El castigo y la boda

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Durante esas vacaciones Rose y Scorpius tuvieron un noviazgo más normal, donde Scorpius iba a casa de Ron todos los días a ver a Rose, al principio Ron no los dejaba solos ni un momento pero luego poco a poco se fue relajando y ya se iba a otra parte de la casa por un rato al menos. Ron no lo quería reconocer, pero el hijo del hurón ya no le caía tan mal, el rubio se las había arreglado para ganarse a Ron, platicando de quidditch con él y ahora la situación entre ellos ya no era tan tensa. De hecho, uno de esos días hasta lo invitó al palco de los Malfoy a ver un partido, Harry, Ginny, James y Lily también fueron invitados, al igual que Albus, así que Rose y Scorpius aprovecharon para interrogarlo sobre Helga y sus padres

— ¿Y qué pasó ya estás comprometido?

— Sí... — sonrió contento — no fue fácil, el padre de Helga no estaba contento, pero finalmente lo aceptó

Los chicos lo abrazaron contentos, pero había algo que los inquietaba y no sabían cómo traerlo a colación

— Al... No quiero empañar tu felicidad ni nada pero... Necesitamos hacer algo, en caso de que la escuela decida... Castigarlos

— Sí... — contestó Albus suspirando — ya lo hemos considerado, de hecho Helga está segura que la expulsarán, yo le he pedido a mi padre que interceda por nosotros, pero además de que no está feliz, dice que ya McGonagall hizo demasiado al no expulsarnos en 4to año, por aquello de que casi cambiamos el curso de la historia, ya sabes

— Pues si... — contestó Scorpius reflexionando — pero precisamente por eso, esto no es nada en comparación con aquello, si pudo perdonarnos esa vez, debería hacerlo esta vez también ¿no?

— Pues eso espero

Los chicos pasaron el resto de sus vacaciones así, separados pero sin dejar de verse todos los días. Al final resultó que Scorpius tuvo razón, y esto les ayudó a ganar puntos con Ron, que ya no tenía tanto recelo con el rubio.

Así, sintiéndose sumamente nerviosos por sus amigos, los chicos regresaron al colegio

La segunda semana de clases, se llevaría a cabo la reunión que decidiría el futuro de Albus y Helga, Harry y Ginny ya estaban en el colegio, la mamá de Helga también, su padre era muggle y por lo tanto, no podía estar presente. Scorpius, Rose y Hanna acompañaron a sus amigos a la entrada de la oficina de McGonagall, los abrazaron, les desearon suerte y se sentaron afuera a esperar.

Después de dos horas de tremenda angustia por parte de los chicos, Albus y Helga salieron de la oficina. Sus caras no eran señal de buenas noticias.

— Nos expulsaron... — dijo Albus cabizbajo y Helga comenzó a llorar

— ¿Qué? — dijeron al mismo tiempo

— McGonagall no quiso hacer una excepción, ni siquiera por mi papá, le dijo que estaría mandando un mensaje equivocado, que si fuera cualquier otro alumno era el protocolo, y que hacer una excepción con el hijo de Harry Potter sería tanto como decir que las reglas no nos aplican, sólo por ser nosotros, no hubo manera de convencerla

— Al, esto es tan injusto, debería haber algo que podamos hacer

— Déjalo Scorp, ella nos permitirá presentar los EXTASIS junto con ustedes, así que sólo significa que debemos estudiar por nuestra cuenta, no que no concluiremos nuestra educación

— ¡Pero es injusto!

— Piénsalo bien Rosie, rompimos las reglas, tenemos que lidiar con las consecuencias

— Y.. ¿Cuándo?

— Ahora mismo...

Los cinco bajaron sus cabezas, Caminaron a la sala común de Hufflepuff, esperaron a que Helga sacara sus cosas. Hanna la acompañaba y ambas lloraban abrazadas

Después Albus y Scorpius entraron en las mazmorras y sacaron las cosas de Albus, los cinco caminaron en silencio hasta la oficina de McGonagall, ahí los esperaban sus padres, los chicos se abrazaron y lloraron, finalmente Albus y Helga se fueron con sus padres.

Desde ese día las cosas no volvieron a ser igual. Scorpius extrañaba mucho a su amigo y ni siquiera Rose lo pudo animar. Le escribía a su amigo cada semana y aunque él le aseguraba que estaba bien, el rubio notaba que también él estaba triste.

La única noticia que los animó fue que la boda de los chicos se llevaría a cabo en San Valentin, en lugar de hacer su habitual excursión a Hogsmeade ese día, los chicos se aparecerían en la madriguera para acompañar a sus amigos en la ceremonia. Rose tomó a Lily de la mano y Scorpius a Hugo, Hanna iba sola, y los 5 llegaron a la fiesta.

Scorpius inmediatamente fue a buscar a Albus, se abrazaron contentos y Albus comenzó a danzar nervioso, pero el rubio lo pudo distraer con más o menos buen éxito hasta que se llegó la hora. Scorpius era el padrino de Albus y Hanna la dama de honor de Helga, ambos caminaron detrás de Albus, Harry y Ginny y se colocaron en sus lugares a esperar la entrada de la novia.

Helga llegó acompañada de sus padres y luciendo muy hermosa, su vestido la hacía parecer como un ángel, los nervios de Albus desaparecieron en cuanto la vio y por fin pudo respirar y sonreír. Se tomaron de las manos y la ceremonia se llevó a cabo.

Hanna y Helga lloraron emocionadas y Scorpius y Albus se burlaban de ellas como cuando estaban en la escuela, los cuatro se abrazaron y estaban sumamente felices.

La fiesta fue muy divertida y le dio a Scorpius la oportunidad de conquistar a los Weasley con sus modales de príncipe y su buen humor, esta experiencia le había hecho pensar en su propia boda y lo feliz que sería cuando por fin hiciera a Rose su esposa. Por un momento sintió envidia de Albus, que ya estaba felizmente casado con el amor de su vida y se encontró una vez más reflexionando qué hubiera pasado si Rose no hubiera tomado precauciones, ¿estaría ya casado con Rose? ¿Vendría ya un hijo de ellos en camino? Suspiró melancólico pero miró a Rose que charlaba animada con Hanna y con una de sus primas, ella se veía feliz, él deseaba verla siempre así, para ello él mismo debía tener buen ánimo, así que decidió que a partir de ahora, ya no estaría triste por Albus, él estaba bien, solo hacía falta mirarlo abrazando a su esposa feliz y lo sabía.

Cuando la fiesta terminó, los cinco chicos volvieron a Hogwarts, ya más tranquilos por ver a sus amigos, felices, juntos y bien.

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