, pero tampoco podía creer que fuera tan estúpida. Se estaba comportando como un patán, y aún así ella no podía quitarle los ojos de encima. Al parecer, dormir era la actividad favorita del chico, pues al hacerlo en clase, le costó 10 puntos a su casa y al no poder contestar una pregunta, le costó otros 10. Normalmente, sus compañeros ya estarían quejándose en voz alta y amenazándolo o diciéndole squib o algún otro insulto, pero ahora, sólo lo miraban con el ceño fruncido.

Al salir de la clase, recogió sus cosas y salió del salón, cuando pasó a su lado, le guiñó un ojo. El gesto le ayudó a resistir las ganas de tomarlo del brazo y pedirle que hablaran una vez más.

La siguiente clase, cuidado de criaturas mágicas, también la tenían con Slytherin. Ese iba a ser un largo día.

Scorpius estaba detrás del grupo. Nuevamente se estaba durmiendo. Un compañero lo reprendió. Ya habían perdido demasiados puntos por su culpa. De la nada, se le fue a los golpes. Ahora Rose entendía por qué estaba tan lleno de heridas por todos lados, si se enganchaba en pleitos a golpes por cosas tan tontas todo el tiempo, quizá no duraría hasta navidad. Pero la realidad, es que fuera de lo que todos pensaban, el otro chico, a pesar de ser suficientemente alto y fornido, no tuvo oportunidad ni de meter las manos esta vez. Scorpius estuvo castigado por 15 días y Slytherin perdió 50 puntos.

Rose se sentía fatal, no podía creer lo que veía. El chico que antes había sido noble, amable, sincero, optimista, ahora era frío, agresivo, intimidante.

Lo que era peor, de repente, Rose y todos los compañeros lo encontraban en situaciones comprometedoras con diferentes compañeras. La primer sorpresa se la había llevado Albus, al ver un día a Hanna Creevy sentada en sus piernas en un pasillo y comiéndose a besos. También Rose se había sentido fatal, pero había tenido que recomponerse un poco para evitar que Albus le hiciera alguna maldición de lo enfadado que estaba. Lo peor, es que no era solo Hanna, decían que lo habían visto con chicas de Slytherin, de Ravenclaw, incluso con algunas Gryffindor. A nadie le constaban todas las historias, lo habrían visto quizá con una o dos chicas, pero el chisme cada vez era peor. La que más sufría (además de Rose, claro) era Hanna, pues ella lo seguía a todos lados y parecía creer que eran novios. Parecía creer, lo sabían porque un día Helga se había sentado al lado de Albus y Rose que ahora comían juntos en la mesa de Gryffindor

- Albus, Hanna está como poseída por el demonio, ya no sé de que manera pedirle que se aleje de Scorpius y no me hace caso. Dice que es su oportunidad y que no la desperdiciará, pero no deja de llorar y sufrir por su culpa, siempre la está engañando, le ha dicho de maneras horribles que no la quiere, que nunca la querrá y que nunca será su novia y ella sólo no  puede dejar de acecharlo a todas horas, estoy muy preocupada... ella ya no habla conmigo... dice que yo la quiero sabotear... ¡si soy su amiga! ¡he sido su mejor amiga desde primer año!

- Yo te entiendo... - Albus miró al rubio que en ese momento charlaba con 2 chicos y 2 chicas de Slytherin en la mesa, muy entretenidos - a mi me pasa igual con Scorp, es como si ya no lo conociera...

En eso Hanna entró al comedor, en el preciso instante que Scorpius abrazaba a una de las Slytherin con las que platicaba. Los tres chicos la vieron caminar a grandes zancadas, decirle a Scorpius un par de insultos visiblemente alterada y al chico que ni se inmutó y le contestó quien sabe que barbaridad, haciendo a sus acompañantes reír y a Hanna salir con lágrimas en los ojos.

Helga suspiró y dijo

- Debo ir... es mi amiga...

- Voy contigo - dijo Albus

Rose le dirigió al rubio una mirada cargada de furia, que sólo lo hizo reír y continuar con su charla. Ella también salió del comedor. No podía verlo más. Al salir iba tan enojada y sin fijarse que chocó de frente con alguien.

- Ouch, Weasley, ten más cuidado - Ralph Boot sobaba su pecho, el lugar donde la cabeza de Rose le había dado. El chisme del momento (el que no tenía que ver con ella y Scorpius o Scorpius y sus múltiples conquistas) decía que Ralph y Jessica habían terminado también.

- Disculpa Ralph, no veía por donde iba

- ¿Y a donde ibas?

- Sólo a caminar...

- ¿Te acompaño un momento? no tengo ganas de entrar a la boca del lobo - dijo refiriéndose al gran comedor, normalmente, cuando alguien que era blanco de sus chismes entraba, los murmullos no se hacían esperar

- Claro, yo ya tuve mi parte hoy  - dijo ella en tono sarcástico

Caminaron por los jardines un rato. El Ravenclaw siempre le había caído bien a Rose, y desde que él había comenzado su romance con Jessica, ya no habían tenido tiempo de platicar como antes. A Rose le gustó su paseo con el chico, ya que la distrajo de todos sus problemas. Cuando ya estuvo obscuro, regresaron al castillo y se despidieron. Ella caminaba a su sala común, cuando de repente, alguien le tapó la boca y la llevó dentro de un salón. Si no fuera porque Rose reconocería ese olor a menta con hierbabuena a un kilómetro de distancia, el atrevido se hubiera llevado una buena patada donde más le duele...

Una vez dentro del salón, Rose sólo cruzó sus brazos y lo miró desafiante, él también la miraba, pero su mirada estaba llena de rencor

- ¿Y que? ¿también quieres comprobar las habilidades de Boot o solamente estaban poniéndose al día?

Ella resopló enojada e iba a irse, pero él fue más rápido y se interpuso entre ella y la puerta, cuando ella se dio cuenta de su cercanía, comenzó a retroceder, la acción de la chica le hizo gracia al Slytherin, que comenzó a acecharla mientras le hablaba

- Eres mala Rosie... yo que iba a buscarte para terminar nuestro asunto - estiró su mano para tomar la cara de la chica, pero ella de un manotazo se la apartó

- Déjame en paz, tu y yo no tenemos ningún asunto - trató de sonar segura y amenazante, pero la actitud del chico la intimidaba mucho, él no retrocedía

- Tú sabes que no es cierto - dijo ya con la cara a centímetros de la suya.

Levantó su cara para poder besarla, ella no pudo resistirse, sus esfuerzos fueron inútiles. Él la colocó sobre una mesa y comenzó a besar su cuello, a aflojar su corbata, desabrochar sus botones, entre besos y suspiros ella pudo jurar que lo escuchó murmurar

- ¿Qué me pasa contigo?

Ella lo abrazó y le dijo al oído

- Vuelve por favor

Dando un respingo, y aún con la respiración agitada, el rubio se incorporó, por un momento ella creyó ver su antigua mirada, el antiguo Scorpius queriendo salir, pero siendo ahogado por la tormenta negra, recuperando su mirada fría le dijo

- Creo que te estás poniendo sentimental, seguimos otro día

Y se fue dando grandes zancadas y azotando la puerta.

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